jueves, 15 de agosto de 2019

¿Quén vota por los nuevos partidos? Voto económico, ideología política y actitudes populistas

"Es la percepción de las dificultades económicas enmarcada ideológicamente (en lugar del estado objetivo de la economía) lo que explica el voto en contra del establishment"

Por   y  Agenda Pública blog.- La crisis económica y financiera de finales de la década de 2000 es ampliamente reconocida por facilitar el éxito de nuevos partidos políticos en Europa. Sin embargo, en este artículo argumentamos que votar por nuevos partidos no puede entenderse como una mera respuesta económica. Más bien, en momentos en que la crisis económica se enfrenta a una crisis cada vez más profunda de la representación democrática, las actitudes populistas pueden hacer que los ciudadanos perciban a los nuevos partidos como una alternativa política real a las fuerzas tradicionales.

A raíz de la crisis financiera y económica de 2008, la mayoría de las sociedades europeas fueron testigo del declive electoral de los partidos establecidos y del surgimiento de nuevas plataformas políticas. Estos nuevos actores han llamado la atención no solo por su rápido éxito, sino también porque a menudo son vistos como sintomáticos de la tendencia populista en la política europea.

España es un buen ejemplo de ello. En las elecciones nacionales de 2011, el PSOE salió del gobierno en favor del PP. En 2015, después de que el PP implementara un programa de austeridad, el electorado castigó a ambos partidos establecidos con porcentajes de votos históricamente bajos. El apoyo se dirigió a dos recién llegados a la política electoral, Ciudadanos y Podemos que, lejos de ser iguales, se distinguen por su actitud crítica hacia el establishment político y al mismo tiempo, difieren sustancialmente en la ideología política, siendo Ciudadanos un partido de centroderecha y Podemos de izquierda radical.

La aparición y resistencia de nuevos partidos
Pero ¿qué pasará con los nuevos partidos como Ciudadanos y Podemos una vez que la crisis económica ya no esté en la agenda política? La formulación de expectativas sobre esta y otras preguntas relacionadas requiere una mejor comprensión de lo que motiva el éxito de los nuevos partidos y el declive de los partidos tradicionales. El éxito de los dos nuevos partidos españoles, de manera similar a otras nuevas formaciones políticas en Europa, se explica generalmente en términos de la reacción negativa de los votantes a las condiciones económicas de su país. Los votantes que perciben que su propia situación económica, y especialmente la economía de sus estados empeora, tenderán a castigar al partido en el gobierno votando por las alternativas políticas disponibles, ya sean partidos de oposición o fuerzas previamente marginales o nuevas, o directamente absteniéndose.

A pesar de la prominencia de las teorías del voto económico para explicar el apoyo a los nuevos partidos, muchos estudiosos dudan de que el comportamiento electoral en tiempos de crisis sea reducible solamente a los juicios a corto plazo sobre el desempeño económico nacional y destacan el papel de la ideología política para influir en las reacciones de los votantes ante el deterioro económico percibido. Esta perspectiva, como complemento a las teorías del voto económico, considera que las percepciones de los votantes sobre la situación económica están mediadas por la ideología política. Por lo tanto, es la percepción de las dificultades económicas enmarcada ideológicamente (en lugar del estado objetivo de la economía) lo que explica el voto en contra del establishment.

Introduciendo las actitudes populistas
Argumentamos que esta imagen aún no está completa. La investigación académica sobre cómo la Gran Recesión impulsó el éxito de nuevos partidos en las elecciones nacionales dejó una dimensión desatendida: el papel de las actitudes populistas. Adoptamos la definición generalizada de populismo como una ideología fina o delgada que considera que la sociedad se separa en dos grupos homogéneos y antagónicos, ‘el pueblo puro’ y ‘la élite corrupta’, y que argumenta que la política debería ser una expresión de la voluntad general o de ‘la gente’.

Considerar el populismo como una ideología fina nos permite distinguirlo de las ideologías «más gruesas» que brindan visiones del mundo completas, como el socialismo o el liberalismo. Así, el populismo puede presentarse en combinación con programas de izquierda y de derecha o sin un programa específico definido ideológicamente. Las actitudes populistas de los individuos se entienden como latentes y solo son electoralmente efectivas cuando son activadas por actores políticos con un discurso populista.

Los estudios han demostrado que las actitudes populistas son buenos predictores del apoyo a los partidos populistas. Sin embargo, no todos los partidos nuevos que surgieron a raíz de la crisis financiera y económica son populistas, como ejemplifica Ciudadanos. Así, todos los nuevos partidos podrían haberse beneficiado de los votos de los ciudadanos con actitudes populistas, ya que, si bien no son necesariamente populistas, los nuevos partidos seguramente se esfuerzan por presentarse como capaces de romper con las relaciones de poder político existentes, lo que podría explicar el atractivo de los nuevos partidos para los votantes con este tipo de actitudes.

Nuevos partidos y actitudes populistas
Nuestra investigación sobre los nuevos partidos españoles proporciona evidencia en apoyo de esta hipótesis. Usando los datos de una encuesta representativa, encontramos que los votantes con fuertes actitudes populistas tienen más probabilidades de apoyar a un partido nuevo, independientemente de si sostiene un discurso populista o no. Esto sugiere que los nuevos partidos ofrecen un potencial de identificación positiva a los votantes con actitudes populistas. Si los nuevos movimientos no hubieran ofrecido ninguna identificación a los votantes que rechazaron a los partidos tradicionales, entonces estos individuos con actitudes populistas probablemente habrían renunciado a acudir a las urnas.
Nota: Para más información, ver el artículo de los autores en  West European Politics

El gráfico muestra cómo las actitudes populistas en interacción con la ideología de izquierda-derecha influyen en las intenciones de voto para los nuevos partidos. Resulta que la probabilidad de que individuos de izquierda y de derecha voten por Podemos es aproximadamente la misma si comparten fuertes actitudes populistas. Los nuevos partidos populistas parecen ser capaces de atraer votantes populistas que no comparten plenamente su posición ideológica. Por el contrario, los encuestados con fuertes actitudes populistas tienen menos probabilidades de votar por Ciudadanos si se ubican en el lado izquierdo de la escala ideológica. Cuanto más se mueven los encuestados hacia la derecha, mayor es la influencia ejercida por las actitudes populistas sobre la probabilidad de votar por Ciudadanos. La congruencia político-ideológica desempeña un papel importante al explicar por qué algunas personas populistas tienen la intención de votar por un nuevo partido político no populista.

Lo que podemos aprender
Es probable que este conocimiento novedoso sobre el comportamiento electoral posterior a la crisis refine nuestra comprensión de los motivos detrás del debilitamiento de los partidos tradicionales en favor de los nuevos. En España, como en otros lugares, las elecciones posteriores a 2008 han provocado un aumento de la fragmentación electoral, la inestabilidad y la polarización política. El conocimiento sobre las causas de estas dinámicas puede aumentar nuestra comprensión de las tendencias que configuran el desarrollo de políticas democráticas en un futuro cercano.

En general, nuestro estudio sugiere que los nuevos partidos políticos pueden conectarse con el electorado más allá de las consecuencias económicas de la crisis. El surgimiento de nuevos partidos puede verse como una expresión de las transformaciones estructurales de gran alcance que se están produciendo en los sistemas políticos de Europa occidental, cambios catalizados por la Gran Recesión. Por lo tanto, los nuevos partidos pueden sobrevivir incluso en tiempos de prosperidad económica, aunque pueden surgir nuevos desafíos en forma de problemas de institucionalización o de su capacidad para movilizar continuamente las actitudes populistas del electorado.

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