Por Carles Ramió.- Blog EsPúblico.- Es evidente que hay
(o debería haber) una vinculación entre la E-gobierno y la mejora y la
modernización de los modelos de gestión de las administraciones públicas. Ahora
bien, si atendemos a los análisis y reflexiones realizadas por algunos
especialistas, se detectan dos visiones absolutamente contradictorias que
generan mucha incertidumbre en los directivos y gestores públicos que tienen
como objetivo la renovación organizativa y que contemplan la posibilidad de
utilizar las TIC como su principal instrumento:
a) Se considera que
hay una vinculación directa entre E-administración y modernización de la
gestión: Por una parte existe la posición de aquellos que defienden sin fisuras
la vinculación directa entre E-administración y mejora y renovación del modelo
de gestión. El argumento es sencillo: si nos encontramos con una Administración
pública o un ámbito de gestión anticuado, con un defectuoso funcionamiento
organizativo, la mejor estrategia para su modernización es la inversión en
e-Administración, que ejerce como catalizador de un proceso de reforma y mejora
del modelo de gestión.
b) Se parte de la
base de que no hay una vinculación entre E-administración y mejora de la
gestión. El argumento es que si nos encontramos con una Administración pública
o un ámbito de gestión anticuado y poco refinado la peor estrategia en este
caso es invertir en E-administración, ya que sólo se lograría digitalizar el
desastre del mal modelo de organización y de sus procesos administrativos
excesivamente burocratizados (y esto, literalmente, implicaría tirar el
dinero).
¿Cuál de los dos
argumentos tiene razón? La respuesta es que aplicando el sentido común
aparentemente es mucho más acertado el segundo que el primero. En cambio, desde
nuestro punto de vista, basado en diversas experiencias empíricas, ambas
posiciones tienen razón en función de las características específicas sobre el
tipo de organización pública o ámbito de gestión sobre el que se desee
intervenir. Y aquí hay que contemplar dos escenarios diferentes en relación a diferentes
tipos y características organizativas:
-Organización
unisectorial con unos objetivos muy claros: en este caso la e-Administración
tiene la capacidad de ejercer como catalizador de la renovación y mejora global
del modelo de gestión. Si aquí se invierte en E-administración se va a lograr
la ansiada modernización. Pero hay que tener presente que los requisitos son
dos: por una parte tiene que ser una organización que gestione o implemente una
única política pública y que, además, tenga unos objetivos muy evidentes y
diáfanos que sean muy fáciles de cuantificar. Pongamos unos ejemplos: en la
Administración del Estado Español hay unos pocos ámbitos de gestión que son
considerados como las “joyas de la corona” en el sentido de ser
paradigmas de una gestión moderna (es lo que la literatura denomina “islas
de excelencia”) al que el resto de la Administración admira y desea copiar
o emular (lo que la literatura denomina “lógicas positivas de isomorfismo
institucional”). Pues bien hay un consenso generalizado que “las joyas
de la corona institucional” de la Administración del Estado español son: la
Agencia Tributaria (ente recaudador de los principales impuestos directos e
indirectos del Estado), la Tesorería General de la Seguridad Social (ente
recaudador de los impuestos asociados al mercado laboral destinados a la
jubilación y el subsidio por desempleo) y la Dirección General de Tráfico (ente
que regula el tráfico de vehículos). Los tres casos son claramente
unisectoriales ya que atienden a un único ámbito de gestión y de políticas
públicas y, además, los tres casos tienen unos objetivos muy claros, sencillos
y fácilmente cuantificables: en los dos primeros entes su objetivo es recaudar
lo máximo posible y en el caso del tercero (la Dirección General de Tráfico)
reducir el número de accidentes, muertos y heridos derivados del tráfico
viario. ¿Cuál es el motivo que desde hace más de una década estos tres ámbitos
de gestión sean considerados como exitosos a nivel de su modernidad en la
gestión y su elevada eficacia y eficiencia? La mayoría de expertos coinciden en
que su éxito actual reside en que hace ya tres décadas invirtieron de forma
masiva y radical en informática, en bases de datos y en lo que serían unas
incipientes tecnologías de la información. Es decir en estos casos la
E-administración ha ejercido como catalizador evidente para la renovación y
modernización de estos ámbitos públicos de gestión. Pongamos ahora otro ejemplo
del sector privado español: las entidades financieras. Las entidades
financieras españolas, a pesar de las actuales turbulencias económicas, son
consideradas como las más eficaces y eficientes del mundo.
