domingo, 5 de diciembre de 2021

No lo llames Comunidades de Práctica, llámalo misiones.

Por Jesús Martínez. Trabajo y aprendizaje colaborativo blog.- CoPs 2021.- Hace unos días Jordi Graells nos recordaba que en esta misma semana se cumplían 10 años de la presentación del libro Treballa Diferent/ Trabaja Diferente. Formaba parte de un tríptico que habíamos iniciado con Trabajo Colaborativo y que concluyó con Compartin  collaboratiuPara acceder a ellas, aquí) 

Las tres obras sentaban las bases de como encajar propuestas de aprendizaje y de trabajo (lo llamábamos CoPs) en las rutinas establecidas en la Administración Pública. 


Ayer, 10 años después, en la jornada número 16 , juntábamos a los protagonistas del trabajo colaborativo de 2021. Nos acompañaban, además, como invitados externos, José Ignacio Altillo, promoviendo CoPs desde el IAAP y Dani Giménez desde la Agencia Catalana de Salud Pública. Y, como, no Joaquim Carbonell, muy implicado tanto en la fase previa como en la propia jornada. 

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Las conclusiones, muy ricas, las anoto a continuación. 


Se trata de una reflexión que aún necesita más reposo, pero que no me resisto a apuntar las (nuevas) tendencias.

 
1- Lo bueno de lo malo 
Lo colaborativo después (y en) pandemia ha mejorado. Era recurrente la dificultad para reunirse y colaborar por parte de los y las profesionales. La pandemia ha comportado que el kit tecnológico se haya extendido a prácticamente todas las personas que lo necesitaban para trabajar y aprender. 


Además, el teletrabajo ha incrustado -de serie- la necesidad de una mayor dosis de autonomía. Profesionales y «jefes» han tenido que firmar un nuevo pacto que, creo, perdurará. Trabajar por proyectos y evaluación/supervisión por resultados, ya no es tan infrecuente. 


En 2021 -lo comprobamos en la Jornada 16-, fruto de este nuevo escenario, se han multiplicado las aportaciones de valor de las diferentes agrupaciones, grupos, comunidades (la semántica también está variando en este campo). 


 
2- Innovación de proximidad 
El Santo Grial de nuestra época es la búsqueda constante de innovación. Se ha convertido en un mantra. Pero, en demasiadas ocasiones, nos quedamos en innovación de salón.

 
Mas allá del evento y de la ppt, el impacto a la organización no llega. Es un error de diseño. Establecer los espacios de innovación fuera del flujo natural donde ocurren las cosas, no es una buena apuesta. 


La intermediación, en forma de agentes de innovación, labs, formación para cuadros intermedios y directivos, en el mejor de los casos es epidérmica. 


En cambio, evaluar lo que no funciona y actuar desde donde está el problema -o la oportunidad- y siendo protagonizada por los mismos profesionales involucrados , es una apuesta con mejor pronostico. Si se llega a abrir paso este espacio mágico colaborativo, la solución prospera. 


3.- No queremos caballos más veloces 

 No me resisto a volver a citar la frase de Ford cuando se refería a la miopía en la detección de lo que necesitamos para el futuro. Decía que si hubiésemos hecho caso a nuestros clientes no hubiéramos inventado el coche, tendríamos caballos más veloces. No quiero ser injusto con en el ámbito de la formación y el aprendizaje (formo parte) pero creo que la detección de necesidades está sobrevalorada. Solo aporta una parte de la realidad. 


El beneficio del trabajo colaborativo consiste en que la mirada sobre lo que se necesita ocurre, no mediada por un formato interpretativo (a veces no libre de sesgos ). 


Nace de la discusión y del debate de los y las profesionales que están vinculados directamente al problema. En el día a día de lo que haces -y su reflexión posterior- se dispara una percepción360º que al final es más generativa que la detección tradicional. 


4- El invitado inesperado 
Todos y todas hemos tenido, en alguna ocasión, una persona invitada que llega de forma inesperada. Por lo general, esta situación produce una mezcla de incomodidad inicial, ya que se rompen las rutinas, con un interés genuino por las novedades que aporta. 


Las comunidades también podrían interpretarse, en la casa/organización, como un invitado inesperado. Te incomoda porque no tienes un espacio preparado para poder alojarlo, pero -si te otorgas permiso- te abre puertas a lo inesperado. A aprender, a avanzar en nuevas propuestas alejadas de la rutina. Pagas un pequeño peaje, pero ganas mucho. 
 

5- Cuidados 

 Los que viajamos frecuentemente en tren (cercanías en mi caso) tenemos incorporado el lema repetitivo de Renfe en época Covid: Cuídate, Cuídame, Cuidémonos. 


Los cuidados -y lo hemos visto en el fenómeno de la gran renuncia – ha pasado de lo anecdótico y se ha convertido en un elemento central. 


