lunes, 14 de julio de 2014

Alberto Abella: El conocimiento abierto como acelerador de las smart cities

Se calcula que en 2050 el 90% de la población de América Latina vivirá en ciudades, una tasa muy superior a la media mundial, que se sitúa en torno al 75% para ese año.
 
 
 Blog Abierto al Público. BID. Alberto Abella.- La continua y progresiva aglomeración en las ciudades nos ha hecho soñar con ciudades inteligentes capaces de autorregular grandes flujos de personas y servicios. El debate ha generado ya muchos resultados interesantes y continúa abriendo nuevas oportunidades. A continuación van algunas reflexiones sobre los retos y oportunidades que se nos plantean.

Hacer sostenibles las ciudades inteligentes

El crecimiento de las ciudades se ha abordado en muchas ocasiones como un debate sobre la eficiencia de las infraestructuras. Muchas propuestas para crear ciudades inteligentes se han centrado en la sensorización de las ciudades, una técnica para transformar la actividad de la ciudad en datos abiertos y mejorar las decisiones de los gobiernos locales. A partir de los sensores instalados en la ciudad se puede recoger información sobre el tráfico, plazas de aparcamiento disponibles, calidad del aire. En Barcelona, un sistema de riego inteligente permite ahorrar un 25% de la factura de agua mediante el uso de sensores y un software que indica en qué momento hay que regar.
 
Los elevados costos derivados de la instalación de estos sensores han hecho crecer otras iniciativas que proponen usar información producida por los ciudadanos para generar información nueva y analizar tendencias. La aplicación gratuita Waze permite a los usuarios notificar el estado del tráfico y encontrar las rutas más rápidas para desplazarse por la ciudad. Como ella, hay otras que permiten identificar problemas en la ciudad, o incluso encontrar negocios locales, como Foursquare.

¿La clave? Crear un ecosistema abierto sostenible y funcional

El primer modelo puede ofrecer una mayor precisión en la medición de los indicadores, pero también tiene unos elevados costes asociados que en muchos casos la municipalidad no es capaz de absorber, aun incluyendo el cobro por las consultas a los datos. Sin embargo, el segundo modelo también requiere un trabajo intenso para involucrar al sector privado en el desarrollo de aplicaciones para el ciudadano.
 
Los ciudadanos necesitan entender bien el potencial de las aplicaciones, y que el término “abierto” no compromete su privacidad. Las empresas deben poder comprender el interés y necesidades de la administración y de los ciudadanos para poder hacer sus productos y aplicaciones escalables y útiles. En Barcelona, por ejemplo, una aplicación permite analizar las partículas en suspensión y el ruido de la obra de construcción de la Plaça de les Glòries, y estos indicadores sirven para monitorear a las empresas que están trabajando en la obra y hacer cumplir los requisitos en cuanto al horario de trabajo y que no se genere polvo, suciedad, etc. Además los datos sirven para demostrar a los vecinos que se están cumpliendo los acuerdos alcanzados.
 
Apostar por el conocimiento plantea varios desafíos, y la mayoría de las soluciones pasan por introducir un cambio de mentalidad y apostar por nuevos planteamientos que permitan integrar iniciativas ciudadanas.
 
La Rioja
Un ejemplo de iniciativa ciudadana, el premio al conocimiento abierto, open data y transparencia, ayudó a convertir a licencias abiertas la infraestrcutura de datos espaciales de la región de La Rioja. Igualmente la presión ciudadana ayudo a que una aplicación desarrollada con los datos públicos del consorcio de transportes de Barcelona, pudiera continuar prestando servicio (sigue siendo la más utilizada, incluso por encima de la oficial). Para potenciar este tipo de decisiones es necesario mejorar la capacitación general en las administraciones locales.
 
Otros desafíos tienen que ver con el grado de protección de la información privada, que es una cuestión importante para que los ciudadanos no se sientan vigilados. Para hacerlo, son efectivas las campañas de promoción como las que mantiene Open rights group, que promueve una sociedad abierta en cuanto al flujo de la información pero vigilante en cuanto al derecho a la privacidad.
 
Un ejemplo de este desafío es el reciente rechazo de la directiva de retención de datos personales de la Unión Europea. Este desafío también tiene que ver con la manera de plantear la gestión de los derechos de propiedad intelectual, y para superarlos pueden plantearse talleres de capacitación sobre las licencias de código abierto existentes, que reconocen la autoría de los desarrolladores y dan acceso a los desarrollos de otros.
 
La labor más urgente es, sin embargo, cómo integrar esa información en los procesos regulares de la gestión de la ciudad manteniendo las prevenciones legales vigentes. Para superarlo, es necesario que los tomadores de decisiones sean conscientes del potencial de los datos abiertos para la gestión de la ciudad.
 
¿Qué otras aplicaciones conoce que hagan nuestras ciudades más inteligentes?

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