Por Gianmarco León-Ciliotta y Anna Segura Lladó.- Nada es Gratis blog.- La respuesta corta es que no tenemos idea. La única manera de cambiar la respuesta es se impulsen evaluaciones rigurosas que aporten información sobre los posibles costos y beneficios de una política con el potencial de cambiar el Estado de bienestar como lo entendemos hoy.
Los avances tecnológicos de los últimos 30 años han introducido cambios en las formas de producción en las economías avanzadas. A diferencia del progreso de anterior (e.j. Goldin y Katz 1998, Autor, Katz y Kruger 1998), la introducción de robots, el aumento del poder computacional y la inteligencia artificial tendrán implicaciones para la estructura del trabajo para toda la sociedad. Desde campos tan alejados como el liberalismo y la izquierda se ha propuesto como potencial solución la introducción de una renta básica universal (RBU).
Esta política está definida por tres características clave: (i) la transferencia llega al menos al nivel de subsistencia, (ii) no está condicionada a ningún tipo de comportamiento o característica de los beneficiarios, y (iii) es universal, sin ningún tipo de focalización.
La evidencia disponible en países desarrollados sobre los potenciales impactos de una RBU es incompleta, por decir lo menos (Hoynes y Rothstein, 2019). Si bien se han llevado a cabo algunas evaluaciones (e.j. Jones y Marinescu, 2018; Kueng, 2015; Todeschini y Sabes-Figuera, 2019; y Wolfe et al, 2012), ninguna ha logrado evaluar una política que se pueda definir como una RBU. Estos estudios se han basado en transferencias que están lejos de ser básicas, que no son estables o están condicionadas. Más importante, sólo se han evaluado sus efectos individuales.
Las limitaciones para llevar a cabo una evaluación comprensiva de la RBU son bastante obvias, puesto que las preguntas importantes alrededor de los posibles costos y beneficios de su implementación no están en sus efectos individuales sino en los agregados, que dependen tanto de la universalidad de la RBU como de los cambios en el sistema fiscal y el Estado de bienestar que acompañen su implementación. Por lo tanto, el experimento ideal para testear la viabilidad de la RBU no existe. Así, el reto que se nos presenta es cómo diseñar pilotos informativos que ayuden a entender de qué manera un gobierno puede aumentar la base tributaria lo suficiente para poder financiar dicha política (e.j., a partir de nueva inversión, creación de empleo, acumulación de capital humano, etc.) y en qué ámbitos se esperaría que ahorros (e.j., reducciones en el uso del sistema público de salud y servicios sociales, sustituciones a proveedores privados, etc.)
El Plan Piloto de la
Renta Básica Universal en Cataluña
En el pacto de investidura del gobierno catalán incluyó la implementación de un plan piloto de renta básica universal. El diseño del piloto está liderado por la Oficina del Plan Piloto para Implementar la Renta Básica Universal, la cual estableció una colaboración con Ivàlua y un grupo de académicos para diseñar una evaluación rigurosa del mismo.[1] Este plan es notable, ya que, ante una política radical y ambiciosa, se plantea la evaluación de la misma para generar evidencia que informe una posible implementación.
El plan piloto busca entender los efectos de otorgar una transferencia de 800€ mensuales por adulto y 300€ por menor de 16 años durante un periodo de dos años. A diferencia de las experiencias anteriores, la transferencia es sustancial y se mantiene por un periodo de tiempo largo. Asimismo, el plan no contempla una focalización restrictiva, sino que cualquier persona empadronada en Cataluña fuera del último decil es potencial beneficiario. Al momento de redacción de este artículo, la implementación de este plan piloto está en duda.
El Diseño Experimental
El objetivo que nos planteamos al diseñar la evaluación fue el de acercarnos lo más posible a las grandes preguntas acerca de la posibilidad de implementar una RBU a gran escala, lo cual implica la estimación de efectos individuales y de equilibrio general. Para ello, hemos diseñado un experimento con dos componentes complementarios.
Para estimar los efectos individuales, se asignará aleatoriamente el beneficio a los miembros de aproximadamente 1,000 hogares (alrededor de 2,500 personas), mientras que tomaremos una muestra aleatoria del mismo tamaño que nos servirá como control.
La segunda parte del experimento plantea un mayor reto metodológico, pues con el número limitado de beneficiarios, no podemos asignar aleatoriamente a municipios enteros a un grupo de tratamiento o control. Nuestro diseño plantea el uso de un experimento sintético a nivel de municipio, extendiendo la metodología de Abadie and Zhao (2021) a casos con múltiples variables (Vives-i-Bastida 2023). A diferencia del uso tradicional de los controles sintéticos, en el que el grupo de tratamiento está dado, tenemos un grado de libertad adicional, pues también podemos elegir los municipios de tratamiento. Esto nos permite que la muestra de municipios de tratamiento y control puedan ser representativas de los municipios de menos de 50.000 habitantes de Cataluña.
Escogimos tres áreas clave en las cuales nos interesa particularmente que los dos grupos sintéticos (control y tratamiento) reproduzcan bien las tendencias pre-tratamiento de los municipios de Cataluña: el mercado laboral (tasa de paro), el sistema sanitario (tasa de hospitalizaciones) y los servicios sociales (tasa de utilización). Una vez escogidos los municipios en cada grupo y asignados los pesos correspondientes, podemos concluir que tenemos un contrafactual plausible para la estimación de los efectos agregados de la RBU.
Para cada individuo de la muestra contaremos con datos de encuestas individuales, información tributaria y de uso de servicios públicos a través de datos administrativos. Esto nos permitirá estimar los efectos causales de la RBU sobre variables como el nivel y composición del gasto, participación laboral, pago de impuestos, búsqueda de empleo, emprendimiento, inversión, estado de salud, educación, uso del tiempo y, uso de servicios públicos, entre otras. Además, gracias al experimento sintético y datos agregados a nivel municipal, nuestro diseño permitirá estimar los efectos causales de que todos los habitantes de un municipio reciban una RBU sobre variables como el nivel de precios, la tasa de empleo, salarios, el número de empresas, el uso de servicios públicos y la congestión de los mismos.
Los dos componentes de nuestro diseño se complementan en el hecho que contar con estimaciones confiables de los efectos individuales y agregados sobre variables comunes en ambos experimentos nos permiten calcular el efecto multiplicador de la RBU, un parámetro clave en las decisiones de política pública.
Los informes completos con detalles sobre el diseño están disponibles aquí.
Limitaciones del Diseño Experimental
La implementación de una RBU implica un cambio radical en el Estado de bienestar. En este sentido, una evaluación que nos dé estimados acerca de sus efectos es, casi por definición, imposible.
Existen limitaciones en cuanto a los efectos que se pueden estimar a partir de la evaluación planteada, dado que por obvias razones este no puede incluir una reestructuración de la tributación y de los beneficios sociales, por lo que únicamente podremos estimar una cota baja del efecto real de la política.
Sin embargo, retomando la pregunta que titula el artículo, creemos para resolverla es importante ir acumulando evidencias rigurosas sobre los potenciales costos y beneficios de implementar una RBU, ya que la política es lo suficientemente importante y ambiciosa para presumir que una primera aproximación constituye una contribución significativa al actual debate sobre su viabilidad.
[1] El equipo de Ivàlua que colaboró con el diseño de esta evaluación está conformado por Mireia Borrell Porta, Júlia de Quintana Medina y Anna Segura Lladó. Los colaboradores académicos de este diseño son Gianmarco León-Ciliotta (UPF, BSE y IPEG), Xavier Ramos (UAB), y Jaume Vives-i-Bastidas (MIT).
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