miércoles, 29 de marzo de 2017

Las Administraciones archivan a los archiveros

Otro post de actualidad: Rafael Jiménez Asensio: Ecuador del mandato y casi todo por hacer.

¿El problema viene de los ayuntamientos? ¿De la Administración Central? "El problema viene de antiguo", sentencia Anabad. 

BEZ.- "Hace diez años se decía que éramos la profesión del futuro", comenta José María Nogales, archivero con más de tres décadas de experiencia. Luego vino la revolución digital y nació el paradigma de la administración sin papel. "Hay que poner en marcha juntas regionales de archivos, de calificación de documentos, sistemas de gestión... Es un momento de gran efervescencia. Por eso es muy preocupante se esté produciendo una enorme baja de profesionales. Tendría que haber una eclosión de empleos".
Archivo municipal de Frigiliana. Málaga. LB
La última vez que se publicó la estadística de archivos de la Comunidad de Madrid, en 2014, catorce archivos no tenían personal asociado y otros quince contaban con un único empleado. Los archivos estatales dependientes del Ministerio de Cultura han perdido un 37% de su personal desde 2011. Hay hospitales que tiran a la basura sus historias clínicas. Hay instalaciones judiciales con documentos hacinados en todos los rincones. "El desarrollo digital nos llegó al mismo tiempo que la crisis", lamenta Nogales, que preside la Federación Española de Asociaciones de Archiveros, Bibliotecarios, Arqueólogos, Museólogos y Documentalistas (Anabad).

En el futuro brillante de los archiveros se cruzaron la crisis, la informática, la opacidad, y hasta la falta de espacio. "En los años ochenta la situación había mejorado mucho. Pero ahora se jubila el personal y no se cubren las plazas", explica Nogales. El archivero se incorporó a la profesión en torno a aquella época, cuando el fin de la dictadura permitió el nacimiento de un cierto interés por la gestión de la información asociada a la gestión pública. Ahora detecta cierto paralelismo entre aquel momento y este: "Cuando hay síntomas de corrupción, a quien haya incurrido en ella tampoco le interesa que los archivos estén muy ágiles. En el momento en que la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) llega a un archivo, se ve cuándo hay un verdadero talante democrático. Cuándo se encuentra enseguida la documentación, cuándo se tardan meses, cuándo no aparece...", asegura.

Estos achaques son bien conocidos en todos los niveles administrativos. A finales de 2016,  el Ministerio de Defensa comunicó el cierre del Archivo General de la Marina "Álvaro de Bazán", ubicado en Ciudad Real y creado en 1948 para aglutinar la documentación de la Armada. Sus aproximadamente doce kilómetros de fondos documentales cerraron al público "por falta de personal técnico". Los Archiveros Españoles de la Función Pública sumaron el anuncio a su lista de inquietudes: "El problema de la falta de personal se agrava por la falta de estabilidad de quienes acceden a ocupar la plaza de archivero en ese centro. La infradotación es manifiesta en los archivos colapsados por el volumen de documentación al que tienen que hacer frente", denunciaron.

Adiós, becas y subvenciones
En los archivos murcianos se escucha la misma canción. "Cuando empecemos con las jubilaciones de los profesionales que ingresaron en los primeros años de los 80, veremos cómo se cubren esas plazas. Aunque estoy convencida de que un ayuntamiento que lleva muchos años funcionando con archivero no va a prescindir de él", razona Pachi Amorós, coordinadora de archivos municipales de Murcia. Esta comunidad autónoma también ha visto cómo se esfumaba el personal de apoyo que se contrataba unos meses al año. "Esto se hacía con una subvención para organización de fondos que desapareció en 2010 y nunca más se supo. Lo mismo ocurrió con las becas que convocaba el Archivo General y algunas contrataciones con empresas que permitían a los profesionales de los archivos ir tirando con muchas dificultades", explica. 

En este contexto, los archivos sin archivero, quedan a merced de auxiliares administrativos condenados a "resolver la papeleta" cuando surge la necesidad. Eventualmente una iniciativa autonómica enviará técnicos a los pueblos: ordenarán los fondos, renovarán las estanterías, dejarán todo impecable. "Y a los dos años estará todo revuelto porque no ha habido mantenimiento técnico", concluye Nogales.
  
Un informático no puede sustituir al archivero
La simple digitalización de documentos, etapa impepinable en el camino a la Administración sin papel, podría convertirse según él en un enorme nicho de empleo. Sin embargo, donde había un archivero aparece, en el mejor de los casos, un informático al que se le encomienda liderar la muy honorable transición digital. El problema de la noble empresa es que faltan manos y formación específica. "El informático no tiene por qué entender la diplomática documental, la estructura de los documentos, su origen y sentido, su valor documental, testifical y de fe pública... Ha de participar, sin duda en este proceso, pero no puede sustituir al archivero", insiste Nogales. 

¿El problema viene de los ayuntamientos? ¿De la Administración Central? "El problema viene de antiguo", sentencia el presidente de Anabad.  "Cuando muchos de nosotros empezamos a trabajar hace treinta años, los archivos estaban encerrados en sótanos, legajos cubiertos de polvo y llenos de humedad, fardos de papel amontonados unos encima de otros...", recuerda. Esta situación, explica, está superada en los archivos de titularidad pública, donde -más allá de las carencias de personal- se han establecido ya ciertos mínimos en cuanto a la organización y almacenamiento de los documentos. No ocurre así en otras instituciones donde la categoría de personal archivero ni siquiera está creada. "Juzgados e instituciones sanitarias son sectores que deberían ser punteros y no lo son. Ahí la falta de personal es absoluta. Cada dos por tres encontramos noticias que nos sonrojan a todos", asegura.

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