"Resulta que los nuevos partidos lo que querían era ser ellos “la casta”, en lugar de acabar con “la casta”, pero con un grado de incompetencia y mediocridad todavía superior"
Editores. Hay Derecho blog.- Hace unos días leíamos en los medios que la Moncloa
preparaba el asalto a la CNMC, la Comisión Nacional de los Mercados y la
Competencia, el organismo regulador encargado de velar por el buen
funcionamiento de los mercados y de la competencia en España. Nuestro
comentario era que el titular era intemporal: todos los gobiernos aspiran
a controlar más o menos los organismos reguladores, por la sencilla razón de
que pueden resultar bastante molestos, sobre todo, si de verdad son
profesionales e independientes. Así que nuestros partidos, como hacen con otros
organismos supuestamente independientes, lo que vienen haciendo
tradicionalmente es repartirse los consejeros: uno para ti, dos para mi, en
función del número de escaños en el Congreso (o de los apoyos necesarios, ya
saben, el PNV siempre pilla). Los otros agentes que aspiran a “capturar el
regulador” son los agentes económicos, claro está.
Entre unos y otros, el papel de estas instituciones no es
nada fácil. ¿Y cuál es ese papel? Nada mejor que leer la Exposición de Motivos
de la Ley 3/2013, de 4 de junio, de creación de la Comisión Nacional de los
Mercados y la Competencia, que refundió (se nos dijo entonces que por razones
presupuestarias) varios organismos reguladores en uno solo. Por cierto, un
diseño casi único en el mundo y muy cuestionado; pero esa, ahora, no es la
cuestión. Ojalá lo fuera, estaríamos en otro nivel de preocupación.
Pues bien, dice la Exposición de Motivos lo siguiente: “El
funcionamiento eficiente de los mercados y la existencia de una competencia
efectiva son principios básicos de la economía de mercado, la cual impulsa y
promueve la productividad de los factores y la competitividad general de la
economía en beneficio de los consumidores. Estos principios son también
fundamentales en el diseño y definición de las políticas regulatorias de las
actividades económicas. En este marco, los organismos supervisores tienen por objeto
velar por el correcto funcionamiento de determinados sectores de la actividad
económica, hacer propuestas sobre aspectos técnicos, así como resolver
conflictos entre las empresas y la Administración.” Suena tremendamente
técnico y complejo. Y lo es. De hecho, la necesidad de contar con estos
organismos se justifica -siempre según la Exposición de Motivos- por la
complejidad de las tareas de supervisión y control, lo que exige la
necesidad de contar con autoridades cuyos criterios de actuación se perciban
por los operadores como eminentemente técnicos y ajenos a cualquier otro
tipo de motivación.
Competentes y prestigiosos
En el articulado también se hace referencia a los requisitos
para ser Presidente o Consejero de este organismo. Según el art. 15 “1. Los
miembros del Consejo, y entre ellos el Presidente y el Vicepresidente, serán
nombrados por el Gobierno, mediante Real Decreto, a propuesta del Ministro de
Economía y Competitividad, entre personas de reconocido prestigio y competencia
profesional en el ámbito de actuación de la Comisión, previa comparecencia de
la persona propuesta para el cargo ante la Comisión correspondiente del
Congreso de los Diputados. El Congreso, a través de la Comisión competente y
por acuerdo adoptado por mayoría absoluta, podrá vetar el nombramiento del
candidato propuesto en el plazo de un mes natural a contar desde la recepción
de la correspondiente comunicación. Transcurrido dicho plazo sin manifestación
expresa del Congreso, se entenderán aceptados los correspondientes
nombramientos”.
No se hace referencia explícita a la necesidad de la
independencia que se predica del organismo pero en fin, sería lo suyo. No
en España. La todavía vicepresidenta saltó directamente de Moncloa a la CNMC.
La presidenta “in pectore” también lo va a hacer. Nada nuevo bajo el sol. Con
esto ya se hacen una idea de lo importante que es el “hearing” en el Congreso.
Todo queda atado y bien atado con los pactos previos de los partidos. Oigan lo
que oigan los parlamentarios, saldrán elegidos los candidatos propuestos,
faltaría más.
Y como es lógico, la gente se va animando. “Sostenme el
cubata”, como se dice ahora. Porque si antes era un secreto a voces que los
candidatos no tenían ni idea en materia de competencia -y así lo reconocía
alguno en privado, añadiendo el nombre además de su “padrino” político, para
explicar qué hacía en un organismo supuestamente técnico y profesional- ahora
ya no es un secreto. Hemos pasado del disimulo al reconocimiento puro y
duro de que se es candidato por la gracia del dedazo político de turno. Ayer
mismo el candidato de Podemos a Consejero de la CNMC, Carlos Aguilar
-para qué nos vamos a engañar, esto funciona así- lo reconocía, no se sabe ya
si con candidez o con desfachatez: no sabe nada de competencia. Ni falta
que le hace, porque tiene algo más importante: un padrino político que le va a
colocar.
Nos comentaba el otro día un periodista que es difícil que
un ciudadano de a pie entienda lo que nos cuesta esto. Entiende que le vamos a
pagar un sueldo público muy importante a una persona que no está capacitada
para el puesto y que, si fuera honesta, sencillamente no debería aceptarlo.
Pero nos va a costar todavía más en falta de competencia y en encarecimiento
de productos y servicios, como ocurre en España con la energía. Y hasta en
puestos de trabajo. Ya explicamos el otro día por qué cierra Alcoa, por ejemplo,
una fábrica muy intensiva en uso de energía que es mucho más cara en España que
en otros países de nuestro entorno. Por no mencionar el coste en imagen. A
nosotros, sencillamente, esto nos produce mucho bochorno.
Al final, resulta que los nuevos partidos lo que
querían era ser ellos “la casta”, en lugar de acabar con “la casta”, pero con
un grado de incompetencia y mediocridad todavía superior. Y encima con
buena conciencia, pues cualquiera se mete con un antifascista, aunque no sepa
hacer la o con un canuto.
En fin, otra muestra más del imparable deterioro
institucional ya iniciado hace muchos años, pero que se está acelerando
por el desprecio de este Gobierno de coalición con todas y cada una de las
instituciones que toca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario