Abril 2007-2017: Del EBEP al CORA y de Zapatero a Rajoy
Por Luis Barbado*.-Tal día como hoy, el 12 de abril de 2007
el Congreso de los Diputados ponía fin a la tramitación de la Ley 7/2007, por
la que quedaba aprobado el Estatuto del Empleado Público, el EBEP. El día
siguiente veía la luz el texto en el BOE.
Jordi Sevilla y su sucesora en el MAP Elena Salgado |
Aunque el articulado de la ley ya omitió parte de esas
recomendaciones de los expertos, dejaba mucho margen para el desarrollo
reglamentario, bien por el propio gobierno o a través de los respectivos parlamentos
autonómicos con competencias en la materia.
En
todo caso, la norma se acogió en un primer momento con cierto
optimismo entre la función pública porque -además de incluir generosos permisos
para los empleados públicos- era la primera vez que se hacía referencia al
personal directivo, a la evaluación del desempeño, al código ético, etc.
También se introdujeron algunas fórmulas para mejorar la gestión de RRHH como
los nombramientos temporales y la posibilidad de jornadas reducidas, aunque aún
siguen infrautilizadas. En el apartado sindical se reforzó su capacidad
negociadora pero a la vez se eliminaba a sindicalistas y a políticos de
los tribunales de selección para reforzar su independencia y profesionalidad.
Aunque nunca se hicieron públicas las diferencias
con el ministro, parece que el presidente Zapatero no consideró prioritario el
desarrollo del EBEP y Sevilla tuvo que abandonar precipitadamente el gobierno
tres meses después de sacar adelante la ley. El hecho trajo como resultado
que su desarrollo quedó aparcado en el despacho de su sucesora en el MAP, Elena Salgado,
y nunca más se supo. Más tarde hubo nuevas elecciones, las de 2008,
y al poco tiempo llegó la crisis económica y los recortes -entre ellos una
rebaja de sueldos- que pondrían punto y final al gobierno de Zapatero en
2011.
De Zapatero a Rajoy
Tampoco el nuevo gobierno de Rajoy a
partir de 2011 hizo mucho por cambiar el status quo de la función pública. Olvidado el desarrollo del EBEP,
siguieron los recortes, sobre todo de empleo público temporal, que afectó sobremanera al
personal interino de sectores clave como la enseñanza y la sanidad. Como
alternativa, desde octubre de 2012 el gobierno puso en marcha la Comisión para
la Reforma de lasAdministraciones Públicas (CORA), liderada por la vicepresidenta Soraya
Sáenz de Santamaría, que más que afrontar cambios profundos focalizó su trabajo
en realizar un completo y meritorio inventario del entramado de las
instituciones públicas existentes (fundaciones, empresas públicas, consorcios,
mancomunidades e incluso “chiringuitos varios”.), poniendo coto a esa administración paralela-duplicada
y engordada durante años tanto en la AGE como en el resto de las
administraciones territoriales, en parte para obviar el encorsetado
procedimiento administrativo y la voluntad de esquivar los controles públicos
sobre la contratación de bienes y personas.
Aparte de "podar" y racionalizar algo ese tupido entramado institucional y agilizar algunos
procedimientos, sobre todo gracias al desarrollo de la administración
electrónica, durante los años duros de la crisis -entre 2011 y 2015- se congeló la reposición de los
efectivos jubilados que en la práctica conllevó un recorte y envejecimiento de
las plantillas públicas que supuso un nuevo handicap para la mejora de los
servicios públicos.
A día de hoy, diez años después, nos
encontramos que la propia Ley 7/2007 pasó a mejor vida en 2015, renaciendo a
través del RDL 5/2015, de 30 de octubre, que
aprobó el texto refundido
del EBEP, dejando las cosas como estaban a nivel normativo.
Aparte de languidecer la propia
comisión CORA por falta de impulso político del mismo
gobierno que la creó hace menos de cinco años, los problemas de la función
pública española -con casi 2,5 millones de empleados públicos- siguen ahí esperando que
alguien de un paso al frente y les de una vuelta. Mejor por consenso para evitar el fiasco que supuso la reforma local. A estas alturas, del
ministro Cristobal Montoro, con varios años de responsable de la
cartera de Hacienda y Función Pública, no se espera que vaya a
sorprendernos con medidas modernizadoras profundas.
El último problema puesto sobre la mesa
trata sobre el escandaloso tema del personal temporal, que afecta a un alto
número y porcentaje de empleados públicos. El asunto se quiere corregir con
una ambiciosa y generosa OEP durante los próximos años, pero no tanto por poner fin a eso
niveles de interinidad sino para eludir las consecuencias de una sentencia
europea que no admite esa dualidad tan española que permite dispares derechos
para los trabajadores según tengan contrato o nombramiento temporal o indefinido.
En éste y otros asuntos que afectan a los ciudadanos, las imposiciones de las
instituciones europeas a los sucesivos gobiernos y parlamentos han sido muy
bien acogidas por más que en otros quizás hayan defraudado.
Seguramente se dará un paso adelante si
se pone fin a esta situación de precariedad laboral de nuestras AA.PP, incluso
a los temporales del sector privado, pero a la vez abre otro debate y es el del
propio modelo de la selección a través de las convencionales oposiciones, que resultan
caras, clasistas y endogámicas en algunos casos, y
escasamente eficaces casi siempre para seleccionar a los mejores empleados
públicos a partir de los principios de igualdad, mérito y capacidad. (Ver
entrada reciente al respecto)
En éste, como en otros aspectos de la
gestión pública se echa en falta un mayor nivel de profesionalidad e independencia de los directivos públicos, espacio que ahora invade o coloniza la
política, bien a través de
su personal de confianza directa, con sus asesores y con nombramientos
discrecionales de cargos públicos y directivos, o de forma indirecta con la proliferación de
nombramientos de libre
designación. En términos
generales acaban actuando
al servicio de los partidos políticos gobernantes que les nombran frente a los intereses generales, que frecuentemente no suelen ser
coincidentes como lo demuestra el alto nivel de preocupación ciudadana hacia la corrupción existente en nuestras administraciones públicas.
Luis
Barbado*.- Es
funcionario de carrera. TAE de RR.HH y editor del blog Gestores Públicos.
@gestorespublico
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