Antes de levantar un nuevo hospital, se elabora un plan funcional que establece los requisitos del nuevo centro y marca los metros cuadrados y el presupuesto. En el caso del Hospital de Emergencias de Madrid, todo apunta a que este documento se redactó a posteriori.
Por MIGUEL ÁNGEL GAVILANES y ÁNGELA BERNARDO. Fundación Civio.- Seis meses para levantar un hospital. La tramitación de emergencia del proyecto del Hospital de Emergencias Enfermera Isabel Zendal (HEEIZ) facilitó la tarea. Entre los trámites aplazados está la redacción del plan funcional. Este documento es la base que sirve para luego desarrollar las propuestas técnicas de diseño arquitectónico y los concursos de adjudicación de obra, las líneas maestras para definir qué y cómo se debía construir un hospital de “alrededor de 100 millones de euros”, según declaraciones de la Consejería de Sanidad a Europa Press, un gasto que sigue creciendo. Este trámite se dejó para más tarde.
Esto no es lo habitual, según el arquitecto Joan Llongueras, que ha trabajado en el diseño de diversos hospitales en España y es profesor del máster en Arquitectura Sanitaria de la Universitat Politècnica de Catalunya. “Normalmente, el plan funcional se hace antes del diseño arquitectónico”, explica a Civio. “Si el edificio se construyó antes del plan funcional puede haber sido por las prisas, pero estas siempre traen problemas y en este caso han sido múltiples”, advierte otro reconocido arquitecto, que prefiere no revelar su identidad. El plan funcional de cualquier hospital “es el elemento que sirve al equipo redactor para poder hacer la distribución del nuevo edificio”, explica Llongueras. Por su experiencia, este documento “marca los metros cuadrados y el presupuesto por el que va a salir el proyecto”. “Es lo que se hace normalmente aquí y fuera de España también”, asegura. El segundo arquitecto consultado por Civio coincide en esta idea y añade: “Si construimos sin plan no construimos un hospital, construimos un edificio que luego adaptaremos para que sea un hospital con todos los inconvenientes y problemas que esto conlleva”.
En diciembre se inauguró el Zendal entre críticas -además de laborales, de utilidad frente a otros recursos sanitarios existentes o de gasto-a su opacidad. En parte, debido a que ese plan funcional, clave para entender el proyecto, se ocultó. De hecho, los expertos consultados lo llevan pidiendo a Sanidad desde hace meses, sin éxito. Civio ha tenido acceso a este documento gracias a la Ley de Transparencia. Esta es la primera vez que estos especialistas han podido leerlo.
“Ante la crítica a la falta de un plan funcional desde muchos frentes técnicos, parece que se construye este documento a posteriori”, opina José Ramón Repullo, profesor de Planificación y Economía de la Salud en la Escuela Nacional de Sanidad. Para esta conclusión tanto él como distintas fuentes señalan a los 61 autores del documento, la mayoría altos cargos: varios fueron nombrados meses después del inicio de los trabajos de construcción. Es decir, es imposible que se redactase antes y, por tanto, no sirve para planificar el proyecto. Un ejemplo: los coordinadores del plan, Antonio Juan Pastor, gerente asistencial de Hospitales, y Daniel Álvarez Cabo, gerente de Planificación Estratégica, fueron designados el 20 de octubre de 2020. La construcción del Zendal arrancó en junio. Juan Jorge González Armengol, viceconsejero de Asistencia Sanitaria o Jesús Vázquez Castro, director general del Proceso Integrado de Salud, revisores del documento, también tomaron posesión de sus cargos entre septiembre y octubre. Este plan “tiene el propósito de articular una narrativa técnica que argumente y justifique lo ya realizado”, opina Repullo. Por su parte, la Consejería de Sanidad no nos ha confirmado cuál fue la fecha de redacción del plan.
