"Tiempo habrá de analizar esta importante normativa con mayor profundidad y detalle"
Por Rafael Jiménez Asensio. La Mirada Institucional blog.- Después de un largo proceso de gestación, ha sido finalmente acordado en Consejo de Ministros el Real Decreto-Ley por el que se aprueban medidas urgentes para la modernización de la Administración Pública y para la ejecución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Curiosamente, salvo que se publique un número extraordinario, en el BOE de hoy 23 de diciembre de 2020 no aparece tal real decreto-ley, aunque sí otros dos aprobados ayer (el 35 y 37 de 2020). Con lo cual a esperar que el BOE edite (presumiblemente como RDL 36/2020) lo que aprobó el Consejo de Ministros (y deben estar corrigiendo a marchas forzadas). Una extraordinaria y urgente necesidad por entregas.
Por
tanto, puede parecer precipitado hablar de una norma que, aunque aprobada, aún
no ha sido publicada en el BOE. Sin embargo, no lo es. Un análisis de urgencia
como el presente sólo se explica porque, directa o indirectamente, se ha tenido
conocimiento de distintos borradores que han ido filtrándose durante las
últimas semanas o días. De ahí que mucha de la información que se dispone sea
acumulada. Otra, es más nueva. Y si hay algún cambio sustantivo, finalmente, ya
se corregirá y advertirá cuando el siniestro y prolongado decreto-ley se
inserte finalmente en el BOE.
Sin
duda se escribirá muchísimo sobre este real decreto-ley. Mi única pretensión en
estos momentos, en línea con lo ya escrito otros posts anteriores, es -como el
enunciado de la entrada indica- resaltar diez ideas-fuerza de esta
importantísima regulación. El texto finalmente aprobado (al menos el que hemos
tenido acceso) confirma algunas de las valoraciones que hice en su momento e
introduce otros nuevos elementos que han sido incorporados en sus últimas
versiones.
De
modo telegráfico, las ideas-fuerza sustantivas de esta regulación son las
siguientes:
1.-
Absorción de fondos europeos: El decreto-ley de gestión de fondos como
pistoletazo de salida. La expresión “absorción” es constante en el preámbulo de
la norma, y se plantea como un objetivo estratégico en el que España se juega
mucho, sobre todo que los recursos financieros (ayudas) no se pierdan por el
camino de un obsoleto sistema burocrático-administrativo que se pretende
reformar (“modernizar”), al menos por lo que a la Administración General del
Estado respecta y en lo que a gestión de fondos europeos se refiere. Aunque el
origen de todo está en el Consejo Europeo de 21 de julio (y en sus
precedentes), así como en el incipiente Plan de Recuperación,
Transformación y Resiliencia aprobado por el Gobierno el 7 de octubre de
2020, el decreto-ley es el punto de inflexión a partir del cual los distintos
niveles de gobierno y el tejido empresarial comiencen a visualizar algo de lo
que será la compleja y sinuosa ruta para obtener la bendición de proyectos de
inversión que encuentren su fuente de financiación en estos fondos. Comienza
una carrera, aún incierta, pendiente de concreción en muchos de sus puntos,
mediante el desarrollo reglamentario que se haga tras la puesta en circulación
del llamado modelo de Gobernanza de los fondos.
2.-
Objeto de la norma y aplicación preferente a los fondos europeos. Los artículos
1 (objeto) y 2 (ámbito de aplicación) requieren un análisis preciso, que aquí
no puede hacerse. Y también tener en cuenta que parte de esa normativa se
aplicará no sólo a los fondos NGEU sino también al resto de fondos europeos y
otra parte tendrá implicaciones estructurales (título II). En cualquier caso,
esta regulación quedará pendiente de cuáles sean las líneas definitivas que se
establezcan por los Reglamentos de la UE (que podrían dejar “fuera de
ordenación” algunas de sus previsiones). El decreto-ley, fiel al estilo de esta
forma precipitada de “legislación excepcional Covid19”, también contiene
abundantes e importantes de modificaciones de leyes en sus disposiciones
finales, propias de estos decretos-leyes ómnibus que tanto abundan.
3.-
Carácter básico, pero desigual, de la normativa sobre gestión de fondos
europeos. La disposición final primera esgrime un conjunto de títulos
competenciales como habilitadores de la norma excepcional. También detalla qué
capítulos, artículos, apartados de artículos o disposiciones adicionales,
transitorias y finales, tienen el carácter de normas de carácter básico. Un
análisis detenido ahora no procede, pero basta con indicar que en algunas
cuestiones serán las Comunidades Autónomas las que deberán proceder a regular
por decreto-ley un modelo de gestión de fondos europeos propio. El problema lo
tendrán aquellas CCAA que no disponen de la figura del decreto-ley. Tendrán que
legislar por urgencia (y aun así, con problemas), fiarlo todo al desarrollo
reglamentario o quedarse atrás. Aún así, la normativa básica aprobada permite
afrontar determinadas cuestiones (colaboración público/privada; procedimiento;
contratación pública; subvenciones; convenios; etc.) de gestión de fondos, pero
no otras (agilización interna, estructuras flexibles, gestión de personas,
etc.).
