Por Andrés Morey. Tu blog de la Administración Pública.- Memoria
histórica personal I.- Para aquellos que esperen una mayor frecuencia de entradas
en este blog, les reitero mi dificultad en encontrar cuestiones que no estén
más o menos tratadas en él. Influye, además, mi condición de jubilado, además
cada día más separado del mundo administrativo y universitario, y, también, por
ello y la edad, una preocupación importante por la situación política de España
y, en consecuencia de sus Administraciones públicas. Voy a tratar de no
reiterar en exceso lo ya dicho y como me voy a referir a los cuerpos superiores
de la Administración y a determinadas políticas públicas o medidas políticas,
remito a esta
entrada reciente sobre los cuerpos y la administración general y la
especial y nivel directivo.
En plena vorágine de ineficacia y de procesos electorales,
me parece que con un gobierno en funciones resulta que nada funciona, salvo el
adoptar decisiones cara a las elecciones. En una situación como esa tampoco se
puede considerar que hay administración pública, aunque eso quepa decirlo desde
hace varios años, por la politización absoluta del nivel superior
administrativo. Reitero, sin embargo, lo dicho por Olivan de que no hay
gobierno sin administración y que administrando se gobierna. La pregunta
inevitable es ¿qué tenemos entonces ahora?. Remito aquí a los libros de
Alejandro Nieto sobre La organización del desgobierno. (Ed. Ariel 1984),
seguido por La nueva organización del desgobierno. (Ed.Ariel 1996). Al
echar un ojo al primero me encuentro con la sorpresa de unas olvidadas líneas
que me envió el maestro acerca de mis últimos libros. Pero quiero recoger que
ya en 1984, Nieto, en el primero de los libros citados, se refiere a Una
función pública invertebrada y nos dice, página 132: Del análisis
anterior se desprende que la función pública española se encuentra radicalmente
invertebrada. Los antiguos principios vertebradores iniciados trabajosamente el
pasado siglo, que se consagraron legalmente en las primeras décadas del
presente, no han sido abrogados de manera formal, pero no se mantienen en la
práctica. La realidad es una masa amorfa de funcionarios- mejor dicho, de
personal- que se regula por normas no escritas o prácticas improvisadas, sin el
hilo conductor de una política definida. El sistema tradicional se ha
deteriorado profundamente y no hay otro recambio. No existe-dicho sea con la
mayor rotundidad-una política definida de personal y lo único claro es que no
se quiere seguir con fidelidad los antiguos principios....Para terminar en
parte y pasar a la idea que ocupa mi mente, recomiendo, del segundo de los
libros citados, en su página 139, el apartado dedicado al Nicho ambiental
del funcionario. Pero no quiero dejar sin exponer estas líneas de la página
141: El segundo desengaño, se produce cuando se percata de que, marginado
el mérito, lo único que cuentan son las maniobras: políticas, sindicales,
corporativas, de grupo y aun simplemente individuales.....
Alejandro Nieto
La idea que me ocupa es, dada la época de 1964 en la que
ingreso en el Cuerpo Técnico de Administración Civil del Estado, luego y ahora
Superior de Administradores civiles del Estado, que tengo que hacer referencia
a un periodo franquista, en el que adsorbí un conjunto de ideas y principios de
administración pública, gestión y derecho. De los que dado el panorama y como
existentes en dicho periodo no sé si quebranto la memoria histórica de alguien.
Por si acaso recurro a otro libro de Alejandro Nieto, Testimonio de un
jurista (1930-2017) que al referirse prácticamente al periodo de mi
ingreso funcionarial, en página 126 dice: Dirigida por tecnócratas (y no
por políticos) y realizada fundamentalmente por miembros de un cuerpo de
nueva creación llamado Técnico de Administración Civil del Estado, se puso en
marcha con gran publicidad y sin limitación de recursos, una ambiciosa reforma
administrativa que no alcanzó ni remotamente sus objetivos, pero que fue el
primer intento serio de adaptar las estructuras administrativas españolas a las
transformaciones económicas y sociales que estaba atravesando el país,
mejorando además su imagen y mentalidad. No sigo, me vale sobre todo la
calificación de primer intento serio que en persona marcadamente crítica
como Nieto es una nota positiva a la reforma administrativa de aquellos años.
Siempre, no obstante, distinguiendo el diseño legal y su eficacia o no
posterior. Pero, tampoco olvidemos, que en el diseño legal están los principios
y en la acción, su eficacia o incumplimiento.
Estoy, pues, ante mí memoria histórica, de la que no puedo
eliminar el franquismo para lo bueno y para lo malo. En el aspecto de la
Administración Pública mi vivencia es positiva, precisamente por la época en
que mi actividad trascurre.
Pero Nieto nos ha escrito sobre una función pública invertebrada
y ello me lleva a analizar cual era su vertebración anterior a 1964 y la
situación que se genera a partir de 1978. Lo que se trate en mi próxima entrada
tendrá relación con entrada enlazada al inicio y con las que se refieran a los
cuerpos de funcionarios.
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