"La capacidad de maniobra del alto cargo en la administración es más limitada que el directivo de la empresa pública"
J.R. Chaves.- Blog delajusticia.com.- Se ha escrito mucho sobre
dirección y gerencia pública. Se han vertido infinidad de teorías, modelos y
consejos. Lo cierto es que el eterno reto del estatuto del directivo público
sigue sin cumplirse, ni está ni se le espera.
De hecho se limita a la
regulación de control ofrecida por la Ley
Pompeya 3/2015, sobre altos cargos del Estado.
Las razones de esta “huida
de una regulación específica” de carrera profesional, poderes y límites, son
múltiples, pero destacaría tres singularidades, que serán desarrolladas en
un breve video que ofrece un debate vivo sobre la problemática de los directivos
públicos desde la experiencia de los tertulianos.
Pasen y vean…
De entrada hemos de
disinguir entre el directivo público de administraciones y organismos públicos
sometidos al derecho público, y el directivo público de empresas del sector
público que están sometidas al derecho privado. Las diferencias son sustanciales;
por un lado, la capacidad de maniobra del alto cargo en la administración es
más limitada que el directivo de la empresa pública; por otro lado, en cuanto a
retribuciones ya que aquéllos son peor retribuidos que éstos ( aunque hace unos
días el diario Expansión informaba
que los directivos que trabajan en el sector público son los profesionales
que más sueldo han perdido en cuatro años y cobran una media de 7.500 euros
brutos anuales menos que los gerentes de las empresas privadas).
Por otra parte, la fauna
de directivos públicos es variadísima y desde el punto de vista sociológico
ofrece una tipología curiosa ( que caricaturicé al clasificar los altos
cargos de la administración inspirados en el cine).
Ahora, en cambio, nos
referiremos al directivo público o alto cargo que desempeña su labor en
administraciones y organismos públicos sometidos al derecho público, contexto
que condiciona su labor por una triple circunstancia.
En primer lugar,
las administraciones públicas cuentan con infinidad de jefes y con altos
cargos, normalmente sin experiencia empresarial y sin haber superado temario o
pruebas algunas para demostrar liderazgo, empatía, gestión de conflictos y
otros ámbitos propios del Directivo privado.
En segundo lugar, la
administración pública es el reino donde no sirven los indicadores de las
empresas privadas, pues no existe ánimo de lucro sino la meta es la eficiencia
( o sea, no es ganar más sino gastar mejor).
Y en tercer lugar,
el directivo público tiene las manos atadas por los altos cargos políticos y
las instituciones que los cobijan. Por las leyes que marcan su rumbo y margen
de decisión. Y por los empleados que les vienen dados y con escaso margen para
incentivar o reprimir.
Por eso, resulta
interesante y oportuno el debate abierto y espontáneo que mantuvimos en Tuña
sobre los directivos públicos varias personas que contamos con experiencia en
el sector. Se trata de una de las célebres píldoras de
conocimiento promovida por la Oficina de Cooperación Universitaria (OCU).
Un video fresco y abierto sobre lo que hay en el puente de mando de la
administración. Útil para los políticos, pero sobre todo para los cuerpos de
funcionarios con responsabilidades directivas o de jefatura, y para los sindicatos.
¡ Ya me hubiese gustado a mí, saber estas cosas cuando ingresé siendo casi
adolescente en la administración pública !
Se trata de Jesús Graña
Nogueira, Ignacio Gavira, Ana Caro y yo mismo, en un debate coordinado por
Antonio Arias. Todos hemos participado como directivos públicos en una o varias
administraciones… Y sobrevivimos…
Ver video: https://youtu.be/yDR3ChrYPsQ
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