Revista de prensa. La Vanguardia- (EFE).- La actuación del sector público a
través de impuestos y prestaciones monetarias reduce la desigualdad de los
hogares en torno a un tercio, de acuerdo con un informe de Fedea sobre el
impacto distributivo del sistema fiscal y de prestaciones públicas.
Más del 90 % de este efecto redistributivo proviene de las
prestaciones, fundamentalmente de las pensiones, y sólo una pequeña parte de
los impuestos, según el estudio, que se refiere a los años 2016 y 2017.
Los mayores beneficiarios netos de la intervención pública a
través del conjunto de impuestos y prestaciones son por esta razón los hogares
en los que al menos uno de sus miembros tiene más de 65 años, los dependientes
de una pensión y aquellos cuyo sustentador principal es mayor de 85 años.
Los mayores contribuyentes netos son en cambio los hogares
formados por parejas con tres hijos o más, los que dependen de autónomos y
aquellos cuyo sustentador principal tiene entre 40 y 50 años.
Redistribución de la renta
El efecto redistributivo de los impuestos proviene
fundamentalmente del IRPF, mientras que los impuestos indirectos tienen efectos
regresivos y el IVA es el que más contribuye a la generación de esa desigualdad
por su elevado volumen recaudatorio.
La presión fiscal soportada por los hogares se situó en 2017
en el 26,83 % (tipo medio efectivo agregado), por debajo del nivel alcanzado en
2014 del 27,10 %.
El tipo medio efectivo para el conjunto de los impuestos
crece con la renta, si bien el informe subraya que el tipo que soportan los
hogares situados en el primer quintil de renta (20 % de los hogares más pobres)
es superior al que corresponde a algunos tramos de hogares con una renta bruta
mayor.
Esta anomalía, que es algo menor en 2017 que en años
anteriores, se debe principalmente al efecto regresivo del IVA, ya que, aunque
los tipos reducidos de IVA están dirigidos a aminorar la carga tributaria de
los consumidores de menor capacidad económica, lo cierto es que el consumo de
productos sujetos a estos tipos no varía excesivamente a lo largo de la escala
de renta.
Los hogares pertenecientes a los cuatro primeros quintiles
de renta (el 80 % de los hogares con menor renta bruta), son beneficiarios
netos de la intervención pública, lo que supone que soportan una carga
impositiva inferior al subsidio que reciben en forma de prestaciones
monetarias.
Los hogares integrados en el último quintil (el 20 % con
mayor renta) son contribuyentes netos a la Hacienda Pública.
Andalucía es la región con mayor porcentaje de hogares
situados en el primer quintil de renta nacional (el 20 % más pobre), mientras
que Madrid se sitúa en el extremo contrario, según uno de los anexos del
estudio que mide la concentración de hogares por tramo de renta en cada
comunidad autónoma. EFE
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