Otro post de interés y actualidad: Carlos Fernández Esquer. Agenda Pública blog. El gobierno municipal de la lista más votada: ¿es el vecino el que elige al alcalde?
Por Salvador García Llanos. IDL-UAM blog.- Las ciudades y los municipios españoles se
preparan para afrontar el undécimo mandato de la democracia reconquistada en
abril de 1979. Las urnas ya han orientado. Falta alcanzar acuerdos en aquellos
consistorios donde ninguna opción alcanzó mayoría para gobernar en
solitario. Porque, como se sabe, son los grupos corporativos y los
concejales quienes elijan a los alcaldes. La cita está prevista para las doce
del mediodía del próximo sábado 15 en toda España.
Ayuntamiento de Cartagena (Murcia) |
En ese escenario, a todos los actores se
les asigna un papel con un mandamiento común: algo hay que ceder para gestionar
los recursos e intentar que los propósitos, pese a las dificultades o las
limitaciones, cristalicen. A las partes, a los pactistas, se les exige también
lealtad, base indispensable para los avances sociales y la consecución de los
logros. Esa cultura, en fin, solo irá notándose a medida que haya pruebas
tangibles de un funcionamiento que anteponga los intereses generales a los
partidistas y que favorezca que la población se identifique con proyectos,
acciones y actuaciones hasta hacerlas suyas y palpar señales de progreso, antes
que palpar el estancamiento y acentuar la desafección hacia la política,
aumentando la incredulidad y la pérdida de los valores que hayan podido
aglutinar.
Y es que el próximo ciclo político
(2019-2023) entraña para los futuros gobernantes locales el esencial cometido
de afrontar el mantenimiento de los servicios públicos. Superada, en su mayor
parte, la etapa de infraestructuras y equipamientos o de dotaciones que
completen la red de prestaciones cualifiquen las condiciones de vida, se
avecina otra en la que hay que practicar el concepto sostenibilidad y en la que
es fundamental tener capacidad y visión para gestionar los recursos que la
supuesta satisfacción de las demandas colectivas (los intereses generales) ha
ido generando. Por lo tanto, gestión y mantenimiento, ejes primordiales antes
que nuevas y ambiciosas actuaciones cuya financiación, de por sí, ya es un auténtico
laberinto del que no resulta fácil salir.
Soluciones locales
El filósofo y ensayista polaco-británico
Zygmunt Bauman escribió hace unos años que “las ciudades se han convertido en
el vertedero de problemas de origen mundial. Los problemas y sufrimientos de
sus habitantes tienen raíces planetarias y quienes les representan suelen
enfrentarse a una empresa imposible: la de encontrar soluciones locales a
problemas que requieren soluciones globales”. Los ayuntamientos, en efecto,
como suele repetirse, son instituciones de proximidad a la ciudadanía. Son el
centro de poder político más cercano y al que se acude para resolver un
problema de seguridad, una necesidad habitacional o garantizar un servicio
básico de supervivencia. En las instituciones locales, por tanto, hay que
confiar para que la cohesión social no se convierta en un imposible, para que
las desigualdades no amplíen su fractura y para que la ciudadanía se implique
acreditando sensibilidad, fortaleciendo los sentimientos de convivencia y
promocionando los valores democráticos.
Haciendo caso a Bauman, las exigencias
del cambio climático o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)
difícilmente estarán al alcance si no se fraguan y se practican medidas
innovadoras y cauces contrastados de participación social.
Solo así será posible hablar de una ciudad
socialmente avanzada, un concepto o una aspiración de los ochenta que, en
España, aún sigue latente.
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