Noticia de actualidad: El TSJM tumba la jornada de 35 horas semanales acordada por el Ayuntamiento de Madrid (ABC)
Por Jesús Martínez. Blog Trabajo Colaborativo. Tal y como explicaba la
semana pasada en el post sobre la Jornada Innovando
desde la colaboración del próximo tres de febrero ( 150
inscritos, por ahora), mi intervención se ajustará al título que los
organizadores nos han propuesto: experiencias abrelatas en las
organizaciones públicas. La base de mi participación será este post
de hace un par de años en donde recogía mi posición. Lo
encuentro muy actual. Lo transcribo a continuación tal y como fue
publicado.
A través del blog
de Amalio Rey me llega el nombre de Juan
Mateo y de dos ideas muy poderosas sobre cómo impulsar la
participación en las organizaciones. Las recoge Amalio muy escuetamente:
Algunos creen que la
cultura colaborativa en el mundo corporativo se puede fomentar sólo a través de
la persuasión… pero esa es una lectura buenista…no funciona porque el
espíritu competitivo está demasiado arraigado así que, una vez aceptado eso, Mateo
recomienda combinar dos estrategias:
(1) obligar a la gente a
que colabore, o mejor… “inhibir la no-colaboración” a través de mensajes,
prácticas e incentivos que indiquen claramente que colaborar es el único camino
aceptable
2) reconocer los costes
que cada uno tendrá que asumir por colaborar… para así facilitar un análisis
honesto de en qué medida compensan las ventajas, que también habrá que
visibilizar.)
Como decía, me han
resultado muy inspiradoras y, también, como en el caso del anterior post
en el que respondía a Manel Muntada, la entrada me fuerza a
escribir sobre ella. A continuación recojo algunas de las ideas que
después más de 10 años impulsando la participación en entornos colaborativos en
las organizaciones públicas, puedo aportar en relación/contraste a
lo que defiende Juan Mateo.
Pero, antes de
entrar en detalle, haremos dos anotaciones previas que sitúan
la colaboración en el marco público, a diferencia de otros entornos más
flexibles.
1.- La lógica burocrática
de la organización
El ADN de la organización
pública es burocrático. Quiere esto decir que la lógica de cooperación,
por norma general, está supeditada al organigrama. Lo que hay que hacerse viene
orientado (dirigido) desde los planes de gobierno, de legislatura,
etc. De éstos se derivan los objetivos estratégicos, operativos,
programas, actividades, etc., los cuales están
asignados a unidades (y responsables) concretos. De la pericia
de estos responsables y de sus habilidades directivas, se
lograrán, o no, conseguirse estos objetivos.
2- La búsqueda de la
eficacia
La segunda lógica es la
eficacia. La motivación principal (real) del directivo público se basa en
conseguir los objetivos programados (y, después -si es el caso y se
va a por nota-, el extra de producción/visibilidad de
la que seamos capaces), sino quedaremos retratados como
deficientes gestores.
A partir de aquí,
las metodologías y las habilidades directivas que se ponen en marcha, son
(muy) variadas y van dirigidas a conseguir estos objetivos. Y, por
decirlo con estas palabras, aquí está la prueba del algodón de la
colaboración: ser -en algunos casos concretos y tasados-, más eficientes
mediante la articulación de la colaboración que lo que se haría a
través de la estructura vertical clásica que se deriva del organigrama,
la cual (hay que reconocerlo) está muy engrasada y musculada para
hacerlo. Y aquí está la ventana de oportunidad para la colaboración:
ser capaces de reconocer estos espacios donde es propicia la
colaboración y ser capaces, también, de llegar a los directivos
implicados para que la compren ( y sí, Juan Mateo,
aquí, en este entorno, sí que hay algo de persuasión;).
Dicho esto, la pregunta
es: ¿cómo articulamos la colaboración para que sea adquirida, sea
eficiente y ayude de verdad en lo que hay que hacerse?
A continuación vamos a
enumerar una serie de factores, a los que llamaremos abrelatas, y que
responden a un primer análisis basado en aquellos grupos que han
funcionado bien y han conseguido establecer dinámicas de colaboración efectiva
(aquí tenemos material para una tesis doctoral, para quien se anime;).
Los abrelatas de la
colaboración en la organización pública
1.- Toda red de
colaboración horizontal en la organización pública ha de estar integrada
(admitida) en por el organigrama. Y no es una contradicción. Si se establecen dinámicas
de confianza en el contexto laboral concreto, y el rol del directivo
tiene componentes de liderazgo facilitador, es posible establecer pactos
de colaboración entre grupos de personas que estarán alineados con
los objetivos de la dirección. Vendría a ser una red superpuesta y
de soporte al organigrama. Estaríamos muy cerca de las organizaciones
duales que habla Cabrera o Kotter
en su obra Acelerar.
2.- Toda red de
colaboración ha de tener como objetivo contribuir a la consecución de alguno
de los objetivos estratégicos de la organización. Y, además, han de
ser importantes para los integrantes del grupo/ red. Por tanto, el pedido -aquello
en lo que trabajaran- ha de tener la suficiente envergadura y ser un
problema real para que movilice – y sostenga- voluntades en el
tiempo.
3.– Nuevos medios e
innovación en la logística. Por lo general, las organizaciones
burocráticas en el entorno público tienen contados y escasos elementos de
apoyo a iniciativas que se separen de lo establecido y reglado ( para algo está
la burocracia;). Hemos encontrado útil, como vía alternativa, reconducir los
programas de formación tradicional, para apoyar a este tipo de
grupos emergentes. La lógica del aprendizaje haciendo es
perfectamente coherente con el soporte a este tipo de proyectos. Con lo
cual, por esta vía, se lo ponemos fácil al gerente/directivo, el cual
muchas veces encuentra en éso la solución que le hace la vida más fácil.
4.- Y, finalmente los
incentivos. La experiencia nos dice que existe un porcentaje elevado de
miembros de la organización qué se inscriben en este tipo de dinámicas
por incentivos intrínsecos: ofrecer un mejor servicio público, resolver problemas enquistados, continuar aprendiendo de y con otros,
etc. Pero, también, de refuerzo social: por ejemplo, la visibilidad qué
otorga el liderazgo organizacional de estas iniciativas. Sobre todo, cuando se
les hace titulares de la transferencia de conocimiento, en sesiones
de buenas practicas, a toda la organización.
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