4.-
Departamentalización del modelo de gestión de fondos. Aparentemente, hay
una transformación organizativa en marcha, aunque sólo sea en lo que se refiere
en la gestión de los fondos europeos en la AGE, en la práctica el modelo
ministerial predomina y limita la gestión de unos proyectos de inversión
transversales a un departamento, dependiendo del mayor parentesco del objeto
funcional. La transformación se da de bruces con la continuidad. Al final esa
tensión tenderá a resolverse por algún lado. Pero el punto de partida es malo.
Con 22 departamentos ministeriales no será fácil poner orden, pues todos
pretenderán tener algún protagonismo en el reparto y en la asignación de
proyectos. El “menudeo” de proyectos de inversión ministeriales, autonómicos o
locales, podría ser un riesgo cierto que atomizaría los objetivos del Plan de
Recuperación, Transformación y Resiliencia.
5.-
Los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica
(PERTE). Para paliar (que no evitar) ese riesgo de atomización, el
decreto-ley opta por concentrar esfuerzos que aúnen el liderazgo de lo público
con la colaboración privada, y cuyo producto estrella son los PERTE. Su
declaración se hace por Consejo de Ministros, pero se proponen por los
departamentos, individual o conjuntamente. Los criterios para calificar un
proyecto de estratégico son gaseosos y además abiertos (“entre otros”), lo que
incrementa los ya de por sí amplios espacios de discrecionalidad gubernamental
que se dibujan en este decreto-ley. Pero grábense con fuerza estas ideas: un
PERTE tiene que ser multiplicador del crecimiento económico y del empleo; debe
combinar actores públicos con privados; es determinante su impronta innovadora;
debe permitir sumar no sólo a varios actores públicos, sino especialmente
pequeña y median empresa; y debe ligarse con uno o varios objetivos del Plan de
Recuperación (mejor con varios, la transversalidad incrementa su valor). Y,
además, deben ser proyectos grandes, tanto en la movilización de recursos,
actores, como de objetivos, pues si bien un proyecto puede estar enmarcado
en un único objetivo, los PERTE deben permitir insertar un conjunto de
proyectos en una estructura. Se aboga porque los proyectos “micro” se inserten
en proyectos macro (PERTE).
6.-
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia como instrumento
rector. No cabe duda que el Plan de Recuperación aprobado se convierte en
parámetro para diseñar y ejecutar los objetivos estratégicos y las inversiones
que se articularán a través de los proyectos que se impulsen. Pero, el
decreto-ley deja claro que el citado Plan de Recuperación es un working
process, pues se irá construyendo conforme el modelo vaya tomando perfiles
definitivos. Intuimos que su forma definitiva se hará conforme los proyectos
ofertados vayan tomando cuerpo, aunque con los mimbres (bastante amplios e
imprecisos) de la primera entrega de octubre de 2020. En abril de 2021 tendrá
su versión definitiva.
7.-
Una estructura de Gobernanza altamente centralizada y con control gubernamental
de todo el proceso. La Gobernanza diseñada es esencialmente
centralizadora. El modelo de Gobernanza descansa principalmente en una Comisión
de Recuperación, Transformación y Resiliencia elefantiásica con todos los
ministros, algunos Secretarios de Estado y otras incorporaciones puntuales, lo
que ya nos advierte que la coordinación real del proceso está en otro lugar
(Moncloa). Se prevé una Comisión Técnica de apoyo, pero la batuta la llevará el
denominado departamento de Asuntos Económicos y G20 del Gabinete de la
Presidencia del Gobierno. Se prevén unos inconcretos foros de
participación y, especialmente, una Conferencia Sectorial del Plan de
Recuperación, Transformación y Resiliencia, adscrita al Ministerio de Hacienda,
que será el “gran repartidor territorial”, junto con otras funciones de
autoridad responsable del Mecanismo para la Recuperación y Resiliencia,
mientras que la Intervención General del Estado (IGAE) será la autoridad
de control del citado mecanismo. Todo se queda en casa. Se ha optado
descaradamente por un control interno y no por encargar la
supervisión del control de los fondos por medio de una autoridad independiente
(por ejemplo, la AIReF). Esto podrá tender respuestas, no precisamente
favorables desde la Unión Europea. El modelo de Gobernanza orilla la
incorporación de externos de prestigio, autoridades o comisiones
independientes, limita el papel de las CCAA y orilla casi por completo el papel
de los gobiernos locales.
