Muchas son las personas que en estos momentos de crisis apuestan por su seguridad y la de su familia y deciden prepararse unas oposiciones
Revista de prensa. El Economista. La decisión de presentarme a unas oposiciones para cubrir un puesto de funcionario público es algo que muchas personas han valorado alguna vez, pero ¿es este el mejor camino para ti?
En un momento en el que todo parece girar alrededor del emprendimiento y surgen numerosos programas subvencionados para fomentarlo, las listas de aspirantes a las oposiciones son cada vez mayores, casi todos apostamos por un empleo seguro.
El maravilloso mundo del emprendimiento, pero ¡que emprenda otro!, yo prefiero tener un salario fijo y descansar el fin de semana sin preocupaciones.
Muchas son las personas que en estos momentos de crisis apuestan por su seguridad y la de su familia y deciden prepararse unas oposiciones, aunque esto también tiene sus problemas.
El proceso es duro, y casi siempre pasa por determinadas fases, que deberemos conocer.
La decisión:
Es quizás el momento crucial, debemos decidir si queremos o no queremos presentarnos a las oposiciones, valorando todo lo que conlleva, teniendo claro en primer lugar si nos gusta el trabajo que vamos a desarrollar a lo largo de toda nuestra carrera. Esto es importante, porque muchas personas después de estudiar y aprobar se dan cuenta de que el trabajo no es lo que esperaban, y probablemente tendrán que seguir desarrollándolo toda su vida.
Analiza también tu ritmo de vida, el tiempo del que dispones, los sacrificios que estás dispuesto a realizar y si las personas que te rodean te apoyan. Si no es así, puede ser una gran pérdida de tiempo.
Otro aspecto para la reflexión: hay estudios que indican que entre un 50% y 60% de las bajas laborales en el sector de la enseñanza guardan relación con el estrés, lo que conlleva un coste tanto en salud como económicos.
La planificación:
Sin planificación, el día a día, sus obligaciones, el estrés de la preparación y otras muchas disculpas que podemos buscarnos acabarán con nuestra aventura de opositor.
Planificarse no es comprar un temario y comenzar a leer en los ratos libres. En realidad, esto es desperdiciar el tiempo.
Debo organizar el tiempo del que dispongo y priorizar las actividades que voy a realizar día a día, marcando unas metas y unos objetivos que sea capaz de cumplir en periodos determinados.
También debo planificar mis métodos de estudio. ¿Cómo aprendo?, ¿soy kinestésico, auditivo o visual?, es importante que sepa qué estrategias son más efectivas para mí: no todas las técnicas de estudio funcionan para todo el mundo por igual.
Otro aspecto importante sobre el que tengo que decidir es: ¿Qué sistema voy a utilizar para prepararme? Cada uno de ellos tiene sus aspectos positivos y negativos. Básicamente hay tres posibilidades: prepararte por tu cuenta, asistir a una academia de preparación o contratar a un preparador de oposiciones. Valora y decide cuál se adapta más a tu situación personal y forma de ser.
En resumen, mide muy bien tus posibilidades y realiza una planificación lo más realista posible.
Preparación:
Cuando ya tu vida es estudiar, estudiar, estudiar, descansar, comprobar el avance según la planificación, estudiar y estudiar, en este momento es cuando empieza a surgir cierto grado de estrés, de lagunas, de dudas sobre el proceso y sobre uno mismo, de miedos e incertidumbres.
Es bueno tener personas que nos acompañen en este proceso y también es muy importante acudir a profesionales especializados (como expertos en psicología), si no somos capaces de controlarlo nosotros mismos.
Debemos saber que el estrés no es algo negativo siempre, ya que un grado de estrés es no solo aceptable, sino también beneficioso. A este grado de estrés que nos ayuda, se le conoce con el nombre de eustrés, y es muy necesario para enfrentarnos con éxito a cualquier reto en nuestra vida profesional.
Se acerca el examen:
Cada uno tenemos nuestros pequeños trucos para liberar el estrés: Hacer ejercicio, cocinar, charlar con amigos, o ver una película.
Si eres capaz de identificar y analizar racionalmente tus miedos, casi todos desaparecerán.
Realiza simulacros de examen y si el miedo a quedarte en blanco, a suspender las oposiciones, te paraliza, no lo dudes y acude a un profesional. Recuerda que si es importante dominar el temario de las oposiciones a las que te presentas, también lo es prepararse psicológicamente para afrontarlas.
Después del examen:
Si has aprobado: ¡Enhorabuena!, espero que seas un buen profesional y que realices tu trabajo con entusiasmo.
Si has suspendido, analiza qué ha salido mal, valora si quieres volver a presentarte y si lo decides, ten en cuenta que ahora ya no partes de cero.
Elaborado por Isabel Fernández Solo de Zaldívar, profesora en el Máster en Formación del Profesorado de Secundaria de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
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