lunes, 10 de julio de 2023

LA JUVENTUD ATRACADA (O EL FRACASO DEL PACTO INTERGENERACIONAL)

 "Al final, detrás de este populismo fiscal, se esconde la realidad, que no es otra que el atraco fiscal a los jóvenes (…) Los déficits recurrentes (…) unido al aumento de los gastos asociados a la edad, constituyen un atraco perfecto a los jóvenes” (Conde-Ruíz/Conde Gasca, p. 115)

La generación de mayor edad (…) tendrá que sostener a la generación más numerosa de personas de edad avanzada que jamás haya existido” (Minouche Shafik, p. 215).

Por Rafael Jiménez Asensio. La Mirada Institucional blog.- En mi visita solidaria (aún haré más) a la Librería LAGUN, de la que era (aún soy) cliente habitual, antes de su inminente cierre como consecuencia continuada del descenso implacable de las ventas, un espacio cultural que desaparece de una ciudad que en tales cosas (y en otras tantas), dentro de su aparente éxito y glamour, declina a ojos de quien esto escribe, adquirí –entre otros- el libro recientemente aparecido en el mercado editorial La juventud atracada. Cómo un electorado envejecido cercena el futuro de los jóvenes (Península, junio, 2023). Sus autores son José Ignacio Conde-Ruiz, reconocido economista, y su hija Carlotta Conde Gasta, estudiante de Físicas. Como es obvio, el peso principal de la primera redacción corrió a cargo del padre y la adaptación (relativa, como cuando se escribe sobre un tema tan prosaico como es la economía) fue obra de la inteligente mano correctora de su hija para hacerlo legible por las personas de su edad, que también redactó el capítulo relativo a “¿Qué planeta vamos a dejar a nuestros jóvenes”, un tema trascendental del que se ha ocupado incisivamente el historiador Philipp Blom en sus dos últimas obras traducidas en España (Lo que está en juego y El gran teatro del mundo), siguiendo las tesis y predicciones sobre el Apocalipsis climático expuestas en su día por el maestro Bruno Latour (¿Dónde aterrizar?).

La juventud atracada es un libro que desde su dedicatoria a sus constantes llamadas en el texto va dirigido a los jóvenes, a los que cabe recomendar encarecidamente se sumerjan en sus interesantísimas páginas, pues a partir de ellas podrán conocer cabalmente cómo a su generación (ya sea a los millennials más jóvenes o a los de la generación Z) se les está hurtando su presente y futuro existencial. Aunque, en verdad, tendrían que leerlo también los mayores o viejos, llámesenos como se quiera, así como todos aquellos que se aproximan o se acercan a la jubilación, pues este trabajo pone de relieve el fracaso más absoluto en España a la hora de establecer un pacto intergeneracional, cuyas causas son innumerables, pero que los autores sitúan principalmente en lo que denomina “la demografía política”, cuyo datos actuales y los que vendrán son sencillamente letales para los jóvenes, pues las capacidades de imponer su agenda sobre las de los mayores o viejos es, hoy por hoy, imposible.

Una política cada vez más populista (siempre me ha gustado por su acierto la expresión del profesor Conde-Ruiz de populismo fiscal, que rememora las expresiones galdosianas de “la olla presupuestaria” o del “presupuesto como restaurante nacional”) sabe donde tiene sus nichos electorales, y el más importante cuantitativamente hablando es el de los jubilados, que seguirá creciendo con el paso del tiempo. Tampoco cabe olvidar al nicho de los empleados públicos que también se computa por millones (aunque menos), si bien este no se aborda en el libro, aunque condiciona una parte importante del gasto público con no pocas medidas (algunas muy recientes también) de populismo fiscal. El peso de los votantes mayores de 65 años, en efecto, irá creciendo desde el 25 por ciento actual (frente al 21 por ciento de los jóvenes de 18 a 34 años), hasta situarse en el 37 por ciento en 2050, con lo cual nuestra tradicional política arrugada y “menuda” (concepto también galdosiano) seguirá haciendo esos juegos malabares con la pretendida reforma del sistema de pensiones para seguir haciendo esas reformas que tanto nos gustan propias de “El gatopardo: cambiar todo para que no cambie nada”.

El argumento central de los viejos está bien recogido en las primeras páginas del libro: “Ahora también somos muchos votantes. ¿Qué político de turno va a proponer algo que nos incomode? Estamos tranquilos: ya pueden llegar nuevos partidos políticos que aquel al que se le ocurra cambiar las cosas para perjudicar al estrato más numeroso no saldrá elegido”. Y esta es, en efecto, una de las claves del problema tratado. No la única ni mucho menos, pues el libro es muy rico al abordar aquellos temas que hipotecan a los jóvenes y condicionan su existencia futura en este país llamado España. Así, el dato ya citado de la letal demografía política, con un índice actual de fecundidad de 1,13 hijos, de las más bajas del mundo (lo que conllevará que en 2050 haya tres personas trabajando para sostener, algo imposible, a dos pensionistas), pasando por un capítulo como es el relativo a cómo se reparte el gasto público, o poniendo el foco en el gasto en pensiones que hipoteca (e hipotecará, de no corregirse) el margen fiscal para invertir en políticas palanca de inversión (educación, crisis climática, vivienda, etc.), absolutamente desatendidas o con una dedicación fiscal infinitamente más baja que no equilibra ni de lejos el brutal crecimiento del gasto en pensiones.

