Por JuditVall y J. Ignacio García Pérez. Nada es Gratis blog - En este blog se ha hablado en varias ocasiones de la
incidencia de los contratos temporales en España (por ejemplo, aquí y aquí),
así como de los efectos de este tipo de contratación (aquí).
En un artículo reciente publicado en el Economic Journal, en
coautoría con J. Ignacio García
Pérez, Ioana Marinescu, nos
centramos en los efectos a largo plazo de la liberalización de los contratos
temporales en España.
La idea básica de la liberalización de la contratación
temporal es que los bajos costes de despido asociados a estos contratos
favorecen la contratación de trabajadores jóvenes y poco cualificados. De
hecho, varios países europeos han introducido los contratos temporales, o
flexibilizado su uso, para incentivar la contratación de este grupo de
población. Sin embargo, ¿qué sabemos de los efectos de la contratación temporal
a corto y a largo plazo en la carrera laboral de estos jóvenes?
Lo que dice la literatura empírica
La literatura empírica se ha centrado en la
hipótesis stepping stone, según la cual los contratos temporales ayudan a
los trabajadores a conseguir un contrato fijo. No obstante, los datos sobre la
veracidad de esta hipótesis no son concluyentes: algunos artículos señalan que
la contratación temporal ayuda a conseguir un contrato indefinido (por ejemplo, Booth et
al., 2002; D’Addio
y Rosholm, 2005), mientras que otros constatan que los contratos temporales
no mejoran las perspectivas de acceder a este tipo de empleo (por
ejemplo, Zijl et al., 2004).
Precisamente, una publicación
de Lawrence M. Kahn (2010) analiza varias reformas laborales que
modifican la contratación laboral en varios países europeos y concluye que los
contratos temporales tienen un efecto nulo o ligeramente negativo en el empleo.
Nuestra hipótesis es que, a largo plazo, los efectos de
la liberalización de la contratación temporal pueden ser negativos, aunque a
corto y medio plazo puedan conducir a un trabajo con contrato indefinido. Tras
perder un trabajo fijo -por ejemplo, por una recesión económica-, lo más
probable es que se encuentre un trabajo temporal, lo cual puede retrasar el
regreso al trabajo estable. Hasta el momento, las publicaciones solo se han
centrado en los efectos de los contratos temporales a corto plazo, pero los efectos
a largo plazo todavía no se han estudiado.
A partir de datos de la Muestra Continua de Vidas
Laborales y de la reforma laboral que liberalizó el uso de la contratación
temporal en España en 1984, nuestro artículo sí analiza el impacto a largo
plazo de la temporalidad sobre la trayectoria laboral de los jóvenes con bajo
nivel educativo en España. Para ello, hacemos un seguimiento de las cohortes de
hombres que no han terminado la educación secundaria y que ingresan en el
mercado de trabajo alrededor de la reforma de 1984. Más concretamente,
comparamos las trayectorias laborales de las cohortes que entran al mercado
laboral justo antes de la reforma (cuando la probabilidad de tener un contrato
temporal era muy baja) con las cohortes que entran justo después de la reforma
(cuando la probabilidad de tener un contrato temporal era mucho más alta). Como
nos centramos en hombres que no han terminado la educación secundaria, asumimos
que entran al mercado laboral con 16 años, edad mínima para trabajar en España.
Ingreso en el mercado laboral
Mediante un diseño de regresión discontinua por cohorte
(trimestre de nacimiento), comprobamos que los trabajadores que ingresaron en
el mercado laboral en el trimestre posterior a la reforma tienen más
probabilidad de estar trabajando antes de cumplir 19 años que los trabajadores
que entraron en el mercado de trabajo un trimestre antes de la reforma. Sin
embargo, esos trabajadores que entran después acumulan menos días trabajados y
salarios más bajos a lo largo de su trayectoria laboral.
Concretamente, nuestros resultados demuestran que los
trabajadores afectados al inicio de su vida laboral por la reforma de 1984
acumulan un 4,9% menos de días trabajados durante los primeros 10 años de su
vida laboral (10,7 días menos por año), como se puede apreciar en la figura 1.
Con referencia a los salarios, la pérdida durante los primeros 10 años en el
mercado laboral se sitúa en un 9,8% por año. A título comparativo, en
un artículo escrito con José Ignacio García estimábamos que la gran
recesión de 2008 en España supuso una reducción del 7% en el número de días
trabajados y del 22% en los salarios de los trabajadores jóvenes. Así, los
efectos de los contratos temporales equivalen a la mitad de los efectos de la
importante perturbación en la economía que elevó las tasas de paro hasta el 27%
en 2013.
Figura 1.- Número anual de días trabajados en los primeros
10 años de trayectoria laboral: hombres que no han terminado la educación secundaria
por cohorte (trimestre de nacimiento)
A largo plazo, estos efectos son significativos, si bien
menores en magnitud. Durante los primeros 27 años de carrera laboral, estos
trabajadores poco cualificados que se incorporaron al mercado laboral después
de la liberalización de los contratos temporales aún acumulan pérdidas
salariales del 7,3%, una magnitud relevante desde el punto de vista económico y
muy persistente desde el punto de vista temporal. Cabe destacar que, en el caso
de hombres con mayores niveles de educación, no se observan efectos, aunque
para este grupo resulta más difícil estimar la edad de entrada al mercado
laboral.
Todo ello se debe, fundamentalmente, a que los
trabajadores afectados por la reforma tienen más probabilidades de trabajar con
contratos temporales a lo largo de su carrera laboral, no solo al inicio. Esta
persistencia en la situación de temporalidad expone al trabajador a
penalizaciones salariales que ya hemos visto que se mantienen a corto y largo
plazo. Estos resultados coinciden con las conclusiones de otros artículos, como
el de Güell
y Petrongolo (2007), que estiman probabilidades muy bajas de pasar de
un contrato temporal a un contrato indefinido (tan solo el 10% en el caso
español).
En general, parece por tanto que el uso intensivo de la
contratación temporal al inicio de la vida laboral tiene consecuencias muy
importantes a medio y largo plazo sobre la carrera laboral de los jóvenes. Los
contratos temporales ofrecen a los trabajadores jóvenes una incorporación más
rápida al mercado laboral, sí, pero las consecuencias a largo plazo sobre su
bienestar son muy negativas.
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