Por Antonio Galindo .- Administración Beta blog - Bipolar, que tiene dos polos, o partes opuestas. La mente, aún analógica de nuestra Administración
Pública, alimentada últimamente con leyes electrónicas, está comenzando a
empacharse, y aunque ella no lo sabe, a desorientarse. Intenta aferrarse a su
viejo pasado, quiere conservar su modo de hacer las cosas, quiere agarrarse a
algo que la haga sentirse más segura, en estos tiempos de cambios y
transformaciones. Y lo que está consiguiendo es sufrir pequeñas alucinaciones,
engañarse a sí misma. Cree que eso que le cuentan, esas pequeñas victorias en
la transformación digital, son un reflejo de que va por buen camino. Pero si
las miramos detenidamente, no son más que pasos atrás.
Se ha separado de su cuerpo digital, de la posibilidad de
iniciar un procedimiento realmente electrónico aprovechando todas las posibilidades
que la tecnología pone a nuestro alcance. De iniciar otra manera de hacer
administración, de pensar fuera de la caja, y actuar de acuerdo con los tiempos
actuales, y sobre todo, pensando en el futuro.
Nuestras ventanillas y mostradores, donde hasta hace poco
campaban a sus anchas los papeles, pertenecientes a vetustos procedimientos
arcaicos, van transformándose, digitalizándose que llaman ahora, en malas
copias digitales. Esta transformación digital no es sino una deformación,
producida por una mala simbiosis entre lo analógico y lo digital.
Nuestra mente analógica se aferra al papel. Ha engañado a
nuestro cuerpo digital para que se sienta seguro con el documento electrónico,
con un pdf, a imagen y semejanza del papel. ¡Qué gran error! Nuestra mente
analógica se aferra a la firma, todo debe estar firmado. Ha engañado a nuestro
cuerpo digital para que se sienta seguro con una firma electrónica estampada en
el documento electrónico, de nuevo a imagen y semejanza del papel. ¡Qué gran
error!
¿Donde queda el dato electrónico, dónde el análisis,
dónde el conocimiento, dónde la innovación con esos datos electrónicos? Ese
documento electrónico nos está complicando la vida. No nos deja avanzar ¿De
verdad necesitamos plasmarlo todo en un pdf con una firma visible, con un CSV?
¿De verdad que el único modo de tener prueba de una solicitud online es
registrando en nuestros sistemas un pdf firmado electrónicamente por el
ciudadano? ¿No sabemos hacerlo mejor?
Vamos hacia un sistema electrónico nefasto, antes
inundados de papeles en mesas y archivos, ahora inundados de pdf´s, ocupando
miles de terabytes, que en el mejor de los casos producen la misma sensación de
burocracia del siglo pasado, y en el peor acaban de nuevo impresos inundando
mesas.
Más que una transformación digital estamos asistiendo a
una distorsión digital, donde las manías por llevar lo analógico a lo
electrónico están desorientando a nuestro cuerpo. La administración es un
enfermo digital, que con el tiempo irá empeorando, pues su mente cada vez está
más lejos de su físico. Ahora perdido mezcla nuevos conceptos, que intenta
interiorizarlos a bajo nivel, sin altura de miras, con criterios viejunos que
nos lastrarán indefinidamente.
¡Hay que matar al documento electrónico, larga vida al dato
electrónico! Grita el cuerpo, ya sintiendo la evolución en sus venas. Pero la
mente va a otro ritmo, incluso a veces parece que no juega al mismo juego.
Estamos lejos de encontrar el equilibrio, dice la
mente... Y lo peor es que no es consciente, no somos conscientes, de que ese
equilibrio ahora no es necesario. Ese equilibrio que buscamos nos está
lastrando. No es hora de equilibrios, es hora de CAMBIOS, con mayúsculas.
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