"El 50 por ciento de las cien primeras universidades del mundo son anglosajonas". "El nivel internacional medio de las universidades públicas españolas es muy alto y es casi un milagro si se tienen en cuenta los recursos de los que disponen"
Por Carles Ramió. espúblico blog.-Ahora todo en el mundo está sometido al escrutinio y evaluación de los rankings internacionales. Antes estábamos acostumbrados a los rankings empresariales pero ahora esta lógica competitiva afecta a todos los ámbitos institucionales. Ahora hay rankings internacionales de calidad de vida, de calidad de los gobiernos, de calidad de los sistemas educativos nacionales, de la sanidad, del gobierno abierto, de la corrupción, de digitalización pública y privada, de avances en inteligencia artificial, etc. Por tanto, es normal que también existan varios rankings que posicionen a las diversas universidades del mundo.
Siempre me
asombra que cuando aparecen los resultados anuales de alguno de estos rankings
(como hay tantos suele ser cada tres meses) los medios de comunicación
nacionales se estiran los cabellos al certificar de manera recurrente que no
aparece ninguna universidad española entre las cien mejor posicionadas del
mundo. Esta sensación de fracaso patrio también tiene su eco en la sociedad y
en la política. En mi opinión esta depresión colectiva es un ejemplo más de
impostura política, social y mediática. Es sorprende ya que parece que nadie en
este país caiga en la cuenta sobre lo difícil que es ubicar una universidad
autóctona entre las cien primeras del mundo si atendemos a los siguientes
elementos:
-En el mundo
hay unas 25.000 universidades y, por tanto, ubicar una universidad
nacional entre las cien mejores es algo muy difícil.
-Todos
conocemos la potencia universitaria de EE.UU. y de Gran Bretaña. Poseen
universidades con una larga tradición y con dotaciones presupuestarias que
pueden llegar a multiplicar por veinte a las homólogas hispanas. De las 100
primeras del mundo hay 41 vinculadas a estos dos países. Tampoco es un tema
menor que varios rankings sean impulsados por instituciones anglosajonas muy
permeables a lógicas chovinistas.
-Los otros
países anglosajones como Canadá, Australia y Nueva Zelanda han seguido la senda
de los dos países líderes de su mismo contexto cultural. Estos países
emergentes, en el contexto anglosajón, agrupan 9 universidades más. Por tanto,
el 50 por ciento de las cien primeras del mundo son anglosajonas.
-Los
pujantes países asiáticos están haciendo una apuesta espectacular en sus
respectivos sistemas universitarios (China, Japón Corea, Singapur, Hong Kong
Taiwan y Malasia) para ser competitivos a nivel mundial: agrupan 28
universidades entre las cien primeras.
-Por tanto,
nos quedan poco más de 20 universidades a repartir entre la Europa Continental
y lo que queda del mundo: 4 Francia, 3 Alemania y Suiza, 2 Suecia y
Holanda y 1 Dinamarca y Bélgica. Quiero llamar la atención que no aparece
ninguna universidad de Italia (país con el que España se podría comparar).
-Para tener
una universidad de primer nivel mundial es imprescindible gozar de muchos
recursos económicos. Hay tres formas de lograrlo: a) universidades privadas con
gran prestigio con matrículas carísimas y unas muy altas donaciones altruistas
(caso de Harvard y de la mayoría de universidades de EE.UU.). El endowment (donación)
es una práctica casi inexistente en España; b) Universidades públicas
financiadas generosamente precisamente con el objetivo explícito de que
aparezcan en posiciones destacadas a nivel mundial (China, Francia, Alemania y
Países Escandinavos); c) algunos gobiernos nacionales han incentivado (casi
obligado) a fusionar buenas universidades para que alcancen suficiente masa
crítica y sinergias para poder competir a nivel internacional. Un buen ejemplo
de esta estrategia es Francia que hasta hace poco tiempo ninguna universidad
figurara entre las cien primeras del mundo y ahora posee hasta 4. El Estado francés,
siempre tan atento a indicadores de prestigio y de grandeza, decidió fusionar
universidades y financiarlas generosamente con el objetivo que salieran en
posiciones significativas de los rankings. Por ejemplo, la histórica y conocida
Universidad de la Sorbona de París, fundada en 1257, ahora compite en el sub
ranking de las universidades jóvenes (universidades con menos de 50 años desde
su creación) ya que la consideran “nueva” al haber sido objeto recientemente de
una fusión.
-La
situación de España es la siguiente: las universidades privadas son muy débiles
(con la excepción de la Universidad de Navarra y la Universidad Ramon
Llull) e incluso mediocres y se limitan a hacer negocio con las matrículas y su
nivel de actividad investigadora es muy precaria y casi inexistente. Las
universidades públicas están todas financiadas públicamente con una lógica
totalmente equitativa: reciben recursos públicos similares en función del
número de los alumnos matriculados. No hay ningún incentivo real hacia la
excelencia ni ningún incentivo de país que apueste por algunas de ellas para
que destaquen en el panorama internacional.
-En España
tenemos algunas universidades que están entre las 300 mejores del mundo: UAB,
UB, UAM, UPF, politécnicas y cuando el listado se amplía a las 500 mejores
aparecen bastantes. El nivel internacional medio de las universidades públicas
españolas es muy alto y es casi un milagro si se tienen en cuenta los recursos
de los que disponen. Solo hay que analizar las universidades foráneas que las acompañan
(las que están más o menos al mismo nivel que las españolas en los rankings):
todas tienen entre el doble y el triple de financiación que las hispanas. Si
los indicadores tuvieran en cuenta los presupuestos en la fórmula para medir la
eficiencia no hay ninguna duda que aparecerían un buen grupo de universidades
españolas entre las cien mejores del mundo (entre 4 y 6).
-Es muy raro
encontrar universidades en posiciones destacadas en los rankings
internacionales que posean un sistema de gobernanza desprofesionalizado y
corporativo como el que poseen las universidades públicas españolas. Las
mejores universidades del mundo no solo compiten en atesorar a los mejores
investigadores sino también a los gestores académicos y gestores más solventes
y competitivos.
-Un ejemplo
de éxito en educación superior en España reside en la elevada calidad de sus
escuelas de negocios. Hay tres escuelas hispanas (IESE, Instituto de Empresa y
ESADE) que ocupan puestos muy destacados en los rankings mundiales. No solo
entre los cien primeros del mundo sino entre los veinte mejores del mundo. Son
escuelas privadas que se financian mediante las elevadas matrículas de sus
estudiantes y con apoyos de grupos empresariales. Cuando hay recursos
económicos nuestros centros universitarios son exitosos y competitivos a nivel
internacional.
Desgraciadamente es fácil pronosticar que las universidades públicas españolas que ahora resisten en posiciones destacadas en los rankings internacionales van a ir perdiendo posiciones en los próximos años. La competencia mundial es feroz y muchos sistemas universitarios nacionales se están transformando para poder pugnar mejor. El sistema español de financiación sin incentivos orientados a la excelencia, de regulación uniformadora intrusiva y de gobernanza interna de carácter corporativo no son las mejores credenciales para poder competir con solvencia en el panorama internacional. Es un modelo, que opta por un igualitarismo, totalmente legítimo, pero que arrastra a todas las universidades hacia abajo.
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