Por Jesús Martínez. Blog Trabajo Colaborativo.- Hace unos años mantuvimos
una (amable) polémica con Cristóbal Suárez
acerca de si lo que hacíamos en el programa Compartim era aprendizaje/ trabajo
colaborativo (como defendíamos nosotros); o era aprendizaje / trabajo
cooperativo como él defendía. No nos pusimos de acuerdo.
Ahora y tras la amable
invitación de Carmen
Seisdedos, jefa del Servicio de Formación del IAAP, que me pide un
artículo para la red interna de formadores del Instituto, me atrevo a
adentrarme de nuevo en la discusión. Os dejo debajo el artículo que
le envié y que posteriormente salió publicado en el último
Butlletí Compartim.
1.- ¿Qué es el aprendizaje
colaborativo?
La definición más sencilla
-aunque insatisfactoria- es de Begoña Gros (Gros,
2013). Lo presenta como la situación en la que varias personas aprenden e
intentan aprender algo de forma conjunta. Más técnicamente, se le define como
un método de enseñanza y aprendizaje en el cual los participantes interaccionan
para explorar elementos de su interés formativo. Comúnmente, el proceso acaba
con mejores niveles de compresión de los aspectos tratados y, eventualmente, en
los ámbitos de la formación corporativa, de aportaciones valiosas que mejoran
el funcionamiento de aspectos deficitarios en la organización y las personas.
2.- Génesis
El aprendizaje
colaborativo se ubica dentro de las conocidas como pedagogías activas en la que
el aprendizaje se basa en la actividad del alumno y el docente actúa como
facilitador. El gran boom del aprendizaje colaborativo se produjo en los años 80’ del pasado siglo a partir
de las contribuciones de fundamentales de los profesores Johnson and Johnson[1] . La motivación inicial de las tesis de
estos autores nacía de la reafirmación de las ventajas del aprendizaje en grupo
frente a la tesis de la formación competitiva. Lo manifestaban de esta manera: Uno
de los principios más fuertes de la psicología social y de las organizaciones
es que el trabajo en conjunto para alcanzar objetivos comunes produce logros
superiores y mayor productividad que el trabajo individual (…) El aprendizaje
cooperativo favorece un mayor uso de estrategias superiores de razonamiento y
pensamiento crítico que el aprendizaje competitivo e individualista”. (Johnson
y Johnson, 1994).
Tradicionalmente, se ha
distinguido entre aprendizaje cooperativo y colaborativo. Aunque
ambos paradigmas se reconocen subsidiarios del enfoque constructivista y de que
muchos autores tienden a homologarlos, existen diferencias entre ambos. El
aprendizaje colaborativo responde al enfoque sociocultural (Vigotsky) y el
aprendizaje cooperativo al socio-constructivista (Piaget). Las diferencias
esenciales entre estos dos procesos de aprendizaje según Panitz (2001) (citado
por Suárez (2008) es que en el primero los alumnos son quienes diseñan su
estructura de interacciones y mantienen el control sobre las diferentes
decisiones que repercuten en su aprendizaje, mientras que, en el segundo, es el
profesor quien diseña y mantiene casi por completo el control en la estructura
de interacciones y de los resultados que se han de obtener. Para Begoña Gros
(2013), intentando cerrar el debate, afirma lo siguiente:
La cooperación y la
colaboración no difieren en los términos ni tampoco en cómo están definidas las
tareas, pero si en la forma en que éstas están distribuidas.
En la cooperación
la tarea está diseñada en actividades independientes. La coordinación sólo es
requerida para ensamblar los resultados parciales. En cambio, la colaboración
consiste en haber coordinado la actividad sincrónicamente, lo cual es resultado
de una tentativa continuada de construir y mantener un concepto común de un
problema. El problema, la situación no puede resolverse sin la aportación
conjunta del grupo, hay un proceso de construcción conjunta de conocimiento
frente a un ensamblaje cooperativo.
3.- El boom del
aprendizaje colaborativo
En los últimos años,
coincidiendo con el descrédito que ha sufrido la formación tradicional de corte
transmisivo, los movimientos de renovación pedagógica reivindican metodologías
activas de aprendizaje. Dentro de ellas el aprendizaje colaborativo cobra
especial relieve y se establece como uno de los elementos principales en cualquier
proyecto de renovación pedagógica. No es ajeno a todo ello la irrupción de las
posibilidades que aportan las nuevas plataformas y herramientas tecnológicas
(Internet social) que facilitan como nunca la comunicación.
Dimensiones del
aprendizaje colaborativo
Para Cabero (2003)
el trabajo colaborativo de los estudiantes nos ofrece una serie de
ventajas, como son crear interdependencia positiva entre los miembros,
generar debates en torno a la búsqueda de estrategias de uso y resolución
de problemas, facilitar el intercambio de información y la construcción social
del conocimiento. Todo ello lo situamos dentro de lo que Johnson, D., Johnson R
(1994) definían como las dimensiones del aprendizaje colaborativo
-Interdependencia positiva:
Los alumnos identifican que su rendimiento depende del esfuerzo de todos los
miembros del equipo para alcanzar la meta compartida.
-Responsabilidad individual
y de equipo: Cada miembro del equipo asume su responsabilidad, pero a su vez
hace responsables a los demás del trabajo que deben cumplir para alcanzar los
objetivos comunes a todos.
