"Podría decirse que las oposiciones son el sistema selectivo menos malo de todos, porque al fin y al cabo se inspiran en la publicidad, concurrencia e igualdad de oportunidades"
J. Ramón Chaves.- Blog de la Justicia.com.- Me sorprende gratamente que en el BOE de 20 de Junio de 2016
se anuncia la convocatoria de diez plazas de
letrado del Ayuntamiento de Madrid, lo que sigue la senda de las recientes
cinco plazas por concurso-oposición de Letrados del Consejo General del
Poder Judicial (BOE 3/6/2016) ambas con plazo abierto para que se presenten
los interesados.
Tras la travesía del desierto de la crisis económica que
congeló las convocatorias de las oposiciones en general, tuvo lugar la salida
del letargo con el buque clásico de oposiciones para licenciados en derecho, la convocatoria de 65 plazas
para jueces y fiscales (BOE 23/12/2005). Y después la convocatoria de las 108
plazas de letrados de la Administración de Justicia (BOE 7/1/2016), con arreglo
al viejo Temario de Secretarios
judiciales.
Y si se hace un barrido por los Boletines oficiales o por
las webs de información de oposiciones, se captarán
convocatorias de plazas para licenciados en derecho, unas de cuerpos típicos
del Estado y ajustados a la Oferta de Empleo público 2016 y otros generados en las
Comunidades Autónomas o entes locales. Hay para todos los gustos, desde plazas
donde se requiere la condición de graduado en derecho (Letrados del Tribunal de
Cuentas, letrados consistoriales o autonómicos, etc) hasta plazas donde es
utilísimo (Administrador civil del Estado, Técnico de la Seguridad Social,
Técnico de Instituciones Penitenciarias, Técnico de Tráfico, etc), sin olvidar
los grandes cuerpos de inspección (Finanzas, Trabajo, Consumo, etc).
La clave está en buscar y rastrear la plaza adecuada, y no
desdeñarla si son pocas las plazas convocadas.
Pero asomémonos a lo que espera al jurista opositor.
1.- La tónica general del procedimiento selectivo aplicado
en tales oposiciones de cuerpos o escalas superiores, sigue el esquema clásico:
un temario teórico con dos o más exámenes en modalidad oral y escrita, y un
ejercicio práctico final. Al igual que Churchill decía aquello de que la
democracia es el sistema de gobierno menos malo de todos, podría decirse que
las oposiciones son el sistema selectivo menos malo de todos, porque al fin y
al cabo se inspiran en la publicidad, concurrencia e igualdad de oportunidades.
Y digo menos malo porque tal sistema tiene inconvenientes y fallos.
El inconveniente es el pilar memorístico que
resulta cada vez mas anacrónico cuando fuentes jurídicas y bibliográficas están
accesibles en bases documentales con rapidez y exactitud.
El fallo viene dado por el peso de la llamada
discrecionalidad técnica del Tribunal calificador que no deja de ser un juicio
valorativo de componente subjetivo (y como tal falible), pero al menos se
deposita la confianza de la valoración en personas especializadas cuya
imparcialidad y saber hacer hemos de presumir, especialmente cuando “contar,
pesar y medir” aptitudes resulta muy difícil.
Así y todo, ya nos hemos eco de los crecientes correctores a los excesos o perversiones de la discrecionalidad
técnica, que han venido de la mano de una Sala de lo
Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo muy sensible a las exigencias
constitucionales de igualdad, mérito y capacidad.
Así pues, las oposiciones son la puerta al empleo público, y
por si resultan de utilidad los consejos del viejo león, curtido en varias
oposiciones, como aspirante y como preparador, aquí están los diez
escalones para el éxito, junto con otras curiosidades y recomendaciones
útiles para opositores que tenéis
aquí.
2.- Eso sí, si quien lee estas líneas es un flamante graduado
en Derecho o próximo a serlo, me limitaré a recordarle tres refranes
sabios y útiles para superar oposiciones.
Refranes útiles
Primero, si la montaña no va a Mahoma, Mahoma debe ir a
la montaña; y es que hay que abandonar los prejuicios localistas y presentarse
a oposiciones de cuerpos o escalas jurídicas (o técnicas) aunque el destino sea
en otra localidad de la geografía española (si se supera ya habrá tiempo y
ocasión para trasladarse).
Segundo, no poner todos los huevos en el mismo cesto.
Las oposiciones son como unas mini-olimpiadas, en que hay unos años idóneos
para superarlas y se vuelve difícil aunque no imposible cuando uno se enfunda
en la “profesión” de “opositor”. Por eso, el tronco común de las oposiciones de
Técnicos de administración general, civil o análogas permite la polivalencia de
estudio para aumentar las opciones de superación, pues las ramas y hojarasca de
temas específicos se preparan sin problema. De igual modo, el tronco común de
las oposiciones a cuerpos de letrados públicos (Derecho administrativo,
constitucional o procesal) permite presentarse a varias de ellas en varias ocasiones.
Tercero, no hay rosas sin espinas. Si se quiere
trabajo fijo, con seguridad en las retribuciones e independencia, hay que
esforzarse. Muchos son los llamados y pocos los elegidos. O sea, hay que
estudiar con disciplina, y sobre todo, en materias jurídicas hay que estar
actualizado y no limitarse a manuales o temarios vetustos sino que el temario
exitoso es el “temario enriquecido” con la nota jurisprudencial, con la mención
doctrinal oportuna, con la cita de la norma rabiosamente vigente. Y si no se
obtiene la plaza en la primera ocasión, ya habrá otra. Un roble no se tumba al
primer hachazo.
3.- Y si el éxito acompaña al graduado en Derecho, que
no se duerma en los laureles. Al flamante letrado público le aguarda una dimensión
emocional que no se enseña al preparar las oposiciones y que ya expuse
en un corto video.
Y al juez le aguarda una jungla cuyas reglas de
supervivencia o claves tampoco enseñan los temarios, y que intenté ofrecer en
otro breve video sobre ser juez en
el siglo XXI.
Y es que, parafraseando el dicho de la Universidad de
Salamanca, “lo que natura non da, Salamanca non praesta”.
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