jueves, 15 de noviembre de 2018

Donde vas, Poder Judicial, dónde vas triste de ti

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Por José Ramón Chaves. De laJusticia.com .-  Leo la sencilla pero clara y convincente Carta abierta a la carrera judicial, de Segundo Menéndez, magistrado del Tribunal Supremo de bien ganado prestigio y sensatez, y creo que merece la pena recomendar su lectura.

Aquí la tenéis completa con algún comentario de cuño propio.

Estimados compañeros y compañeras:

Es ahora, no mañana, cuando debemos reaccionar exigiendo un nuevo sistema, unas nuevas actitudes en relación con la renovación de nuestro órgano de gobierno [el Consejo General del Poder Judicial] y con la elección de su presidente, que lo es también -por mandato constitucional- del Tribunal Supremo.

Adelanto sinceramente que no soy partidario de que nosotros elijamos a los 12 vocales de procedencia judicial del Consejo. Lo que pido vehementemente son otras cosas.

Para los grupos parlamentarios, que no olviden que el artículo 123.2 de la Constitución ordena que el presidente del Tribunal Supremo sea nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judicial. Por ende, que tengan claro que su manifestación, exteriorizada sin sonrojo, de haberse puesto de acuerdo en quién será el próximo presidente, no deja de constituir una injerencia contraria a la Constitución.

Para los futuros vocales, que cumplan lo ahí ordenado, proponiendo ellos al presidente, sin obedecer -sumisamente- un ilícito mandato de aquellos grupos.
Para el futuro señor presidente, que tenga el arrojo de rechazar su cargo con fundamento, sin más, en la ilícita injerencia de aquellos.

Para el futuro Consejo, que interiorice que su función primordial es proteger la función jurisdiccional ejercida con rectitud, valorando ese mérito como principal, y desvalorando a quien la ejerza con falta de atención al litigio y al imperio de la Ley.

También para el futuro Consejo, que con seriedad y si es necesario con aplomo, defienda ese modo de ejercicio, proporcionando al juez la seguridad de que su actuación en esa línea será protegida por encima de otras consideraciones.
Otra vez para el futuro Consejo, que reaccione con claridad, sin palabras vacías y frente a todos, ante toda injerencia o descrédito carente del más mínimo fundamento.

Pero, ¿cómo podemos reaccionar nosotros si nada de esto va a ser posible y si -según las últimas noticias- se van a reproducir las actitudes que ya hemos visto en todos los Consejos anteriores, desde su constitución hasta su cese?

Debemos hacerlo con respeto a las personas, desde luego, pero expresando día a día y siempre que haya ocasión, sin tibieza y con claridad, que los grupos parlamentarios, los vocales, el presidente y el Consejo olvidaron y olvidan con esos comportamientos claros mandatos constitucionales, inherentes a todo Estado de derecho que lo sea realmente.

Mercadeo
Asumo la Carta, pero falta que la lean quienes tienen el deber de cumplir la Constitución, los políticos que participan del impúdico mercadeo. Falta que se la crean y falta que la cumplan.

Me gustaría recordar a todos los que juraron sus cargos públicos, que está incluido el acatamiento de la Constitución y que sus mandatos no son consejos de hoja parroquial, ni mera cortesía, sino lo que es la voluntad de todos los españoles.

Que exista un Consejo General del Poder Judicial independiente, que sea elegido sin burdos amaños, y que ese Consejo “sano” elija el Presidente del Supremo, sin poner el carro delante de los caballos… ¿Qué parte no se entiende de la Constitución cuando dice que “El Presidente del Tribunal Supremo será nombrado por el Rey, a propuesta del Consejo General del Poder Judicial”?... Claro que quizá se impone una corrección de errores del texto constitucional para entenderlo, de manera que donde dice Consejo General del Poder Judicial, debiera decir, “políticos impúdicos”… y entonces lo entenderemos todos: El Presidente del Tribunal Supremo será nombrado por el Rey, a propuesta de políticos impúdicos.

No cuestiono el prestigio del pronosticado Presidente del Supremo ni de los cantados vocales del Consejo General del Poder Judicial, pero creo que las formas importan (nada de poner el carro delante de los bueyes), sobre todo cuando esas formas las impone la Constitución y cuando tras esas formas están importantísimas garantías de la Justicia que queremos.

Cuando era niño en vísperas de los Reyes Magos mis padres aseguraban a todo el mundo que me traerían un juego de química, pese a que yo no lo había pedido y ni siquiera había escrito la carta, aunque con candor infantil confiaba en que era el niño el que pedía y después los Reyes Magos, si podían lo traían.  El pronóstico se cumplió y dejé de creer en los Reyes Magos. Espero que no suceda igual en la Justicia.

No sé como se conseguirá echar a los mercaderes del Templo pero lo que es seguro es que la Justicia tiene muchísimos problemas, necesidades y no es infalible. Y para resolverlos no es un buen comienzo que presidente del Supremo y miembros del Consejo General del Poder Judicial sean objeto del “monopoly” de algunos partidos. 

El pecado original de nombramientos partidistas traerá consecuencias a la Justicia, más de las oportunamente denunciadas por voces autorizadas. Como decía el cardenal Hélder Cámara“si el primer botón de la sotana lo abotonamos mal, todos los demás irán mal”.

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