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¿El problema viene de los ayuntamientos? ¿De la Administración Central? "El problema viene de antiguo", sentencia Anabad.
¿El problema viene de los ayuntamientos? ¿De la Administración Central? "El problema viene de antiguo", sentencia Anabad.
BEZ.- "Hace diez años se decía que éramos la profesión del
futuro", comenta José María Nogales, archivero con más de tres décadas de
experiencia. Luego vino la revolución digital y nació el paradigma de la
administración sin papel. "Hay que poner en marcha juntas regionales de
archivos, de calificación de documentos, sistemas de gestión... Es un momento
de gran efervescencia. Por eso es muy preocupante se esté produciendo una
enorme baja de profesionales. Tendría que haber una eclosión de empleos".
Archivo municipal de Frigiliana. Málaga. LB |
En el futuro brillante de los archiveros se cruzaron la
crisis, la informática, la opacidad, y hasta la falta de espacio. "En los
años ochenta la situación había mejorado mucho. Pero ahora se jubila el
personal y no se cubren las plazas", explica Nogales. El archivero se
incorporó a la profesión en torno a aquella época, cuando el fin de la
dictadura permitió el nacimiento de un cierto interés por la gestión de la
información asociada a la gestión pública. Ahora detecta cierto paralelismo
entre aquel momento y este: "Cuando hay síntomas de corrupción, a quien
haya incurrido en ella tampoco le interesa que los archivos estén muy ágiles.
En el momento en que la Unidad Central Operativa de la Guardia
Civil (UCO) llega a un archivo, se ve cuándo hay un verdadero talante
democrático. Cuándo se encuentra enseguida la documentación, cuándo se tardan
meses, cuándo no aparece...", asegura.
Estos achaques son bien conocidos en todos los niveles
administrativos. A finales de 2016, el Ministerio de Defensa comunicó el cierre del Archivo General de la Marina
"Álvaro de Bazán", ubicado en Ciudad Real y creado en 1948 para
aglutinar la documentación de la Armada. Sus aproximadamente doce
kilómetros de fondos documentales cerraron al público "por falta de
personal técnico". Los Archiveros Españoles de la Función Pública sumaron el
anuncio a su lista de inquietudes: "El problema de la falta de personal se
agrava por la falta de estabilidad de quienes acceden a ocupar la plaza de
archivero en ese centro. La infradotación es manifiesta en los archivos
colapsados por el volumen de documentación al que tienen que hacer
frente", denunciaron.
Adiós, becas y subvenciones
En los archivos murcianos se escucha la misma canción.
"Cuando empecemos con las jubilaciones de los profesionales que
ingresaron en los primeros años de los 80, veremos cómo se cubren esas plazas.
Aunque estoy convencida de que un ayuntamiento que lleva muchos años
funcionando con archivero no va a prescindir de él", razona Pachi Amorós,
coordinadora de archivos municipales de Murcia. Esta comunidad autónoma también
ha visto cómo se esfumaba el personal de apoyo que se contrataba unos
meses al año. "Esto se hacía con una subvención para organización de
fondos que desapareció en 2010 y nunca más se supo. Lo mismo ocurrió con las
becas que convocaba el Archivo
General y algunas contrataciones con empresas que permitían a los
profesionales de los archivos ir tirando con muchas dificultades", explica.
En este contexto, los archivos sin archivero, quedan a
merced de auxiliares administrativos condenados a "resolver la
papeleta" cuando surge la necesidad. Eventualmente una iniciativa
autonómica enviará técnicos a los pueblos: ordenarán los fondos, renovarán
las estanterías, dejarán todo impecable. "Y a los dos años estará todo
revuelto porque no ha habido mantenimiento técnico", concluye Nogales.
La simple digitalización de documentos, etapa impepinable en
el camino a la Administración sin papel, podría convertirse según él en un
enorme nicho de empleo. Sin embargo, donde había un archivero
aparece, en el mejor de los casos, un informático al que se le encomienda
liderar la muy honorable transición digital. El problema de la noble empresa es
que faltan manos y formación específica. "El informático no tiene por qué
entender la diplomática documental, la estructura de los documentos, su origen
y sentido, su valor documental, testifical y de fe pública... Ha de
participar, sin duda en este proceso, pero no puede sustituir al archivero",
insiste Nogales.
¿El problema viene de los ayuntamientos? ¿De la
Administración Central? "El problema viene de antiguo", sentencia el
presidente de Anabad. "Cuando muchos de nosotros empezamos a
trabajar hace treinta años, los archivos estaban encerrados en sótanos, legajos
cubiertos de polvo y llenos de humedad, fardos de papel amontonados unos encima
de otros...", recuerda. Esta situación, explica, está superada en los
archivos de titularidad pública, donde -más allá de las carencias de personal-
se han establecido ya ciertos mínimos en cuanto a la organización y
almacenamiento de los documentos. No ocurre así en otras instituciones donde
la categoría de personal archivero ni siquiera está creada. "Juzgados e
instituciones sanitarias son sectores que deberían ser punteros y no lo son.
Ahí la falta de personal es absoluta. Cada dos por tres encontramos
noticias que nos sonrojan a todos", asegura.
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