-Organización
plurisectorial con unos objetivos difusos: en este caso la E-administración no
posee la capacidad para contribuir a la mejora y modernización del modelo de
gestión, y sólo logra cristalizar cibernéticamente procesos y diseños
institucionales anticuados sin aportar valor añadido; más bien al contrario,
fosiliza la precariedad organizativa. Implica malbaratar recursos, ya que nada
aporta en positivo e incluso genera externalidades negativas (en la medida que
genera todavía más burocracia negativa). En este sentido, por ejemplo, si
encontramos una administración local o municipal que opera de forma precaria y
premoderna, carece de sentido impulsar su mejora por la vía de la
E-administración ya que no se va a lograr su renovación institucional. Se ha
puesto como ejemplo una administración local porque es multisectorial (opera en
un gran número de ámbitos de gestión y de políticas públicas) y tiene unos
objetivos muy difusos y difícilmente cuantificables (por ejemplo en políticas
sociales, educativas, culturales, de promoción económica, etc.). En estos casos
(que son la mayoría de las administraciones o ámbitos de gestión) primero hay
que actualizar y modernizar sus modelos de gestión y luego invertir en
E-administración. Pongamos un ejemplo: el Ayuntamiento de Barcelona ha sido
durante mucho tiempo un modelo o paradigma mundial de impulso del E-gobierno y
de la E-administración. Este éxito en el mundo del diseño e implantación de las
tecnologías no ha ido acompañado, en cambio, de un modelo moderno de gestión a
nivel institucional y organizativo.
Es decir, la implantación de la
E-administración no ha impulsado una renovación de la institución y de sus
mecanismos de gestión. Y por doloroso que sea hay que reconocer que la elevada
inversión en E-administración ha implicado en la práctica tirar a un pozo sin
fondo cantidades ingentes de recursos económicos.
El Ayuntamiento de Barcelona
sigue siendo paradigma mundial en la aplicación del E-gobierno y de la
E-administración pero esto no tiene apenas ninguna utilidad ya que equivale a
que posee un oasis esplendoroso, un vergel tecnológico en medio de un enorme
desierto que es su modelo institucional y de gestión. Hay que decir que el
objetivo de la E-administración no es crear unos pocos oasis que cuestan un
potosí sino que el objetivo es fertilizar (modernizar) el desierto
institucional y de gestión y esto no se ha logrado en absoluto. Lo que se
debería haber hecho es primero mejorar el modelo institucional y de gestión y
posteriormente invertir en tecnologías de la información. Pero, en cambio, el
Ayuntamiento de Barcelona acredita algún caso de éxito como el de la renovación
de su policía local (Guardia Urbana) por la vía de la implantación de la
E-administración. En su momento se decidió invertir en tecnologías de la
información en la policía local como parte de un protocolo tecnológico global.
Las expectativas eran muy bajas ya que si no se había logrado modernizar la
gestión en otros ámbitos organizativos más punteros difícilmente se conseguiría
con la policía local con unos atributos mucho más anticuados y burocráticos que
la media. La sorpresa fue mayúscula cuando el modelo de gestión de la policía
local se renovó y modernizó. ¿Cómo era esto posible? La respuesta es fácil: se
trata de un ámbito unisectorial que posee unos objetivos claros y sencillos de
cuantificar (por ejemplo reducción del número de delitos).
Este ejemplo se
encuentra en el primer escenario en el que la E-administración sí que ejerce de
catalizador para la modernización de la gestión.
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