La Comunidad de Madrid defendió su estrategia de construcción en paralelo a la entrega del proyecto de los arquitectos. Como así parece, sin un plan funcional que marcase las líneas a seguir. Hemos preguntado a la Consejería de Sanidad en qué documento o instrucción se basaron, ante la falta de un plan funcional previo, para diseñar el nuevo hospital. Al cierre de este artículo no hemos obtenido respuesta.
Más
allá de la estructura y el diseño del edificio
Algunos
aspectos propios de un plan funcional no están cerrados. Por ejemplo,
respecto a las cocinas, el texto recoge: “La estructura del HEEIZ no contempla
un espacio definido para la gestión de las comidas. Se debería conocer el
espacio que va a ser destinado para la regeneración y montaje de las comidas de
los pacientes”. Y, mientras que en el plan facilitado por la Consejería de
Sanidad quedan aún flecos sobre los espacios y sus requisitos, se abordan temas
como los recursos humanos y otros aspectos como la política con los
contratistas privados de los servicios de mantenimiento –y que en noviembre de 2020 ya se adjudicaron a Ferrovial–,
puntos que no suelen incluirse en estos planes.
“Si la idea es descargar al resto de los
hospitales madrileños de pacientes leves y moderados, podían hacer esto o un
modelo de campaña. Como no lo deberían tener muy claro, más allá de repetir el
modelo de Ifema, lo que se ve en el plan funcional es mucho relleno”, considera
Daniel Bernabéu, presidente de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores
de Madrid (AMYTS). Esta asociación, que forma parte de la Mesa Sectorial
de Sanidad entre sindicatos y Gobierno de Madrid, tampoco había
tenido acceso previo a este plan funcional. “Cuanta menos publicidad, te
garantizas que nadie ataque el proyecto. Es la única explicación. No hay
planificación por ningún lado”, opina Bernabéu.
El
documento redactado por Sanidad se detiene, de forma muy particular, en las
necesidades de personal de enfermería y auxiliares. Así, establece que el
Zendal debe contar con un enfermero dedicado casi a un solo paciente
(1,3), lo que casi duplicaría los recursos humanos de enfermería. “Esto habría
que hacerlo extensivo a todos los hospitales”, aseguran desde AMYTS. Lo
habitual en las UCI de la región es que esta ratio sea de un enfermero por cada
dos pacientes. La Consejería de Sanidad no nos ha confirmado si cumplen con
este objetivo. Y mientras que el texto se detiene en la enfermería, se olvida
de las necesidades de médicos.
Todos estos
añadidos son una “singularidad” para el profesor de Planificación y
Economía de la Salud José Ramón Repullo, que lo asemeja más a un plan de
gestión general a posteriori que una planificación de lo que se necesita y cómo
se tiene que construir. Un proceso “singular y desordenado” donde, según
Repullo, primero se puso el ladrillo y, después, la narrativa.
El
contenido de otros planes funcionales
El de la reforma del complejo hospitalario de La Paz, de 2019, es uno de los últimos planes funcionales de la Comunidad de Madrid. Si bien la cartera de servicios y la población a atender en La Paz es mucho mayor que la del Zendal, su plan contiene una menor variedad de temáticas. Tras un primer análisis de situación, este documento se centra en enumerar las consultas, salas de apoyo, gabinetes, despachos, quirófanos, laboratorios y cualquier tipo de espacio necesario para cada área de diagnóstico, de especialidad, de terapia; unidades de soporte asistencial, de administración, logística, docencia, investigación, etc. Recoge hasta el número de plazas de aparcamiento necesarias. En los pliegos de contratación del proyecto de reforma de La Paz, junto a este documento, se encuentra un plan de espacios que entra en más detalle y resume el número de espacios a construir y define sus metros cuadrados. En otros planes funcionales esta información está incluida en el propio plan funcional, por ejemplo, en este del Hospital de Atención Intermedia de Llevant, en Mallorca. A diferencia del Zendal, los planes revisados no incluyen aspectos de gestión, recursos humanos o relaciones con los proveedores.
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