La desconexión digital será objeto de regulación comunitaria
Revista de prensa. VÍCTOR BORREGUERO FUSTER. Cinco Días.- Recientemente, el Parlamento Europeo solicitó a la Comisión la propuesta de una directiva sobre riesgos psicosociales en el entorno laboral. La resolución, instada por la plataforma Endstress.eu, fue aprobada por amplia mayoría.
El documento insta a regular estas situaciones ante fenómenos como la proliferación del trabajo a distancia o el avance de las nuevas tecnologías. Pero estos requerimientos no son ajenos a la ciencia: por ejemplo, el propio documento llama a la Comisión y los Estados miembros a utilizar fondos comunitarios para crear plataformas y aplicaciones digitales de salud mental, y emplaza a su uso razonable para controlar y reducir estos peligros.
Robots y emociones
De hecho, los expertos ya analizan la prevalencia de las nuevas tecnologías en este proceso. Ana Belén Muñoz, profesora de Derecho del Trabajo en la Universidad Carlos III de Madrid, señala que la propuesta “subraya la necesidad de proteger a los trabajadores frente al software de control del tiempo y de sugerencias automatizadas de comportamiento”. Por ejemplo, en el sector del call center existe el programa Cogito, que analiza los diálogos para detectar señales de enfado y frustración y aconseja al trabajador sobre cómo tratar a los clientes.
Para la analista, miembro de la comisión de estudios de las repercusiones laborales de los algoritmos del Ministerio de Trabajo, la resolución sitúa en “un lugar privilegiado a la salud mental frente a otras condiciones, hasta el punto de servir de parámetro de evaluación del núcleo duro de las decisiones de la empresa (algoritmos, inteligencia artificial, etc.)”.
Europa propone instrumentos como los chatbox para que los trabajadores reduzcan su estrés y ansiedad. Estos programas basados en la inteligencia artificial son capaces de reconocer la emoción, atención y motivación. Pero su uso no es inocuo. Muñoz avisa del peligro de herramientas como Woebot, que ofrece una conversación entre persona y máquina sin supervisión humana. Como observa la experta, “podría suponer riesgos, ya que registra emociones (tristeza, miedo, angustia) para realizar planteamientos-guía que pueden conducir a decisiones erróneas si falla el sistema”.
Derecho al descanso
La resolución del Parlamento Europeo considera que la desconexión digital es básica. La normativa nacional contempla este derecho para garantizar el respeto de los tiempos de descanso. Ana Ercoreca, presidenta del Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, recuerda que “la vulneración del descanso, mediante llamadas y correos electrónicos fuera del horario laboral, puede generar cuadros de ansiedad en los trabajadores y, en determinados casos, causar accidentes de trabajo que, en su caso, acarrearán importantes sanciones y recargos al empresario”.
En suma, agrega Ana Belén Muñoz, el reposo es necesario para “humanizar el trabajo”, más aún cuando las máquinas, programadas por el empresario, no descansan y pueden instar al trabajador a prolongar su jornada laboral con mensajes blandos (como “todavía hay emocionantes tareas asignadas para ti”) u otros más contundentes (por ejemplo, “abandonar el trabajo en horas de máxima demanda perjudica a la empresa y será tenido en cuenta en tu perfil: ¿realmente quieres hacerlo?”).
Deberes
El camino no es nuevo. Actualmente, los riesgos psicosociales se sitúan al mismo nivel que los puramente físicos, confirma la inspectora Ercoreca. Como explica, “la normativa obliga a evaluar los aspectos emocionales, que pueden derivar en enfermedades latentes y accidentes”. La profesional añade que los tribunales conciben los infartos como accidente de trabajo si los empresarios no adoptan medidas para encauzar los elementos psicosociales. El último criterio técnico de la Inspección trata específicamente estos riesgos.
El trabajador, destaca Víctor Manuel Canalda, abogado y profesor de Derecho laboral en la Universitat Oberta de Catalunya, está expuesto a tres tipos de peligros: el estrés, derivado de una exigencia de productividad que puede superar la capacidad de rendimiento del trabajador, la violencia laboral y la ordenación del tiempo de trabajo. El letrado resalta las contingencias vinculadas a las nuevas tecnologías, como el ciberacoso o la viralidad de la información, “que puede afectar a datos o documentos íntimos de los trabajadores para humillarlos u hostigarlos en redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea”.
EL EQUILIBRIO EMOCIONAL DE LOS ABOGADOS
Salud mental. El estrés, las dificultades para conciliar la vida laboral y familiar, la ansiedad y la incertidumbre en un contexto de crisis económica y tras la pandemia son factores que ponen en riesgo el equilibrio emocional y la salud mental de los profesionales. Así lo expresa Luis Fernando Guerra, diputado de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, organización que hace unos meses puso en marcha el programa Bienestar ICAM, en el que han participado más de 1.400 abogados. Falta de desconexión del trabajo diario, reuniones y juicios estresantes o problemas de concentración son algunos aspectos abordados en el proyecto, en el que participan ponentes conocidos, como Vicente del Bosque o Alejandra Vallejo-Nájera.
Programa. A lo largo de diferentes talleres y conferencias magistrales, el programa ha tratado cuestiones que afectan a la salud mental del colectivo de la abogacía madrileña, como el estrés y la ansiedad, así como las dificultades para gestionar y conciliar la absorbente y complicada actividad profesional con la vida personal. En estas actividades, los colegiados han hablado abiertamente de problemas cotidianos que alteran su equilibrio emocional y, a través de dramatizaciones y ejercicios prácticos, han recibido algunas pautas y hábitos saludables para intentar mantener a raya las situaciones y pensamientos que afectan negativamente a su salud mental.
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