miércoles, 7 de agosto de 2013

José M. Labeaga : "Creo en la bondad de la evaluación de políticas públicas pero me he vuelto agnóstico sobre su aplicación"

Transparencia y evaluación de políticas en España: lágrimas en la lluvia
Por José M. Labeaga iUNED, Madrid y  UNU-MERIT, University of Maastricht.  Blog Economía y Salud. Email: jlabeaga@cee.uned.es

Del título es fácil deducir que, aunque creo en la bondad de la evaluación de políticas, me he vuelto agnóstico sobre su aplicación. Confieso que leí con mucho interés los programas electorales de los partidos políticos nacionales con representación parlamentaria antes de las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011.
 
Como las nuevas tecnologías lo ponen tan sencillo, la curiosidad me llevó a contar las veces que en los cuatro programas aparecían las tres palabras del inicio del título. En los cuatro programas, más de 200 veces, en los programas de los dos partidos con mayor representación, más de 120 y en el programa del partido ahora en el gobierno, 81 veces.
 
No les quiero ni contar las veces que aparecía la palabra transparencia, tan ligada con evaluación de políticas. Seguro que los que lean estas reflexiones me dirán que los programas están para no cumplirlos, pero es que yo soy justo al revés que Santo Tomás, que sin haberlo visto me lo creo. Pues bien, a partir de aquí las reflexiones de esta nota están escritas desde la decepción y el desánimo.
 
Dos ejemplos: Sanidad madrileña y obesidad 
Y quiero comenzar con un ejemplo reciente que describe lo que está sucediendo en el sistema sanitario madrileño. El Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del gobierno regional incluye la privatización de la gestión de 6 hospitales y 27 centros de salud. Todo esto se hace argumentando que (cito palabras textuales tomadas del Plan): "la atención sanitaria en los hospitales de gestión mixta, los que se quiere privatizar, cuesta 600 euros por habitante mientras que el coste es 441 euros por habitante en los de gestión privada". En este tema y dado mi sesgo de economista aplicado, ya necesito meter el dedo en la llaga para creérmelo. Indagando, es posible encontrar el informe del que salen estas cifras pero, curiosamente, los datos no son públicos por lo que no puedo contrastarlo por mi cuenta. Hasta aquí es posible constatar que la palabra transparencia se la ha llevado el viento: nos dan información y tenemos que comulgar con ruedas de molino. El Consejero es el primero que sabe que éste es un tema absolutamente capital en España. Es tan importante, que cualquier decisión que se tome sobre el mismo va a tener efectos inmediatos pero también va a producir resultados de largo plazo que si son no deseados, requerirán largos períodos para revertirse. Para tomar una decisión como ésta se necesita algo más que ese dato económico aunque fuera cierto (permítanme que lo dude apelando a la evidencia de haber escuchado tantas mentiras para saber que la probabilidad de que sea erróneo es mucho más elevada que la probabilidad de que sea cierto).
 
Porque la sanidad pública que hemos llegado a tener en España no sólo ha supuesto un logro, sino que se ha erigido como una de las políticas públicas que ha tenido un gran potencial para promover la equidad y mejorar el bienestar de los hogares más pobres y vulnerables. ¿No cabe el beneficio de la duda antes de dar pasos tan importantes como el que se pretende dar? Y el beneficio de la duda pasa por evaluar, porque hacerlo y hacerlo bien constituiría un paso importante para tratar de mejorar el sistema y mejorarlo significaría, en el peor de los casos, mantener la calidad mejorando la eficiencia.
 
El segundo ejemplo que les quiero describir tiene que ver con las políticas públicas relacionadas con la obesidad y, en particular, con la obesidad infantil. Tomo los últimos datos que facilita la OCDE sobre España para hacer comparaciones. Siendo sincero, también lo hago porque he sido incapaz de encontrar estos datos en webs oficiales españolas que he consultado pero esto es posible que sea por mi incapacidad ya que si lo tiene la OCDE es porque algún organismo español se lo ha facilitado y seguro que me los facilitaría también a mí. Textualmente, el primer párrafo del informe de la OCDE dice: "las tasas de obesidad en España son mayores que la media de la OCDE y las tasas de obesidad infantil están entre las mayores de la OCDE".
 
