sábado, 8 de noviembre de 2014

Rafael Jiménez Asensio: "Podemos", "Ganemos" y las elecciones municipales

“La habilidad oratoria y la aspereza personal en la oposición son las dos vías más directas hacia el poder. Por medio de la primera uno se hace notar y mediante la segunda se hace temer”. (Leon Blum, “La reforma gubernamental”). 

 "Esos “movimientos-eslogan” capturan muy bien la mala leche acumulada de la gente tras años de puntual o sistemático expolio, de salvaje crisis económica y de amplio desgobierno institucional".

  "Los ayuntamientos son la trinchera en la que se resuelven buena parte de los asuntos más inmediatos (y las necesidades más perentorias) de los ciudadanos".

Rafael Jiménez Asensio. Blog Estudiconsultoría.com.- Con una carga de positividad, que permite contrarrestar e incluso huir de la negatividad circundante, esos “movimientos eslogan” que ahora emergen con fuerza, pretenden (fin legítimo a todas luces, más en política) pescar en río revuelto.
Rafael Jiménez Asensio
Esa borrachera de positividad que esbozan sus nombres, esconde sin embargo qué harán, en su caso, cuando ejerzan en el poder, pues sencillamente ni ellos mismos lo saben. Como nadie en su sano juicio lo puede predecir cabalmente antes de ser ungido por la púrpura del poder.  
Tocar poder, más tarde o más temprano supone mancharse en la toma de decisiones críticas y priorizar -como bien expuso el politólogo Manuel Zafra- entre bienes públicos escasos y de igual o similar valor. Los programas cargados de positividad pronto se dan de bruces con la amarga y negativa realidad. Además, cabe añadir que los jóvenes, como también decía Leon Blum, necesitan –como cualquier político- una competencia general para gobernar “pero no una competencia somera y apresurada”. Sabio consejo. 

El presidente Mújica, una suerte de filósofo metido a político, en una entrevista televisiva, reconocía con claridad meridiana que los gobernantes han de saber conjugar el verbo fracasar (y este precisamente no está cargado de sentido positivo, pero puede ayudar a través de la negatividad a  mejorar en un futuro y ser consciente, como él mismo reconocía, de las enormes limitaciones que conlleva el ejercicio del sacrosanto poder). 

"Vivimos en un tiempo pobre de negatividad”
El filósofo Byung Chul Han lo ha escrito de forma clarificadora en varios de sus libros (por ejemplo, “La sociedad del cansancio”): “Vivimos –dice- en un tiempo pobre de negatividad”. Airear lo positivo (“podemos”; “ganemos”) es lo que ahora cotiza al alza. Este autor añade, además, que “la positivización del mundo permite otras formas de violencia”, que “no es privativa sino saturativa; no es exclusiva, sino exhaustiva”. Por ello, concluye, “es inaccesible a una percepción inmediata”. Las secuelas de lo positivo son invisibles, más aún en un primer momento. 

Trasladado al campo de la política (y por lo que ahora interesa a la política municipal) esas lecciones son evidentes: La negatividad del actual contexto (la galopante corrupción) se combate con contundentes exabruptos de positividad.
 La gente ya no quiere oír hablar más de la mierda que se acumula en la negatividad circundante: la tapamos con una ola de positividad ciudadana, que terminará expresándose en las urnas como marea imparable. Como si fuera posible enterrar en un acto el hedor secular de una (mala o pésima) cultura política e institucional. No cabe ignorar que esos “movimientos-eslogan” capturan muy bien la mala leche acumulada de la gente tras años de puntual o sistemático expolio, de salvaje crisis económica y de amplio desgobierno institucional.  Otra cosa es que acierten en el proceso de renovación moral que la sociedad y sus instituciones necesitan. Más complicado. 

Esas candidaturas plurales que se pretenden presentar a las elecciones municipales bajo el paraguas de “Ganemos” ocultan algo hasta ahora no escrito. Me refiero al error de cálculo de la incipiente fuerza política de “Podemos” al despreciar el escenario municipal como campo prioritario de batalla y utilizar, nunca mejor dicho, la política de alto estado mayor, la más distante a los intereses de la ciudadanía, para su imparable ascensión política a las palancas del poder. Su origen “mediático” les delata. 

Las hipotéticas candidaturas de “Ganemos” que se formen a partir de ahora se tendrán que enfrentar a situaciones municipales de geometría variable que requerirán cintura política y, sobre todo, una sólida argamasa moral e ideas o proyectos claros adecuados a cada realidad local. Habrá que ver quiénes las lideran, quiénes las formas y cómo actúan. Los movimientos asamblearios que las impulsan son expresiones efervescentes y contingentes, que en breve o medio plazo mostrarán sus enormes limitaciones, como así ha sido a lo largo de la historia política. “Podemos” intuyo que quiere hacer “entrismo” (aunque esté muy alejado de los postulados trotskistas) en tales organizaciones asamblearias y presumo que pretenden ir poco a poco imponiendo sus criterios, pero las luchas de poder entre las distintas familias o bandas políticas, trasladadas al ámbito local, serán más tarde o más temprano encarnizadas. 

 "Es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres”
Permítanme los ideólogos y dirigentes de “Podemos”, profesores y doctores muchos de ellos en Ciencia Política o disciplinas afines, que cite en este Post –aunque sea una herejía muy alejada de sus postulados ideológicos- a Alexis de Tocqueville. Presumo que lo habrán leído, más aún su magna obra de “La Democracia en América”, donde defiende la tesis de que los municipios son las escuelas de la libertad: “es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres”. Otro insigne liberal, anterior a aquel, Benjamin Constant, afirmaba en sus “Escritos Políticos” (que datan de 1806) que el poder municipal es el asunto más importante que puede ocupar la atención de los políticos. Ciertamente, el marxismo nunca prestó especial atención a los temas institucionales (más bien, desprecio, tachado de superestructura). Y así le fue. 

Si realmente quieren hacer algo en política (aunque sea la suya una estrategia que aplaudan calladamente los partidos tradicionales), sorprende que una fuerza política emergente como es “Podemos” tenga una miopía política tan evidente, tal cual es la de pretender asaltar el poder desde los cielos olvidándose de los problemas de la tierra. Los ayuntamientos son la trinchera en la que se resuelven buena parte de los asuntos más inmediatos (y las necesidades más perentorias) de los ciudadanos. Lo demás es “política de salón”, donde los márgenes de decisión (con el paso del tiempo se irán dando cuenta) son mucho menores de lo que unos ingenuos profesores sueñan desde las alejadas aulas universitarias. En la alta política los ciudadanos les pedirán milagros, en la política local hechos. A lo primero nunca llegarán por mucho que lo intenten, a lo segundo tal vez. Se abren apuestas.

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