“Intentad no dejaros llevar por el entusiasmo. Recordad
que estáis ejerciendo uno de los trabajos más difíciles, intricados, fatigosos
e incómodos
Intentad no dejaros arrastrar por las dificultades.
Recordad que estáis ejerciendo uno de los trabajos más fascinantes, concretos,
interesantes y útiles” (L. Vandelli)
Por Rafael Jiménez Asensio. La Mirada Institucional blog.- Hace algunos años, Luciano Vandelli, un prestigioso
catedrático de Derecho Administrativo y durante algunos años político local en
la ciudad de Bolonia, escribió un delicioso libro titulado Alcaldes y
mitos. Sísifo, Tántalo y Damocles en la Administración local (CEPC/FDGL,
2006).
El libro ofrece pasajes desgarradores sobre el pésimo
estado de la “máquina administrativa” que los (nuevos) alcaldes debían
gobernar. Todavía hoy, tras años de digitalización y pretendida modernización,
lo que hallan quienes acceden aquí al poder local en no pocos Ayuntamientos es
más de lo mismo. Siempre recurro a una cita de este autor, que es muy
descriptiva: “Hay un punto sobre el cual todos los nuevos Alcaldes están de
acuerdo. Este tiene que ver con la valoración de las máquinas burocráticas que
han heredado. Máquinas descompuestas, disociadas, desmotivadas”.
Sísifo y la pesada piedra burocrática es, por tanto, un
argumento recurrente en esa obra: “Una máquina inamovible, desconfiada en los
niveles superiores y resignada en su conjunto”, es lo que con frecuencia se
encontraban (y se encuentran) tales mandatarios. Unos se resignaban, otros
tiraban la toalla (“esto no es un trabajo, es un martirio”, ironizaba uno de
ellos), mientras que también los había –decisión inteligente- que se ponían
mano a la obra, esto es, a reformar las arcaicas estructuras que habían
heredado. Así, hubo quien siendo plenamente consciente de que “se necesitará
mucho tiempo para poner remedio” a los problemas heredados, se implicó en un
largo y complejo proceso de reformas de las estructuras y de las personas
(funcionarios) que las nutren. Ingrata tarea, pero imprescindible si se quieren
tener resultados políticos efectivos. Es el único camino. El más sensato. Lo
demás, es escurrir el bulto y no poder evitarlo: más temprano que tarde, quien
pretendió sortearlo se acabará dando de bruces con el problema que pretendió
eludir.
En efecto, si no se articula una correcta relación
(empática recíprocamente y que genere sinergias) entre políticos y técnicos
nada se logrará de forma efectiva. La clave temporal y los marcos cognitivos
son distancias efectivas entre ambos mundos, política y gestión, que están inevitablemente
(guste más o guste menos) llamados a convivir en el mismo espacio, sin que
quepa vida autónoma por mucho que se pretenda. Y quien lo intenta, sea
funcionario o cargo público, tensará la vida organizativa hasta hacerla saltar
por los aires. Alinear adecuadamente la organización a los objetivos del
mandato es, por tanto, premisa inexcusable para alcanzar resultados efectivos
políticos que reviertan sobre la ciudadanía. Lo demás solo será perder el
tiempo o marear la perdiz. Pretender hacer buena política con una
administración deficiente no pasa de ser un pío deseo.
“roce burocrático”
Los alcaldes se ven obligados a una lucha constante entre
la convicción y la realidad, como recuerda acertadamente el profesor Manuel
Zafra. Las convicciones pueden ser muy fuertes, pero el pragmatismo llama
muchas veces a la puerta cuando hay que dar respuestas a los problemas
terrenales. La dura realidad muchas veces se impone. Y ello es particularmente
visible en el “roce burocrático”, que rara vez produce cariño. Las cualidades de
liderazgo, la comunicación activa (saber escuchar) y la empatía (recíproca) son
factores que ayudan a que la convivencia entre quién manda (políticamente) y
quien debe ejecutar sus decisiones (técnicos o directivos) no se transforme en
un calvario. Como dice Vandelli, “un buen alcalde debe tener largas antenas y
grandes orejas: debe escuchar, escuchar y escuchar”.