Hubo un tiempo en España en que estuvimos preocupados por el tema de la obesidad. Estuvimos tan preocupados que fuimos pioneros en el mundo y desarrollamos en el año 2005 la estrategia NAOS (estrategia para la Nutrición, Actividad física y prevención de la Obesidad) con el objetivo principal de sensibilizar a la población del problema que la obesidad representa para la salud y de impulsar todas las iniciativas que contribuyan a lograr que los ciudadanos y, especialmente los niños y los jóvenes, adopten hábitos de vida saludables principalmente a través de una alimentación saludable y de la práctica regular de actividad física. Y nace con la meta fundamental de fomentar una alimentación saludable y promover la actividad física para invertir la tendencia ascendente de la prevalencia de la obesidad y, con ello, reducir sustancialmente la morbilidad y mortalidad atribuible a las enfermedades crónicasii. Después aparecen en el documento citado una serie de 7 objetivos que ayudan en la consecución del principal y de la meta citada y, curiosamente, el 7º dice así: "Realizar el seguimiento de las medidas propuestas y la evaluación de los resultados obtenidos a través de la Estrategia". ¿Lo han visto Uds.? Yo tampoco.
Descubro que los documentos en la web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) siguen siendo de las fechas en las que parecía que había preocupación por la obesidad. No, disculpen porque navegando de forma más inteligente descubro una publicación fechada en octubre de 2011 y titulada "Evaluación y seguimiento de la estrategia NAOS: conjunto mínimo de indicadores". Menos mal, pienso. La publicación consta de 51 páginas y contiene un total de 60 indicadores propuestos desde 8 ámbitos diferentes para hacer la evaluación y el seguimiento de la estrategia NAOS. Cuando mi curiosidad me lleva a las últimas páginas para disfrutar de lo aplicado (disculpen la derivación profesional, de nuevo) vuelve a aparecer la decepción. No sólo es que están publicados casi 6 años después de aprobar la estrategia sino que recuerdo que ya hace unos cuantos años los había visto en otra publicación (no recuerdo dónde ni por quién o permítanme que no lo quiera recordar). ¿Qué es lo que sucede en un país para que en 6 años pasemos de ser referencia mundial en el tema de estrategias para combatir la obesidad y el sobrepeso a no tener ninguna preocupación por ello ni ser reconocidos por nadie? Para ser referencia mundial hace 6 años debía haber profesionales que lo impulsaran bien porque ellos eran la propia referencia (profesionales con los que contamos) bien porque habíamos hecho un importante esfuerzo en generar fuentes originales (que también tenemos). ¿Será tal vez que no los utilizamos bien, será que en nuestro país la meritocracia no se practica mucho (en algunos ámbitos se desprecia) o será fruto de estas y otras cuestiones, todas muy negativas para la marcha del país?
 
Permitan que les haga partícipes de unos pequeños detalles sin importancia. La web es interesante, fácil de navegar por ella, con muchas fotos, sobre todo de los directivos, existe información en 6 idiomas, bueno excepto para lo único que se ha hecho durante 2012, el plan de reducción del consumo de sal, que supongo que no tiene traducción del español al catalán, euskera, gallego, francés e inglés. Las publicaciones en la web de AESAN en el apartado Estrategia NAOS eran, hasta octubre de 2011, de la propia AESAN. Desde entonces no hay nada de AESAN y las únicas dos que están en la web son publicaciones de la OCDE. Les recomiendo la navegación por ella porque descubrirán algunas cosas muy interesantes (al menos a mí me lo han parecido, pero no se indignen). Tal vez es que da igual lo que se haga y si se hace bien o mal porque a quien le importa si lo que se hace nunca se evalúa y si alguna vez se evalúa (la legalidad y formalidad que no el impacto) ya es tarde para que las responsabilidades sean efectivas.
 
AEVAL
 Curiosamente rara vez se evalúa nada en un país que también fue referencia cuando a finales de 2006 se creó la Agencia de
Evaluación de las Políticas Públicas y Calidad de los Servicios (AEVAL). Uno puede sintonizar más o menos con las evaluaciones que hace AEVAL que son más de calidad de los servicios que de impacto de las políticas pero tomemos un ejemplo para ver lo que sucede en la realidad. He elegido el informe de evaluación (elijan Uds. cualquier otro incluso al azar) titulado "La participación de la Administración General del Estado en el Sistema para la Autonomía y la Atención a la Dependencia". En el apartado de suficiencia y sostenibilidad financiera del SAAD (por deformación profesional me interesa) se escriben párrafos que no tienen desperdicio. En la página 45 del informe se dice: "Una vez establecido el catálogo (básico de servicios del SAAD) el paso siguiente sería el establecimiento de un sistema de seguimiento y evaluación permanentes, que tendría como una de sus tareas principales el controlar la evolución del coste del sistema en función de su desarrollo y evaluar periódicamente la sostenibilidad del sistema de financiación en vigor". Es decir, en una evaluación nos proponen desarrollar un sistema para evaluar.
 
Les resumo lo que a mi juicio, tal vez sesgado, son las dos recomendaciones fundamentales de esta evaluación. Primero, no se cuenta con un sistema de información que permita un seguimiento y evaluación efectivos de la implementación de la Ley (página 57). Segundo, a pesar de todos los problemas que se detectan en el informe, parece concluirse ¡qué bien lo hemos hecho! Es de justicia reconocer que el informe contiene un Anexo VII titulado Indicadores (muy usual) en el que "con carácter meramente tentativo se enuncian algunos indicadores que resultan relevantes para la evaluación y seguimiento del SAAD" (cita textual tomada de la página 94 del informe). Tal vez en algunas bases de datos que todos conocemos, sean del INE o del IMSERSO, ya existe toda esa información y tal vez (sólo tal vez) y también todos lo sabemos, haya grupos de investigadores trabajando en el área de economía de la salud que hayan publicado algunos trabajos sobre ello. Yo creo que tenemos un buen número de profesionales brillantes que están decepcionados por las decisiones que se toman sin evidencia cuando estos profesionales tienen evidencia, muchas veces contraria, para ello. Leer+

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