-Interacción estimuladora:
Los miembros del equipo promueven y apoyan el rendimiento óptimo de todos los
integrantes a través de un conjunto de actitudes que incentivan la motivación
personal, como la del conjunto.
-Gestión interna del equipo:
Los miembros del equipo coordinan y planifican sus actividades de manera
organizada y concertada a través de planes y rutinas, como también, a través de
la división de funciones para alcanzar la meta común de equipo.
-Evaluación interna del
equipo: El equipo valora constantemente el funcionamiento interno del equipo en
base al logro de la meta conjunta, así como el nivel de efectividad de la
participación personal en la dinámica cooperativa.
4.- El aprendizaje
colaborativo y la formación corporativa
Ha sido la formación
corporativa la que en los últimos años está haciendo un uso más intensivo de
estas metodologías activas. Tal y como recogíamos en una publicación anterior
(Martínez 2016) el aprendizaje social, en este contexto corporativo, es donde
cobra mayor protagonismo. Teorías como la del aprendizaje social (Bandura
1977), la del desarrollo social (Vygotsky 1978) o la del aprendizaje situado
(Lave & Wenger 1991), etc., aportan no sólo el marco teórico sino
metodologías y herramientas que modifican radicalmente las prácticas de
enseñanza y aprendizaje. El aprendizaje colaborativo y las comunidades de
práctica serían sus manifestaciones más conocidas. En este marco teórico se
defiende que el conocimiento no reside de manera exclusiva en las personas,
sino que se encuentra distribuido. Y sería a través del aprendizaje
colaborativo cómo se consiguen ampliar los conocimientos. Este concepto de
aprendizaje colaborativo se complementa con el de aprendizaje situado, cuyas
características más significativas son, siguiendo a Lave y Wenger (1991), las
siguientes:
Las personas adquieren
conocimientos significativos en un marco social y cultural.
Los conocimientos
trasladarse a contextos
parecidos a los iniciales
El valor fundamental del
conocimiento no recae en si mismo sino en su utilidad para resolver problemas
de manera inductiva.
De estos planteamientos se
deriva la necesidad de potenciar los espacios de relación y de intercambio para
generar conocimiento.
La importancia de la
actividad y el contexto para el aprendizaje.
Aprender y hacer son
acciones inseparables y su potencial pedagógico se fundamenta en el desarrollo
de redes sociales, en las que las actividades de los aprendientes han de ser
visibles para los demás, mediante el intercambio de información
5.- El futuro del
aprendizaje colaborativo
Existen una serie de
factores que en los próximos años van a continuar fomentando el aprendizaje
colaborativo. Entre estos factores señalamos los siguientes:
La potenciación del
conocimiento interno en las organizaciones. Hoy sabemos que el gran valor de
las organizaciones reside en las personas que la conforman y en el conocimiento
que poseen. El saber gestionar todo este capital intelectual puede ser el
elemento de valor diferencial para la excelencia organizacional. Las
metodologías de aprendizaje colaborativo hacen aflorar y multiplicar este
conocimiento.
La extensión masiva de los
entornos tecnológicos y de herramientas sociales de comunicación. Hoy es más
fácil que nunca disponer del conocimiento de las personas a través de los
múltiples artefactos tecnológicos. Debidamente gestionados se convierten en una
palanca que facilita la colaboración y el aprendizaje.
Organizaciones más planas
y horizontales. El tipo de organizaciones verticales y burocráticas, en esta
época de empoderamiento de las personas y de tecnologías que facilitan la
comunicación, fuerzan cambios en los diseños organizativos tradicionales. Los
espacios de aprendizaje y trabajo colaborativo son más naturales es estos
nuevos entornos.
Trabajo y aprendizaje
tienden a encontrarse en un mismo proceso. La época en la que la formación y el
aprendizaje estaban pensados de forma preponderante en las etapas de inicio
profesional, progresivamente han dado paso a procesos únicos de aprendizaje y
trabajo (Jenning, 2012) en los cuales el aprendizaje colaborativo es la
herramienta preponderante.
Referencias bibliográficas
Gros, B (2013). Aprender y enseñar en colaboración. En Aprender en Red. Suárez, C. y
Gros B. Editorial UOC.
Cabero. J (2003). Principios pedagógicos, psicológicos y sociológicos del trabajo
colaborativo: su proyección en la teleenseñanza. En Martínez, F. (Compiladores)
2003. Redes de comunicación en la enseñanza. Las nuevas perspectivas de trabajo
corporativo. Barcelona. Paidós.
Jenning, C (2012). “Trabajar de manera más inteligente utilizando el aprendizaje informal
y el marco 70:20:10”. En: Gestión del conocimiento y desarrollo
organizativo. Gairin, J (Comp.) WoltersKluver. Barcelona.
Martínez, J (2016). Nuevos modelos de formación para empleados públicos.
Guía para la transformación. Editorial UOC. Barcelona.
Piscitelli, A (2009) Nativos
Digitales. Dieta cognitiva, arquitecturas de participación e inteligencia
colectiva. Santillana. Buenos Aires.
Suárez, C. (2010). Cooperación como condición social de
aprendizaje. Editorial UOC. Barcelona.
[1] Johnson, D., Johnson, R. (1975). Learning together and alone, cooperation,
competition, and individualization. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall.
Johnson, D., Johnson, R. (1994). Learning together and alone, cooperative,
competitive, and individualistic learning. Needham Heights, MA: Prentice-Hall.
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