Revista de prensa. El País.- Qué tienen en común los países con las mejores respuestas al
coronavirus? Según la revista Forbes, mujeres que lideran. El artículo, no exento de polémica, describe cómo las de
países como Islandia, Finlandia, Alemania, Dinamarca, Taiwán o Nueva Zelanda
están siendo pioneras mostrando al mundo cómo manejar la crisis. Su
autora, Avivah Wittenberg-Cox, defiende que demasiadas organizaciones
promueven que las mujeres se comporten más como hombres si quieren liderar o
tener éxito y, sin embargo, años de investigación sugieren que los estilos de
las mujeres pueden ser diferentes y beneficiosos.
Y Forbes no se queda sola.
Son muchos los medios que han hecho eco del liderazgo que están teniendo las
mujeres gestionando la pandemia. Mientras The Guardian comenta
que el arma secreta en la lucha contra el coronavirus son las mujeres, CNN señala el trabajo
excelente de estas manejando la pandemia y se pregunta por qué no hay más liderando. Incluso el World Economic Forum ha
lanzado una serie de reflexiones sobre por qué necesitamos más liderazgo femenino en la
respuesta a la
covid-19.
Si bien es cierto que todos estos artículos comienzan, por
fin, a tratar el papel que las mujeres jefas de Estado y de Gobiernos
nacionales están jugando, es necesario también abordar cómo las líderes de
ciudades y de nuestros territorios están garantizando el acceso a los servicios
básicos y aportando soluciones en medio de una pandemia que está acentuando las
desigualdades estructurales de las mujeres y las niñas durante la era covid-19.
Para responder a estos retos, alcaldesas y gobernadoras que
pertenecen a la organización mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) se
reunieron en el marco de la experiencia de aprendizaje en vivo sobre el nuevo
coronavirus que organiza la organización conjuntamente con ONU Habitat y Metrópolis.
La reunión pretendía dar voz a ciudades donde las
estrategias contra la pandemia se deciden bajo el liderazgo de una mujer y con
un enfoque de género. El objetivo era proporcionar un espacio para que las
mujeres representantes políticas electas de diferentes partes del mundo
presentaran sus estrategias, preocupaciones y experiencias clave, recordando su
papel crítico como protagonistas en la crisis.
Entre ellas, abrieron el debate Åsa Regnér y Maimunah
Mohd Sharif, directoras ejecutivas de ONU Mujeres y ONU Habitat respectivamente,
y participaron alcaldesas de ciudades como Barcelona, Bogotá, Dakar, Túnez o
Banjul, entre varias otras.
Una primera conclusión a la que todas las líderes parecieron
estar de acuerdo fue que la pandemia afecta a mujeres y hombres de manera
diferente. Si la crisis afecta más a poblaciones vulnerables e invisibilizadas,
(ya sean familias sin ingresos, migrantes o trabajadores informales, entre
otros) siempre suelen ser las mujeres y las niñas quienes experimentan una
mayor fragilidad dentro de estos grupos.
Según la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres están sobrerrepresentadas en
sectores críticos de exposición al virus. Por ejemplo, son casi el 70% de la fuerza laboral sanitaria y
superan esa cifra como voluntarias de salud y cuidadoras. Están, en definitiva,
en primera línea de la respuesta ante la pandemia y asumen los mayores costes
físicos y emocionales, enfrentándose a un mayor riesgo de infección.
Por otro lado, tal y como recordó Rohey Malick, alcaldesa de
Banjul, la pandemia ha sacado a la luz la vulnerabilidad de las mujeres,
acelerando los riesgos de violencia, explotación, abuso y acoso. Efectivamente,
la crisis ha mostrado claras debilidades en la gestión de las estructuras
sociales, poniendo en evidencia cómo no se está apoyando a las comunidades más
vulnerables lo suficientemente bien, en especial ellas, tanto adultas como
niñas.
“Todos los planes de recuperación de esta pandemia deben
poner la igualdad en el centro”, comentó Thembisile Nkadimeng, alcaldesa de
Polokwane. Para ello, se debe prestar especial atención a que las necesidades y
los derechos de las mujeres y niñas se aborden a través de políticas sociales
de reorganización del tiempo y redistribución de la riqueza, dijo. La alcaldesa
de Gaziantep, Fatma Şahin, también expresó su preocupación por la situación de
las migrantes, un colectivo que sufre y sufrirá de manera más aguda las peores
consecuencias de esta crisis.
Pero si existe una sobrerepresentación en los sectores
expuestos al virus, hay una sub-representación en el número de mujeres como
representantes políticas.
Actualmente, menos del
7% de los jefes de Estado en el mundo, menos
del 5% de sus alcaldes y tan solo el 20% de sus concejales son mujeres.
En función de ello, muchas de las ponentes insistieron en
que después de esta crisis no se debería volver a la normalidad anterior: “Es
preciso feminizar la política”, comentaba Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.
“Las ciudades somos la institución más cercana a la población. Hemos de dar más
participación a las mujeres para promover una nueva economía que asuma
lecciones de ecologismo, de pacifismo, de propuestas que pongan la vida en el
centro, con un municipalismo más empoderado”.
Alcaldesa de Bogotá
“El gran desafío es resistir la presión para volver a la
normalidad”, repetía Claudia López, alcaldesa de Bogotá. “Si algo nos ha
enseñado esta pandemia es que el mundo de donde venimos no es sostenible.
Tenemos que cambiar nuestros hábitos de vida y desarrollar una nueva normalidad
social, económica y cultural. Hay que aprovechar este momento para innovar en
políticas públicas y marcar un nuevo rumbo para nuestras ciudades”.
La sesión de aprendizaje común concluyó enfatizando que ha
llegado el momento de garantizar la plena inclusión y participación de las
mujeres y niñas en la política y en el tejido social de las ciudades y
regiones. Para ello, CGLU y Metrópolis acordaron un llamamiento a la acción
denominado Liderazgo de las mujeres para la era PostCovid-19 con
el objetivo de "no volver a la normalidad".
En su lugar, proponen ver
la igualdad de género como una parte integral de la solución a los muchos
desafíos globales posicionar a las mujeres en el centro de la toma de
decisiones e involucrar a los hombres electos en este movimiento para lograr un
marco de acción para una igualdad definitiva. La desigualdad no es una opción”,
señalan, en la recuperación de la pandemia, y es clave que el liderazgo de las
mujeres no sea una excepción sino la nueva normalidad en la era
postcoronavirus.
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