8.-
Instrumentos de gestión pública innovadores, pero menos. Las medidas de
planificación estratégica también se departamentalizan, mediante la pretendida
aprobación en dos meses de unos instrumentos de planificación que son
esenciales, puesto que deben contener las medidas organizativas (actuación y
proyectos asignados por cada departamento, análisis de tareas y cargas, creación
de unidades organizativas de carácter provisional, gestión de personas, así
como medidas complementarias). Se aplican en su práctica totalidad a la AGE (el
resto de administraciones públicas deberán reinventar las suyas). Se aprobarán
RPT (se presume que específicas), se crearán unidades estructurales
transitorias, se adscribirá personal o se incorporarán subsidiariamente
interinos o contratos laborales temporales. Se van a necesitar muchos brazos.
El resto de administraciones públicas se “deberán buscar la vida” y estructurar
sus propias unidades y ver con qué mimbres normativos pueden gestionar su
personal. Los incentivos económicos (“retribuciones extraordinarias”) por
cumplimiento de objetivos (disposición adicional segunda) del personal en la gestión
de fondos, sólo se prevén para funcionarios de la AGE. Por tanto, una AGE “a
dos velocidades” y unas administraciones públicas que también podrán ser a dos
velocidades. Y se creará como “puerta de entrada” a los fondos europeos un
Portal Web del Plan de Recuperación para tramitar las solicitudes e informar.
9.-
Especialidades de gestión para hacer (más) factible la digestión o absorción de
los fondos por las estructuras administrativas. El hilo conductor es
agilizar, flexibilizar y acortar plazos para que la gestión de los fondos no se
indigeste. Los riesgos de malas prácticas y de corrupción pueden ser elevados:
se moverán muchos recursos en poco tiempo y con menos controles. Una tibia
llamada en los principios de la Ley -como se hace- a los controles preventivos
no resuelve nada. No se han creado. Muchas de estas medidas sí que son
aplicables a todas las administraciones públicas, aunque algunas lo son solo a
la AGE. Muy relevantes son las especialidades en materia de gestión y control
presupuestario, que no pueden ser tratadas en estos momentos. Hay algunas
especialidades en materia de procedimiento, donde la urgencia impera. Las
especialidades en materia de contratación no son relevantes (otra cosa son
algunas modificaciones de la LCSP en las disposiciones finales), y reiteran las
ya expuestas en el borrador de noviembre de 2020, con especial énfasis em la
tramitación de urgencia. Hay medidas relativas a la agilización de convenios,
un instrumento muy importante para la colaboración pública y publico/privada.
Más incisivas son las especialidades en materia de subvenciones financiables
con fondos europeos, que también reiteran las del borrador anterior, y cuya
importancia, aparte de la conjunción bases/convocatoria, reside en la
flexibilización de los mecanismos de justificación de la aplicación de
subvenciones. Y hay un artículo de especialidades en materia de evaluación
ambiental (aunque en las disposiciones finales se modifique la normativa
estructural en este campo).
10.-
Instrumentos de colaboración público-privada para la ejecución del Plan de
Recuperación. Se trata de determinar cuáles son las opciones
institucionales o informales que la normativa excepcional prevé con la
finalidad de articular esa colaboración y que los proyectos actúen, así, como
tractores de la recuperación económica y del empleo. No hay grandes novedades,
pero conviene tener claro cuáles son esos instrumentos, pues a través de ellos
principalmente es como se articulará la gobernanza de un PERTE o de proyectos
de inversión más micro en los que haya sinergias público-privado. Y son
básicamente cuatro. A saber: a) Agrupaciones de personas físicas o jurídicas
sin personalidad jurídica para la presentación de solicitudes a convocatorias
de ayudas vinculadas con el Plan (las bases reguladoras de las subvenciones las
podrán prever, de acuerdo con lo establecido en la Ley General de
Subvenciones); b) Régimen de Consorcios para la ejecución del Plan, que se
deberán regir principalmente por la Ley 40/2015, con algunas modificaciones puntuales
(especialmente aplicables a la AGE); Convenios, que igualmente se rigen por la
LRJSP con las adaptaciones realizadas en gestión de fondos por el decreto-ley;
y d) Ejecución de contratos de concesión de obras y servicios por sociedades de
economía mixta, con modificaciones ad hoc de la LCSP. También,
con aplicación sólo en la AGE, “resucitan” las Agencias en la LRJSP, suprimidas
por la reforma de 2015.
En
fin, estas son diez-ideas fuerza que, como es obvio, cada una de ellas puede
ser objeto de infinitas matizaciones y también de análisis singular, así como
otros apartados de ellas. Pero como aperitivo vale. Tiempo habrá de analizar
esta importante normativa con mayor profundidad y detalle. Y cuando se digne el
BOE en insertar tan esperada norma excepcional, si hay que matizar algo se
hará.
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