"El futuro no pertenece a nadie. No hay precursores, no existen más que rezagados"
(Jean Cocteau)
Por Víctor Almonacid.- Blog Nosoloaytos. Por aquello de que es verano, estaba releyendo durante este
inusual tiempo libre un epígrafe correspondiente a un artículo que escribimos
hace unos 14 años y medio (adjunto la ficha del trabajo y el texto de
referencia)…
Título del trabajo: “Actualización de la Administración y su
acercamiento a los ciudadanos“
Título del epígrafe: “El futuro del futuro“. Autor: Víctor Almonacid Lamelas
Texto:
“Ya estamos en el
futuro (por mucho que les cueste reconocerlo a quienes por un motivo u otro se
niegan a adaptarse a los nuevos tiempos), por lo que, a partir de aquí, todo lo
que sea mirar hacia delante supone planificar el futuro del futuro, que no es
una película de ciencia-ficción, en la que la Administración y sus funcionarios
sean hologramas programados, sino que ya está ahí. Tan lejano parece ahora el
año 2020 como antaño parecía el actual 2003, y sin embargo en él estamos.
<INCISO: Jamás se acabará por sustituir a seres humanos por máquinas, ya que
todos somos personas y necesitamos relacionarnos los unos con los otros, porque
los problemas no se pueden contar a un ordenador, y a veces hay que resolver
las cuestiones de forma “personalizada”, cosa que implica la toma de decisiones
que no siempre son “mecánicas”. Si aspiramos a la excelencia, a la gestión de
calidad, no debe obviarse el valor del trato personal, realizado por profesionales
de las relaciones humanas, gente bien preparada teóricamente y que además
utilicen la empatía. No obstante, para otras tareas de tipo más “mecánico”, sí
pueden emplearse máquinas (ya se ha visto el ejemplo de las máquinas
expendedoras de certificados de empadronamiento). Lo cierto es que esto no debe
suponer una disminución de efectivos en la Administración Local, ya que hay
trabajo de sobra para todos, y más aún a mayor descentralización (nuevas
competencias y funciones) y a mayor desarrollo tecnológico (se hará necesario
mantener en la Plantilla a profesionales que dominen la utilización y el
mantenimiento de las nuevas tecnologías)>. Todo lo que se queda anquilosado
en el pasado, todo lo que no sirve, queda obsoleto. Difícilmente se pueden garantizar
los principios de eficacia y eficiencia manteniendo estructuras administrativas
basadas en épocas superadas social y tecnológicamente. Deberíamos implantar las
nuevas aplicaciones informáticas que están lanzando al mercado las empresas del
sector. Se trata de programas estándar, pero adaptables a cada Administración
según sus características propias y volumen de gestión, que facilitan tanto las
tareas administrativas más rutinarias y perpetuas (programas de gestión de
solicitudes hasta la fase de Decreto-Acuerdo, con su consiguiente
notificación), como las necesidades coyunturales o periódicas (en estos meses
se están presentando numerosos programas de gestión informática de estas
elecciones locales 2003).
Si las empresas privadas se adaptan, ¿por qué no la
Administración?, ¿quizá porque no se rige por los principios de la oferta y la
demanda y la competencia (entre empresas) que son los incentivos para mejorar y
avanzar? Eso no es cierto, el monopolio desapareció, y la Administración presta
sus servicios en régimen de libre concurrencia, salvo los servicios públicos
(concepto en crisis desde hace ya bastantes años) cuya prestación no se puede
realizar por personas privadas, y estos cada vez son menos (aunque en nuestra
opinión hay un núcleo mínimo irreductible que jamás se debería privatizar). No
estamos defendiendo la teoría de que las AAPP se conviertan en empresas
privadas, pero desde el punto de vista objetivo e incluso jurídico, no hay
ningún inconveniente en que la Administración se organice y actúe en vanguardia
de la tecnología, y no ya en el mismo nivel que las modernas empresas privadas,
sino incluso por encima, dada la importancia de sus cometidos y su mayor
necesidad de eficiencia.
Por otra parte la Administración obtiene sus recursos de los
ciudadanos (sin perjuicio de que hay Administraciones que quizá perciben menos
recursos de los que se precisan para el mantenimiento de los servicios que
están obligadas a prestar), y existe por y para ellos. Es importante que
Administración y ciudadano se sientan identificados, y esto, desde nuestro
punto de vista, sólo es posible en la Administración Local, y dentro de ésta,
la Municipal.