Ha habido alcaldes que con visión, tenacidad y coraje han
ido cambiando gradualmente (en dura batalla todo hay que decirlo) el estado de
“las máquinas” de sus ayuntamientos. Reorganizando cabalmente las estructuras
político-directivas, alineándolas correctamente, adoptando un perfil gestor de
la política (Recoder-Joly), promoviendo directivos profesionales (y no
“palmeros” o aduladores) que añadan valor público y resultados efectivos a la
política, redimensionando las estructuras y puestos de trabajo, definiendo
nuevos empleos en función de las necesidades y captando –cuando ello es
necesario- talento externo a través de procesos selectivos marcados por el
principio de mérito (nunca por el clientelismo, nepotismo o amiguismo), así
como revalorizando los cuadros intermedios, pieza central del engranaje
administrativo del gobierno local, pues sin ella nada funcionará
razonablemente. Invertir en mejorar la organización y las personas que en ella
sirven (“la máquina administrativa” heredada) es la mejor decisión que puede
tomar un Alcalde, más aún cuando inicia el mandato. Es el momento, pues
conforme pase el tiempo nada tendrá remedio.
Hay, sin duda, mucho entusiasmo en esta primera etapa del
mandato por parte de quienes dirigen las riendas de los ayuntamientos. Tántalo,
como recuerda Vandelli, era un optimista. Pero conforme el mandato se consume,
los alcaldes ven, no sin cierta perplejidad, que por mucho que alargan las
manos los ansiados frutos se alejan. Para que sean más accesibles y, sobre
todo, se puedan obtener sin tanta demora (inmersos en el laberinto
burocrático), nada será más útil que disponer de una organización adecuada y
unos profesionales idóneos que se alineen con los objetivos del equipo de
gobierno. Y ello no es un imposible, aunque a veces lo parezca.
La política municipal es una actividad apasionante, pero
no exenta de muchas tensiones, como también recordaba el profesor Vandelli en la
cita al inicio de esta entrada. No pocas veces sobre la actividad política
municipal se cierne la espada de Damocles. Realmente, como nos recuerda el
autor, no es una espada sino muchas: recursos escasos, problemas emergentes,
reveses judiciales, o tiempo que se agota con la sensación de que queda aún
tanto por hacer. Pues al final del corto camino, que nunca son cuatro años,
sino tres, espera la rendición de cuentas de las urnas. El espejo de la gestión
municipal. Y no se puede salir con la imagen deformada, pues en ese caso la
derrota es segura..
“máquinas administrativas
¿Por qué prestó Vandelli tanta atención a las “máquinas
administrativas”? Simple y llanamente porque de su experiencia dual, como
profesor y político local, extrajo la conclusión de que no se podía hacer buena
política sin disponer de una buena administración, algo que dos siglos atrás ya
enunció Hamilton en esa obra magna de la Ciencia Política y Constitucional que
es El Federalista. Una idea que deberían grabar a fuego quienes
gobiernan los Ayuntamientos.
En suma, con voluntad política, constancia y saber hacer
cabe impulsar siempre buenos proyectos. Pero si un alcalde quiere que cuajen y
multipliquen su valor, no tendrá otra opción que entrar en la “sala de
máquinas” del Ayuntamiento. Y esa tarea, como decíamos, recuerda mucho a
Sísifo, pero con una diferencia fundamental, como recordaba el maestro Luciano
Vandelli: “Que el afortunado Sísifo tenía una sola roca que empujar. El
alcalde, en cambio, empuja al mismo tiempo infinidad de rocas, piedras, cantos
y guijarros de todas formas y dimensiones”. Compleja tarea, pero fascinante. La
función de Alcalde, que despliegan con gran destreza mujeres y hombres, es
probablemente una de las más satisfactorias de la actividad política. Sus
resultados son siempre muy visibles. Para bien y para mal. Nunca se podrán
esconder en las cortinas de su despacho. Ni cerrar la puerta. Ahí radica su
grandeza. Política en estado puro: servicio a la ciudadanía y a sus
innumerables demandas. Aunque haya veces, como dice el autor del libro
reiteradamente citado, que “decir no se convierte en una necesidad. Y
un gran mérito”.
MATERIAL ADICIONAL DE CONSULTA PARA ALCALDES Y
CONCEJALES: VADEMÉCUM CÓMO GOBERNAR UN AYUNTAMIENTO (2015): COMPETENCIAS
INSTITUCIONALES Vademecum-como-gobernar-ayto(1)
No hay comentarios:
Publicar un comentario