Se repitió en la mayoría de las intervenciones de los y las moderadoras. El cuidado que propicia la CoP ahora ayuda a hacer mejor el trabajo. 


6- No queremos trabajos, queremos misiones. 
Hemos de reconocerlo: no todos los perfiles de las personas que trabajan en la Administración (o en cualquier organización) son aptas para formar parte de estas agrupaciones. Las CoP ( y similares) tienen un imán. Cobijan a l@s explorador@s.

 
En las organizaciones equilibradas han de coexistir junto a los “mantenedores”. Ambos perfiles suman. Como veremos en un punto posterior, es tarea de la Función Directiva saber posicionarlos a cada cual donde rindan más. 


Sin las comunidades la organización se quedaría huérfana de exploradores bien ubicados y no podría dar salida productiva a estos perfiles. 
 
7- Función Directiva apreciativa 
No nos engañemos, en tiempos turbulentos (ahora BANI) poco riesgo directivo. Salvo que seas el dueño de la empresa ( y tengas otras); o quieras labrarte fama en Silicon Valley, en la hoja de ruta directiva está más el mantener que el explorar. Sobre todo en el ámbito de la Administración Pública. 


Con lo cual, agrupaciones como las comunidades de práctica añaden el ingrediente de la innovación organizacional, de serie, sin demasiado riesgo. 


Una mirada inteligente e integradora desde la dirección, lo puede hacer más fácil y fructífero. WinWin. 
 

8- Tercera generación. 

 Titulamos la jornada Comunidades de Tercera Generación. Hacíamos referencia a las etapas por las que las comunidades habían ido pasando, pero, también, poníamos el acento en la generación de productos aplicados. Las CoPs son avanzadas (3G) , si entienden que la aportación es esencial. 


En un mundo tan volátil en el que la obsolescencia de conocimientos es tan elevada, la aportación permanente es indispensable. Circulares, instrucciones, normativas, regulaciones, protocolos tienen una vida limitada. Alimentar entornos de colaboración que estén pegados a lo que va cambiando y que puedan ofrecer soluciones inmediatas tiene un valor incalculable. Y, al final, es de lo que se nutren las (efímeras) regulaciones posteriores. 
 

9- Vuelta a los orígenes en aprendizaje. 

Esta característica la que creo especialmente importante en el ámbito de la formación y el aprendizaje. Se trata de una vuelta a los orígenes. Aprender y trabajar; trabajar y aprender todo en en el mismo flujo. 


Desgraciadamente, y lo hemos denunciado muchas veces , el diseño dual de la formación en la Administración Pública no lo facilita. Por un lado, Escuelas e Institutos; y por otro, el desempeño laboral con sus propias reglas ( y jefes). 


No negaré que aporta algunas ventajas, pero aloja en su seno la gran desventaja.

 
Sacamos a la gente -ahora a espacios virtuales- de su trabajo para enseñarles lo que después han de aplicar en su trabajo. 


Se ha descrito muchas veces con diferentes nombres (efecto túnel, Lipstick on the pig Training will focus on performance, not on smilesDon’t Evaluate the Garbage ) (resumen detallado aquí), lo que no deja de ser una intermediación que podría evitarse. Sobre todo, en la formación continua. 


Considerando que es misión imposible el rediseñar toda la normativa (EBEP) al no haber (intereses) ni consensos suficientes, la propuesta de las agrupaciones colaborativas (CoPs por misiones) puede contrarrestar esta dualidad. 


Ahora, en plena época de redefinición estratégica de Escuelas e Institutos, no tocaría apostar por mejoras (caballos más veloces ), sino por disrupción (Bofarull lo define como Moonshot Thinking. 


Creo que el invitado incómodo podría jugar aun un mayor papel. Y pide pocas cosas: directivos inteligentes (en los dos lados) y entornos -por diseño- nutritivos. 


A hombros de gigantes 

El punto final va de agradecimiento a todas aquellas personas que con sus aportaciones nos han ayudado a implantar y mantener estas propuestas colaborativas. Han sido muchas. Empezaba el post con Jordi Graells, pero también: Núria Vives, Mario Pérez-Montoro, Sergio Vázquez, Manel Muntada, Dolors Reich, Virginio Gallardo, Alicia Pomares, Javier Martínez Aldanondo, Marcelo Lasagna, Joaquim Carbonell… 

 

Punto y seguido: Ruta 66. 
José Ignacio Altillo, una mente extraordinaria y explorador incansable, nos propuso el nombre Ruta 66 para inspirar el proceso de continuar extendiendo las propuestas colaborativas. 


Son deberes que asumimos gustosos. El objetivo inmediato es incorporar a más organizaciones y promotores en las próximas etapas. Como dice el proverbio, cuantos más seamos más lejos llegaremos. 

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