No cabe duda que frente a los cantos de sirena de la necesaria reconfiguración de un nuevo pacto social que tome como uno de sus ejes el pacto intergeneracional (tal como describió magistralmente Minnouche Shafik, en su imprescindible obra Lo que nos debemos unos a otros. Un nuevo contrato social, Paidós, 2021: ), en España la justicia intergeneracional la estamos olvidando por completo ahogada –como señalan los autores- en un “egoísmo generacional” y en un populismo fiscal (por unos y por otros) de vía estrecha incapaz de ir más allá de sus narices, endosando a las generaciones de jóvenes y a las venideras el relativo bienestar presente de los actuales ciudadanos, mayores o viejos (y de los funcionarios), por el que los actuales jóvenes deberán pagar una elevada factura, que se añadirá a la que hoy ya pagan por la baja inversión en educación y en vivienda, lo que hace materialmente imposible en muchos casos su emancipación y los condena a la precariedad existencial, sin apenas empleos fijos (de verdad) y cobrando menos que sus familiares jubilados.

El libro está plagado de interesantes reflexiones, muchas de ellas ya recogidas en las innumerables contribuciones académicas del profesor Conde-Ruiz. Entre ellas cabe destacar, un tanto aleatoriamente, las siguientes: “El estado del bienestar es una gran familia: si los jóvenes no están bien preparados y además no son suficientes, no van a poder hacerse cargo de pagar las pensiones de todos los mayores” (…); “La emisión de deuda debería usarse para momentos de recesión o para afrontar situaciones excepcionales, y no para pagar los gastos corrientes que las generaciones actuales no quieren pagar” (…); “Los jóvenes no se están beneficiando de este gasto que van a tener que pagar en el futuro, pues el déficit actual se explica porque los mayores no quieren pagar los impuestos necesarios para hacer frente a los gastos que demandan del Estado” (…); “En estos momentos, casi el 50 por ciento del gasto total se destina a programas que favorecen a los mayores y, si nos centramos en la protección social, el 82 por ciento de las transferencias va a la edad o a los mayores; “Sabemos que la gerontocracia es creciente y cada vez tendrá más peso en las elecciones: o bien conseguimos que miren más allá de su ombligo, o acabarán por extraer todo el margen fiscal disponible a través de un gasto en pensiones cada vez mayor (en el año 2023, el gasto social ha aumentado 26.000 millones, de los cuales más de 20.000 constituyen un incremento en la partida de pensiones)”. Y cierro esta serie con esta sensata reflexión sobre una sociedad aclimatada al Carpe diem e ignorante del futuro: “Si no parece importarnos el bienestar de los jóvenes actuales, que al fin y al cabo son nuestros hijos o nietos, ¿cómo nos va a preocupar el de las generaciones que aún no han nacido?”

El libro concluye con una batería de soluciones (“Cómo podemos ayudar a los jóvenes”) entre las que cabe destacar la propuesta de aumentar el altavoz político de los jóvenes, la introducción de reglas fiscales a favor de la equidad intergeneracional y potenciar que el plan europeo Next Generation EU no se termine convirtiendo (el riesgo es evidente) en un Old Generation, pues de no adoptarse medidas inmediatas y efectivas los jóvenes (con mayor talento, que son muchos) terminarán “votando con los pies”, y marchándose a otros países, para que mientras tanto esta pobre España y su inútil política intente resolver vanamente sus problemas (en verdad, seculares) de su imposibilidad de reformar absolutamente nada, y donde (casi) nadie mira al largo plazo y la vulgar política que nos invade menos.

En fin, lean este libro que, aun siendo formalmente de divulgación, es una excelente puerta de entrada a los problemas económico-financieros de España y sobre todo cómo tales (malas) decisiones políticas y fiscales salpican en la cara de nuestros jóvenes, a los que los gobiernos, la sociedad, y la legislación, los están maltratando y, peor aún, ofreciéndoles un futuro encadenado a pagar la fiesta que sin ningún pudor ahora nos estamos dando a cuenta suya.

ADENDA. ELOGIO A LAS LIBRERÍAS: Y eso sí, cuando lo compren, si lo hacen en formato de papel (y no en e-book), acudan a las librerías más próximas para adquirirlo. Es la única forma de salvar esa destrucción aparentemente intangible de los espacios de cultura ciudadana que son las librerías y sus libreros. Nada como interactuar con ellos y ver con nuestros propios ojos, amén de tocarlos, los propios libros; abrirlos, acariciarlos, hojear sus contenidos … Cuando tales librerías desaparezcan de verdad, los ciudadanos seremos más estúpidos y menos cultos, más ensimismados y con menor capacidad de comprensión, por mucha digitalización que tengamos “tan a mano”.

En palabras de Dante, recogidas por Roberto Casati (Elogio del papel. Contra el colonialismo digital, Ariel, 2015, p.110): “No fuisteis creados para vivir dispersos”.

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