lunes, 23 de enero de 2017

Hacia el nuevo empleado público digital

"La digitalización del puesto de trabajo del empleado público llevará de la mano un significativo cambio cultural: la transformación digital implica una nueva manera de colaborar, de relacionarse, y una forma diferente de realizar gestiones tradicionales"

Belen Espejo.- Blog A un Clic de las Tic.- La transformación digital es algo que preocupa a las organizaciones españolas y está acelerando la toma de decisiones tecnológicas en la mayoría de ellas. Según el último estudio de Gartner sobre la transformación digital, del que escribía una compañera, en 2015 las empresas de nuestro país invirtieron un 2,8 por ciento más en crecer y un 3,2 por ciento más en transformarse que la media internacional.

Pero si la transformación digital es una oportunidad para todas las organizaciones, para las administraciones públicas puede suponer una disrupción aún más significativa, ya que les permitirá:

Incrementar la eficiencia, mediante el uso de herramientas y metodologías que reduzcan el coste de la gestión.

Mejorar la eficacia y la productividad. El hecho de que faciliten el trabajo de los empleados públicos redundará en un mejor servicio al ciudadano.
Acceder a un modelo de gestión más coordinado e integrado, que tenga como eje la perspectiva del ciudadano.

Proyectar una imagen renovada a la sociedad, más moderna e innovadora, acorde a los nuevos tiempos.

Las administraciones públicas ya han dado algunos pasos importantes hacia la transformación digital. Ejemplos de ello son la gestión electrónica de ciertos trámites, la consolidación de la información personal disponible en los distintos organismos y las nuevas facilidades en el acceso a la información. Se ha avanzado mucho en la digitalización de la relación con el ciudadano, pero queda camino por recorrer en la transformación del factor humano: los empleados de la administración pública. Y precisamente el empleado público es la pieza clave de la transformación digital: cualquier proyecto de digitalización que no tenga en cuenta sus necesidades y atienda únicamente a las posibilidades que ofrece la tecnología, corre un alto riesgo de  fracasar. Estas necesidades son diferentes para cada tipo de empleado, si bien hay algunas en común: el empleado público digital debe estar siempre conectado, debe poder acceder desde cualquier momento y lugar a la información relevante y debe disponer de herramientas de colaboración.

La transformación digital del puesto de trabajo favorece la aparición de diferentes escenarios tecnológicos y nuevas formas de hacer las cosas, y para la administración pública supone también la indudable oportunidad de implantar un nuevo modelo cultural, en el que se consoliden valores tan importantes como la agilidad y la transparencia, y que esta nueva imagen sea, además, percibida y valorada por la sociedad a través, no solo de un nuevo modelo de atención al ciudadano, sino de una nueva conceptualización de las oficinas y espacios físicos y, por ende, de una nueva cultura corporativa.

Transformación del modelo de trabajo en la AAPP. 
La digitalización del puesto de trabajo del empleado público llevará de la mano un significativo cambio cultural: la transformación digital implica una nueva manera de colaborar, de relacionarse, y una forma diferente de realizar gestiones tradicionales. La movilidad, la virtualización y las nuevas herramientas de colaboración aportan nuevas posibilidades al trabajo cotidiano. Como se recoge en el informe de PwC “Administración 2033. La Administración invisible”, del que escribiré próximamente, la transformación digital en las AA.PP supondrá un cambio de paradigma: veremos proactividad, disponibilidad 24×7, una nueva cartera de servicios, su impulso al desarrollo económico y social y de ecosistemas de innovación, fomentarán el talento y liderazgo de sus profesionales, estarán centradas en resultados y tendrán realmente en el centro al ciudadano…

Pero para que esta transformación digital sea una realidad, la Administración pública debe seguir reinventándose y será necesario accionar ciertas palancas en el corto plazo. Quizá una de las más relevantes sea la capacitación tecnológica de los empleados públicos que deben ser capaces en poco tiempo de adquirir competencias digitales para interactuar con la tecnología (por ejemplo: manejar entornos multidispositivo, utilizar nuevas aplicaciones y herramientas de colaboración, controlar escenarios de autogestión, etc.). La adquisición de estas habilidades será un importante reto para las administraciones públicas, un entorno en el que no solamente conviven empleados de muchas y muy diferentes generaciones (nativos y no nativos digitales), sino donde la formación se imparte de manera desagregada.

Todo ventajas
Para que las administraciones públicas puedan aprovechar al máximo las ventajas de la transformación digital deben estar preparadas para tomar decisiones tan relevantes como el rediseño de sus procesos, que deben adaptarse a un nuevo modelo digital, y deben estar listas para abordar los retos de seguridad que supone abrir ciertos entornos de colaboración o llevarse infraestructuras y aplicaciones a la nube. Pero tal vez una de las decisiones más importantes afecte a los actuales modelos de inversión y contratación, que deben cambiar para facilitar la contratación de servicios end to end centrados en la experiencia de usuario, en lugar de la compra de proyectos “por piezas”. Un ejemplo es la compra pública innovadora.


Detrás de esta estrategia de transformación no puede haber otro objetivo que prestar un mejor servicio, más eficiente, ágil y que aporte mayor transparencia a la sociedad. Las nuevas tecnologías deben servir de puente entre los empleados públicos y los ciudadanos, ayudar a flexibilizar los modelos de atención y a derribar las barreras culturales que desde hace años arrastran las administraciones públicas.

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