viernes, 5 de agosto de 2016

La parábola del talento en las Administraciones Públicas

"El talento en las Administraciones Públicas no fructifica porque se encuentra escondido sin poder salir a la luz y muchas veces termina perdiéndose"

Andrea Roselló. Blog EsPúblico.- En la parábola de los talentos del evangelio de Mateo 25,14-30 nos habla de un hombre que llamó a sus siervos y les dio conforme a sus capacidades a uno cinco talentos, a otro dos y a otro uno, el primero ganó cinco más, el segundo gano dos más y el tercero cavó un hoyo en tierra y lo escondió, a éste último el amo lo castigó quitándole el talento y se lo dio al que tenia diez talentos.

En la parábola de los talentos Dios confía sus dones o talentos a los hombres con laobligación de que los desarrollen y espera una respuesta fructífera por parte de cada hombre, y que la inactividad-por miedo, exceso de preocupación o cobardía, pereza o simple omisión consciente- en hacer rendir los talentos recibidos es criticada por el propio Jesús.

Hoy en día las Administraciones Públicas que deberían actuar como el amo de los siervos ni crean ni saben como descubrir el talento.

El talento en las Administraciones Públicas no fructifica porque se encuentra escondido sin poder salir a la luz y muchas veces termina perdiéndose.

 El señor no entrega los talentos para medir o poner a prueba la capacidad de los siervos, sino para que lo multipliquen durante su ausencia.
No hay nada más inhumano que buscar el talento, pregonarlo a los cuatro vientos y dejarlo en peor condición en el que se encontraba, simplemente por no saber cómo hacerlo florar.

No existe el perdón por no aprovechar todo el potencial de la mayoría de los trabajadores. No podemos permitirnos el lujo de consentir que el talento se diluya en el fondo de la tierra y que no haya nadie para rescatarlo.

Se necesita tener mucho coraje, valor y confianza incondicional para defender el talento que uno mismo propone, luchar codo con codo contra el status quo de las personas temerosas de perder su posición privilegiada dentro de una Administración Pública totalmente jerarquizada.

El talento es inquieto, no deja de moverse, quiere hacerse presente, palpable, quiere llamar la atención pero el talento se encuentra dentro de un engranaje que es muy difícil de superar.

Al final el talento se cansa, deja de ser talento y alguna vez se pregunta si fue talento o fue un sueño.

El ecosistema es el ideal para que no se dé el talento, como en la parábola no se trata de poner a prueba la capacidad de los trabajadores sino dar las oportunidades para que el talento fructifique.


El talento suele estar asociado a la habilidad innata y a la creación, aunque también puede desarrollarse con la práctica y el entrenamiento, así que de lo que se trata es que las Administraciones lo descubran otorgando un confianza incondicional para que se desarrolle y fructifique. Es decir dale confianza como el amo a su siervo para que cada uno conforme a sus capacidades desarrolle su talento que obviamente por el camino nos encontraremos con la pereza y la omisión consciente, pero ello no es obstáculo para saber que se va en la buena dirección.

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