...son algunos de los consejos de los expertos
-Situaciones extraordinarias como la gran cantidad de
ERTEs activos obligan a recalcular el número de días de vacaciones
Revista de prensa. El Economista.com Por Ramón Oliver. ¿Y si reservamos
un apartamento y luego no podemos ir y perdemos el dinero? ¿Y si la
piscina de la urbanización está cerrada? ¿Y si no nos dejan ir a la playa o nos
obligan a tomar el sol con mascarilla? ¿Y si nos reciben mal por venir de otra
Comunidad Autónoma? ¿Y si hay rebrotes en el lugar de destino? ¿Y si
volvemos a la fase 3 o a la 2 o a la 1? ¿Y si restauran el estado de alarma y
nos pilla a 400 kilómetros de casa? ¿Y si en mi empresa no ven bien que me coja
vacaciones en estas circunstancias? ¿Y si se cuestiona mi lealtad o mi
compromiso? ¿Y si dejo a mis compañeros colgados cuando hay poco personal y más
me necesitan? ¿Y si estoy en un ERTE y pierdo mi derecho a vacaciones? ¿Y si no
me vale la pena cogerme una semana porque, después de todo, puedo seguir teletrabajando desde donde estemos?
Posiblemente,
nunca antes los trabajadores españoles habían planteado tantas objeciones a sus
propias vacaciones como muchos lo están haciendo estos días. Ni, posiblemente,
tampoco nunca las habían necesitado tanto como este año. Porque después del
extenuante periodo de confinamiento e incertidumbre a todos los niveles
impuesto por la pandemia del coronavirus, tomarse unos días o semanas de
relax se antoja, más que recomendable, absolutamente necesario. Los nubarrones
que se ciernen sobre el panorama laboral y la inquietud por los rebrotes hacen
que, sin embargo, ese merecido descanso se aborde con la mano puesta en el
freno de mano.
"Otros años se trataba de cansancio básicamente
físico. Pero tras más de 90 días confinados, con riesgo para la salud, el
cansancio ha sido emocional, mental y de valores"
"¡Claro que
van a ser unas vacaciones diferentes: las vacaciones TCV (Tras el
Coronavirus)!", zanja Juan Carlos Cubeiro, consejero de Human Age
Institute. Este experto señala que para entender lo mucho se necesita el
descanso hace falta entender la naturaleza del cansancio acumulado. "Otros
años se trataba de cansancio básicamente físico (agotamiento). Pero tras más de
90 días confinados, con riesgo para la salud, el cansancio ha sido emocional
(provocado por el miedo), mental (14 horas diarias de media frente a la
pantalla) y de valores (una crisis medioambiental y de empleo)",
argumenta.
En esas
circunstancias tan extraordinarias, es inevitable que las personas se plateen
el receso veraniego de una manera distinta a otros años. También desde un punto
de vista emocional. "Las situaciones extremas o imprevistas potencian los
miedos internos"" explica Elisa Sánchez, directora de Idein. Algo
que, continúa esta psicóloga, provoca dos tipos de reacciones extremas en
relación a las vacaciones. "Están las personas que, ante una situación que
no controlan como esta, pierden también ellas el control y deciden que hay que
darlo todo en las vacaciones y tirar la casa por la ventana. Y están aquellas
otras más prudentes que ponen el foco en aquello que sí pueden controlar, y en
vacaciones se quedan en casa, se van al pueblo o allí donde se sientan más
seguras".
Empresas en dificultades
Cuando todavía
resuenan los ecos de la reprimenda viral del empresario Kike Sarasola a algunos
de sus roomies (empleados de Room Mate) por poner pegas a
reincorporarse a sus puestos tras el ERTE ("¡No estáis de vacaciones,
estáis en un ERTE!"), muchas voces apuntan que no solo está siendo un
periodo difícil para los trabajadores. Las empresas también lo están
pasando muy mal.
"Algunas ya
han desaparecido o lo van a hacer próximamente", lamenta José María
Fernández Mota, director del Área Laboral de MA Abogados. Y recalca que los
líderes empresariales "además del estrés personal por la situación, cargan
con una enorme preocupación por el futuro de sus empresas (la gran mayoría en
España son pymes) a corto plazo". Este abogado pide a los trabajadores
flexibilidad y empatía. "Porque tras varios meses de suspensión de
actividad, es el momento de dar lo mejor de cada uno. Todos debemos arrimar el
hombro en esta situación", reclama.
Que la paulatina
vuelta a oficinas, tiendas e industrias se haya producido a las puertas del
periodo vacacional ha supuesto para muchas empresas un alivio, pero también una
complicación. Si la organización de las vacaciones del personal es normalmente
una tarea que obliga a los responsables de gestionarla a hacer encaje de
bolillos, en las actuales circunstancias mucho más. Laia Hernando, sales
operator de Woffu, indica que nuevas casuísticas han venido a enredar ese
ya de por sí complejo rompecabezas. "Por un lado, muchas empresas han
solicitado a sus trabajadores concentrar las vacaciones en agosto, para así
focalizar la actividad en el último cuatrimestre con todos los equipos
disponibles". Una opción que, advierte, podría provocar "la
'desertificación' de la empresa durante ese mes si no se hace
ordenadamente".
Al respecto, José
María Fernández Mota recuerda que las empresas tienen la facultad de
reorganizar el período de disfrute de las vacaciones atendiendo a las
circunstancias organizativas. Pero, eso si, precisa, "siempre que haya
pacto entre empresa y trabajador". Por esa razón, este especialista
aconseja a las empresas "
El lío de los ERTEs
Otro elemento
desestabilizador es la gran cantidad de ERTEs en marcha. Una circunstancia que,
comenta Laia Hernando, obliga a recalcular el periodo de descanso. "Al ser
un ERTE una suspensión del trabajo temporal, los días de vacaciones no se
devengarán en su totalidad y por ello se debería restar al saldo
inicialmente asignado la parte no devengada". Fernández Mota aclara que
hay que distinguir entre "los trabajadores que han estado en ERTE de
suspensión (no han generado vacaciones durante ese tiempo), y los que han
estado en ERTE de reducción (sí han seguido prestando jornada laboral y, por
tanto, han generado vacaciones)".
"Hay cierta prisa de los trabajadores por cogerse
las vacaciones lo antes posible, no vaya a ser que luego no sea posible
viajar"
Con todo, ¿tienen
motivos los trabajadores para sentirse cohibidos a la hora de pedir sus vacaciones
por miedo a represalias o a lo que puedan pensar de ellos sus empresas? Desde
el sindicato Comisiones Obreras, su director de RRHH, Carlos Rodríguez, asegura
que ningún indicio apunta en esa dirección. "Total normalidad en ese
sentido. Como mucho, sí hay cierta prisa de los trabajadores por cogerse las
vacaciones lo antes posible, no vaya a ser que luego no sea posible
viajar".
Además, remarca
Elisa Sánchez, "todos necesitamos un respiro, una pausa, un oasis para
recuperarnos de todo lo que ha pasado. Es necesario desconectar, descansar,
relajarse, divertirse, compartir... En especial cuando las informaciones que
nos llegan son de que pueden volver a producirse situaciones similares en
octubre".
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