Solo parece que existe castigo contra la corrupción en las urnas cuando los medios de comunicación asumen el papel difusor de comportamientos poco éticos de los cargos electos de los ayuntamientos
Varios autores* Blog Nada es Gratis.- La corrupción política es un grave problema de España. Eso es evidente. No solo lo es para la economía (trabajos seminales como el de Mauro, 1995, confirman la relación inversa entre corrupción y crecimiento económico), sino la propia población española así lo considera (véase las encuestas del CIS)
Varios autores* Blog Nada es Gratis.- La corrupción política es un grave problema de España. Eso es evidente. No solo lo es para la economía (trabajos seminales como el de Mauro, 1995, confirman la relación inversa entre corrupción y crecimiento económico), sino la propia población española así lo considera (véase las encuestas del CIS)
El problema de la corrupción política local se
sostiene, al menos, por dos factores: de un lado, porque la clase política en
este país no se selecciona mediante un sistema meritocrático (al contrario que
el acceso a la función pública, aún a pesar de las deficiencias que también
presenta y que han sido analizadas aquí, aquí o aquí).
Y por otra parte, y quizás la más relevante, debido a que
quienes deben sancionar este tipo de corrupción mediante el mecanismo del voto
(puesto que el verbo dimitir no se sabe conjugar entre la clase política
española), lo hacen de forma poco ejemplarizante o, incluso, premiando el robo
gracias a la fidelidad de los votantes (véase Jiménez y
García, forthcoming). Solo parece que tal castigo es algo menos laxo cuando
los medios de comunicación asumen el papel difusor de tales noticias, como
obtuvieron Costas-Pérez
et al (2012).
En este poco halagüeño contexto, nos hicimos la pregunta de
si existe la posibilidad que la corrupción política local se “contagie”. Este
tipo de análisis de los “contagios” provocados por las interacciones sociales
se usa de forma más habitual en economía de la salud (contagio de la
obesidad y del tabaquismo, principalmente) o en el estudio
de los ratios de crímenes.
En nuestro caso, pretendíamos dar respuesta a: ¿hay más
probabilidad de que la persona que ocupa un cargo político en mi municipio sea
corrupto si el vecino (político) lo es? Esto es, ¿hay un efecto imitación en la
actividad ilícita?
Además, dada la estructura de los datos, el análisis se
seccionó en función de cuándo se cometió el delito y cuándo se detectó, con lo
que pudimos atender a una pregunta más: si descubren un caso de corrupción en
un municipio vecino, ¿la probabilidad de acusación por parte de la Justicia en
mi municipio será mayor?
Base de datos y metodología
El análisis empírico está formado por todos los municipios
con población superior a 1.000 habitantes en España (3.413), para los que
obtuvimos tres tipos de datos:
Casos de corrupción política local.- Dada la inexistencia de
bases públicas de casos de corrupción, el trabajo utilizó la información
aportada por Jiménez y García (forthcoming). Disponemos de todos los casos de
corrupción local con imputación en España, para el periodo 2000-2011 (ambos
años inclusive).
Características municipales.- controlamos fundamentalmente
por población, base imponible bruta del IBI, densidad poblacional e índice de
actividad económica.
Variables geográficas.- creamos dos matrices. Una de ellas
con valores binarios, solo para controlar si un municipio es limítrofe con
otro; en la otra matriz calculamos la distancia entre los centroides de cada
municipio. Ambas se crearon con bases de datos georeferenciadas de SIG.
La distribución geográfica de los casos se puede ver en los
siguientes gráficos. Las Figuras 1 y 2 recogen los más de 200 casos
contabilizados, en función del año que fueron cometidos los delitos.
Figura 1: Casos de corrupción en función del año que fueron
cometidos
Figura 2: Casos de corrupción en Canarias en función del año
que fueron cometidos
Fuente: Elaboración propia a partir de Jiménez y García
(forthcoming)
Tanto en el análisis gráfico como mediante la aplicación de
la generalización del Test de Moran, se observa que existe correlación espacial
entre los municipios donde se han dado casos de corrupcion local. Las
estimaciones con modelos econométricos infieren y evalúan la situación a partir
de este descriptivo inicial.
No obstante, el efecto espacial puede ser motivado por: 1)
La organización de la justicia por distritos; 2) un contexto social y económico
común a nivel municipal; 3) Verdadera interacción entre corruptos.
La opción 1) la descartamos por la existencia de una oficina
nacional anti-corrupción. La 2) está minimizada al controlar por provincias en
nuestras estimaciones. La 3) es la que tratamos de estimar, y es el efecto
emulación.
Los resultados
La literatura sobre el efecto “contagio” de la corrupción se
ha aplicado a nivel país y utilizando únicamente la adyacencia (ser vecino)
como variable geográfica (véase Becker
et al, 2009; o Seldadyo
et al, 2010).
Como adelantamos, por razones analíticas identificamos
separadamente el “efecto contagio” del “efecto acusación”. El primero es el
relativo a que ser corrupto sea contagioso. El segundo a que la Justicia sea
capaz de detectar más probablemente a corruptos vecinos.
Aplicamos tanto un modelo de corte transversal como, y es el
más relevante, una estimación con variables instrumentales de datos de panel
dinámicos en primeras diferencias, siguiendo a Arellano y Bond (1991). Los
principales resultados se recogen en la Tabla 1, donde lo importante es el
signo y significatividad estadística de la variable Neighbour accused: en
los seis modelos es significativo y positivo.
Fuente: Elaboración propia.
Estos resultados implican, caeteris paribus, dos efectos: De
un lado, cada municipio vecino corrupto que tenga un ayuntamiento aumenta la
probabilidad que se haya generado un caso de corrupción en el municipio en un
3,1 por ciento. Por otra parte, por cada municipio vecino que haya sido acusado
de corrupción, aumenta la probabilidad de ser acusado en un 6,7 por ciento.
El trabajo, si bien tiene limitaciones atribuibles a los
datos, ofrece resultados suficientemente contundentes como para sustentar
la idea de la existencia de un comportamiento espacial geográfico de la
corrupción y, en consecuencia, para orientar la asignación de recursos públicos
en juzgados, policías y agentes supervisores en orden a generar la externalidad
positiva de prevenir nuevos casos de corrupción. Además de detectar y perseguir
los ya cometidos, ya que las urnas no lo ejercen con suficiencia.
Basado en: Danger: local corruption is contagious!, López-Valcárcel, B., Jiménez, J.L. and Perdiguero, J. Journal of Policy Modelling. Forthcoming. (en imprenta, puede verse una versión previa aquí)
No hay comentarios:
Publicar un comentario