En cuanto a la adaptación tecnológica, deberá llevarse a
cabo simultáneamente en la Administración y en la sociedad. Desde aquí
aconsejamos a los Ayuntamientos que todavía no lo hayan hecho a crear su propia
página web oficial. Debe contener información útil de carácter municipal
(acuerdos plenarios, Ordenanzas Fiscales…), lo cual es una forma moderna y
práctica de facilitar el derecho de información que tienen los ciudadanos.
Algunos se sorprenderían de los visitantes que puede tener en un solo día una
página en la red. El correo electrónico (e-mail) para sugerencias, también
afortunadamente ya bastante extendido, es una manifestación muy actual del
derecho de participación. El buzón o e-mail de Entrada-Salida (cuyo sustento
jurídico se encuentra como hemos visto en el art. 38.9 LRJPAC) se halla en una
fase mucho más experimental, por los problemas ya aludidos que puede
representar la cuestión de la firma electrónica, que sin embargo son
perfectamente superables. No nos cabe duda de que en un futuro próximo esta
tendencia se generalizará.
En cuanto al seguimiento informatizado de
expedientes en tramitación, decir que tiene sus detractores, tanto desde el
punto de vista de quien piensa que supone un trabajo extra de introducción de
datos en la red, como desde aquel otro que opina que existen determinados datos
a los que no puede tener acceso cualquier ciudadano, como así es. Esto es
evidente, ya que si desde en principio hemos defendido la vigencia de la
Constitución, debemos salvaguardar los límites constitucionales al derecho de
acceso a archivos y registros. No todo se puede informatizar, ni nadie lo
pretende. Sin embargo se puede llegar a una solución que satisfaga a todos, que
respete la Constitución y la Ley, los principios y las formas, pero que sea
eficaz, y sobre todo, eficiente. Y ello porque los recursos financieros no
abundan, sino que deben emplearse de la forma más inteligente posible, y la
inteligencia es tecnología, y la tecnología eficacia, la cual, minimizando
costes, se convierte en eficiencia. Este principio es el objetivo último de la
gestión administrativa moderna, al cual aspiran tanto los “gestores” públicos
como los “usuarios” particulares (todos en definitiva), que desean que con el
dinero público se presten cada vez más servicios, pero que no desean pagar más
impuestos. Entendemos que es nuestro deber mover los resortes necesarios para
que esto sea posible”.
Valoración (crítica y autocrítica): llevamos muchísimo
tiempo repitiendo lo mismo y las conclusiones en el momento actual son
prácticamente las mismas que las de entonces: debemos digitalizar nuestra
burocracia en general y los expedientes en particular porque, entre otras
cosas, es lo más eficiente. Hablábamos ya desde la óptica del ciudadano,
pensando en mejorar el servicio público. Reivindicábamos para ello (y no hemos
dejado de hacerlo desde entonces) la importancia de la Administración Local por
su proximidad con las personas.
Han pasado ya muchos años en cualquier caso. En la sociedad
han cambiado muchas cosas con respecto a principios de siglo. Muchísimas. En la
Administración a veces pienso que quizá solo ha cambiado el notable impacto de
las leyes 39 y 40 de 2015, aunque ojalá sea algo más. Sea por lo que fuere se
percibe una (lenta) evolución. Al menos nos agrada pensar que también hemos
influido algo con nuestra persistencia. Hoy en día matizaríamos, no obstante,
alguna cuestión, obviamente teniendo en cuenta que la normativa también ha
cambiado mucho desde entonces, por ejemplo en materia de acceso a la
información, entonces llamado derecho de acceso a archivos y registros (en
aquel momento la fuerza de la LOPD del 99 era mucho mayor). Hablábamos de un
correo de Entrada (y Salida), que sé que suena cómico después de tantos años ya
manejando las expresiones “sede electrónica”, “registro electrónico” y
“notificación electrónica”. Hablábamos de problemas con la firma electrónica
que parece que algunos todavía tienen… Y también matizaríamos alguna de las
afirmaciones: “Jamás se acabará por sustituir a seres humanos por
máquinas”… En las tareas mecánicas y repetitivas qué duda cabe de que sí,
nos sustituirán. Obviamente no en las más “humanas”, como la atención al
público o el liderazgo.
Pero sobre todo instábamos a cambiar, a adaptar, a mejorar,
a modernizar, a gestionar ese cambio. A acercar la Administración a los
ciudadanos. “Actualización de la Administración y su acercamiento a los ciudadanos”
era el título del artículo. La tecnología siempre ha sido un medio, no un fin,
para ser la mejor Administración posible. Pero aún no lo somos.
P.D.: Me hace gracia que se cita, hablando del “futuro del
futuro”, el año 2020. Ahora falta poco más de dos años… Ya verán qué pronto
llega. Mientras tanto, otras cosas de las que entonces hablamos, ya han
llegado.
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