"Hay un legislador, el europeo, que suele estar mucho más atinado, y de ahí viene lo bueno que tiene la normativa española"
Por Víctor Almonacid. Blog NosoloAytos. Ha sido un placer participar como ponente en el XI Simposio
de Actualización en Derecho Administrativo: “ECONOMÍA DIGITAL, EMPLEO PÚBLICO Y
NUEVA LEY DE CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO” que se ha celebrado esta semana en
Almería, junto a ponentes
de la talla de Enrique Dans o Emilio Duró, y con una buena organización de
la UAL (Universidad de Almería). Y para quien no pudo estar, hemos creído
oportuno compartir la reflexión principal de nuestra charla: “El efecto dominó
de la tecnología en la Administración”.
La tecnología, eso que da tanto miedo, ya existe. Citando
algunas de las que más pueden impactar en la Administración -en el futuro,
aunque las tecnologías son de presente-, podemos hablar de blockchain,big/small/open
data, biometría, IoT, AI, robots, bots, nanotecnología, etc…
A toda esta tecnología le vamos a llamar presente. Está
demostrado que a los cinco años de su aparición (es un promedio), “reacciona”
la empresa privada, incorporando dicha tecnología a sus servicios con la
finalidad evidentemente de mejorarlos y ser más competitiva.
La inercia del movimiento de esta ficha de dominó provoca la
reacción de la siguiente, la sociedad, que obviamente condicionada por los
nuevos entornos que se le ofrecen reacciona con nuevos hábitos de consumo.
Dichos hábitos pueden tardar otros cinco años en consolidarse, ya llevamos
diez.
Empatía social
Lo que hace la gente le importa, y mucho, al legislador. El
legislador -entiéndase, el redactor de las normas- no se caracteriza por su
empatía social, intentando regular, en su confusión, nuevas figuras de derecho
penal, o la ¿seguridad? de la Red, o los drones, o los procedimientos
administrativos electrónicos con la eterna duda de si son seguros o si no será
mejor, después de todo, continuar en papel.
Se trata, dicho con cariño y el
debido respeto, de un legislador un poco zote, que inserta de vez en cuando la
expresión “medios electrónicos, informáticos y telemáticos” como si fuera el
aceite aquel de “3 en 1” ,
dando la sensación de que solapa o confunde totalmente el significado de esas
tres palabras. Hay un legislador, el europeo, que suele estar mucho más
atinado, y de ahí viene lo bueno que tiene la normativa española, muchas veces
poco más que un “copiar y pegar” de los Reglamentos y Directivas de la UE.
Siguiendo con los “plazos de reacción”, el legislador nacional puede tardar
otro lustro en regular las ¿nuevas? conductas sociales, incluyendo en estos
cinco años la transposición (en realidad seguimos diciendo “copia”) del Derecho
europeo.
Hay que esperar otros cinco años más, y ya van veinte, para
vislumbrar la reacción de la Administración, la cual obviamente se ve obligada
a cumplir la anterior normativa, que es la ficha que le hace ponerse en
movimiento (¿no debería ser, más bien, la ficha de la sociedad?). Dentro de
esos cinco años se incluyen los plazos máximos de las vacatio legis, los
cuales se apuran al máximo, y ello en el mejor de los casos, no se crean.
Por tanto, la Administración es la última en reaccionar. Y
cuando lo hace, la ficha de la tecnología ya se ha vuelto a mover, por
supuesto, lo cual significa que pronto se verá abrumada por un nuevo efecto
dominó, por una tecnología que percibe como una amenaza en lugar de una
oportunidad para mejorar el servicio público, y con un sector privado y una
sociedad que la aventajan en años, siendo por tanto la Administración un sector
extremadamente lento y poco competitivo.
Enrique Dans
Mostró Enrique
Dans antes de mi ponencia el vídeo de una niña muy pequeña descartando
una revista “averiada”, después de desesperarse por no poder interactuar con
las imágenes a través del sistema touch propio de la tablet (llegando
incluso a plantearse si era su dedo el que estaba averiado). Se habla mucho del
joven de 20 años que no tiene paciencia de aguantar una cola, o el formato
papel, o la excesiva burocracia, para relacionarse con la Administración.
Ese
joven, que ya es un administrado y en principio lo seguirá siendo
durante décadas, solo va a relacionarse con la Administración por medios
telemáticos, y por su puesto desde su dispositivo móvil. La niña pequeña no, ni
siquiera eso.
La niña pequeña no se va a relacionar con la Administración… No
lo hará a menos que le ofrezca algo más interesante que el sector privado y por
lo que valga la pena gastar un segundo de su vida “haciendo click”.
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