Por Irina Fernández. blog La Agenda Pública.- La
conciliación de la vida familiar y laboral es aún una cuestión no resuelta en
España. Aunque el problema es complejo, en parte deriva de la falta de corresponsabilidad
en los cuidados, que recaen en mayor medida en las mujeres.
Sin embargo, los
datos nos dicen que la conciliación preocupa, cada vez más, a los hombres: un 26% de los
trabajadores españoles considera que sus horarios de trabajo se
adaptan no muy bien o nada bien a sus compromisos sociales y
familiares (frente a un 22% de trabajadoras). Sabemos también que los padres actuales
no se sienten ya identificados en el modelo del padre ausente que
caracterizó a muchos de sus progenitores. Este cambio cultural, que nos
encaminaría hacia la corresponsabilidad, encuentra en los horarios laborales
uno de sus principales hándicaps.
Jornadas de trabajo
En
efecto, los hombres continúan teniendo jornadas laborales considerablemente más
largas que las de las mujeres. Según la última Encuesta de Empleo del Tiempo,
solo un 35% de los padres de algún niño menor de 13 años (en parejas de doble
ingreso) trabajaba menos de 40 horas a la semana, frente a un 62% de las
madres. Varias preguntas emergen de esta realidad: ¿qué grado de
responsabilidad sobre las tareas de cuidado de niños dependientes se pueden
asumir con una jornada laboral que se prolonga más allá de las 40 horas, a las
que añadir pausas o tiempo de transporte? ¿Son los horarios laborales
determinantes a la hora de fomentar la corresponsabilidad doméstica? Y si lo
son, ¿hacia dónde pueden y deben encaminarse las políticas públicas y
empresariales?
Como
es de esperar, las horas de trabajo están relacionadas con el tiempo dedicado
al cuidado de las niñas y los niños, como muestra el gráfico. Sin contar el
resto de características, aquellos que trabajan entre 21 y 40 horas (un 43% de
aquellos padres que viven en pareja de doble ingreso) se podrían considerar
corresponsables en el cuidado básico de sus hijos. ¿Quiere esto decir que las
políticas encaminadas a limitar la jornada laboral redundarían en un mejor
reparto de los trabajos de cuidado? La respuesta a esta pregunta no es
sencilla, puesto que no lo es la relación causal entre tiempo dedicado al
trabajo y tiempo dedicado a la familia. ¿Sería suficiente con que los padres pudiesen
‘desconectar’ a partir de cierta hora de la tarde, por ejemplo, o
que se regulase la hora de salida
del trabajo para equilibrar la implicación paterna y materna en el
cuidado?
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