"El futuro ya está aquí, y requiere de nosotros nuevas capacitaciones tecnológicas así como mejores habilidades directivas"
Blog de Borja Colón.- Decía Peter Drucker que "el mañana siempre llega y éste
es siempre diferente. Incluso la organización más poderosa tendrá problemas si
no ha trabajado sobre su futuro. Ser sorprendido por lo que sucede en tu
entorno es un riesgo, que incluso la organización más grande y más rica no se
puede permitir, y que ni siquiera la organización más pequeña tiene que sufrir".
Pero descuida amigo, este no va a ser otro post sobre qué
nos viene encima, porque a estas alturas de la película ya tendrías que haber
hecho los deberes y, al menos, saber cuáles son las novedades que van a traer
consigo la Ley 39/2015, de Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas y de la Ley 40/2015, de Régimen Jurídico del Sector
Público. No obstante, si se te ha echado el tiempo encima puedes leer todas las entradas que mi buena amigo Víctor
Almonacid ha preparado para ti a lo largo de este último año o,
directamente, comparte el Manual sobre el nuevo procedimiento administrativo
local que vio la luz hace poco bajo la coordinación de Conchi
Campos.
Esto va más bien de rendirle tributo a la que para los que
trabajamos en lo público ha sido simplemente la Ley 30, y para los que
andan un poco más despistados, la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen
Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común.
Porque hay que ser honestos, si hemos llegado hasta
aquí ha sido gracias a ella, a su labor machacona por construir un entramado
jurídico-institucional lo suficientemente estable como para soportar casi 25
años después de su aprobación un modelo de Administración pública altamente
tecnificado, fuertemente consolidado y con un grado de interconexión entre los
distintos niveles territoriales muy considerable.
La Ley 30 sentó las bases de la actual Administración electrónica
con ese art. 45 que todos recordáis, con las reformas de la Ley de medidas del
año 2000, pero sobre todo por ese conjunto de empleados públicos
(innovadores/intraemprendedores) que supieron interpretarla al calor de los
nuevos tiempos y de las nuevas demandas de la sociedad sin que ésta se
revelara, totalmente flexible ante los vientos de cambio.
Éste, simplemente es un recuerdo cariñoso a una Ley que ha
marcado un antes y un después en nuestras carreras profesionales, en nuestro
día a día. Un norma fundamental para entender el funcionamiento y la
organización desde principios de los años noventa hasta nuestros días.
Y qué será de nosotros a partir de ahora? Pues muy sencillo,
el futuro ya está aquí, y requiere de nosotros nuevas capacitaciones
tecnológicas así como mejores habilidades directivas. Necesitamos
directivos públicos profesionales que tiren del carro y nos muestren el camino,
pero no lo olvidéis, estos nunca llegarán a ningún sitio si no son capaces de
involucrar a todas esos compañeros que se esfuerzan día a día en la base de las
Administraciones para que esto funcione.
Este también es, pues, un tributo al empleado público que no
ejerce dirección alguna, pero que forma parte de equipos y de organizaciones
que construyen con su esfuerzo recurrente el futuro administrativo que esos
directivo hay marcado. Repito, no lo olvidemos nunca, los generales no son
nadie sin un ejército que les siga hasta el final, sin un liderazgo que
comprometa a todos hacia un mismo fin.
El mañana siempre llega, el mañana ya está aquí... Adiós Ley
30, hola Ley 39, 40. Un saludo a todos, nos vamos leyendo.
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