viernes, 17 de octubre de 2014

La mitad de los proveedores públicos ajenos a la factura electrónica que arranca en Enero de 2015

Entre las micropymes sólo un 2% ha iniciado su adaptación
 
Revista de prensa. Expansión.  16.10.2014.- A partir del próximo 15 de enero de 2015, las empresas proveedoras de las diferentes administraciones públicas estarán obligadas a presentar sus facturas en formato electrónico con la Ley 25/2013 de impulso de la factura electrónica y creación del registro contable de facturas en el Sector Público.
 
Sin embargo, más de la mitad de ellas, el 54%, no han iniciado este cambio tecnológico y el 22% no sabe que será obligatorio ni cómo cumplir con la ley, según un estudio realizado por la empresa de factura electróncia Seres entre 3.000 proveedores de las administraciones públicas de toda España durante el primer semestre de 2014.
 
Las empresas más preparadas son las de Madrid, seguidas por las de Andalucía y Cataluña y, en un tercer grupo, las empresas gallegas, valencianas y aragonesas. En función del tamaño, las grandes empresas son las más preparadas. Aunque el 52% todavía no han iniciado su adaptación, el 47% ya lo está abordando y el 1% no sabe qué hay que hacer.
 
Por su parte, el 52% de las pequeñas y medianas empresas todavía no han abordado el cambio. Entre las micropymes sólo un 2% ha iniciado su adaptación.
 
Cuello de botella
Para Seres, el retraso en la adaptación al nuevo marco legal puede provocar un efecto "cuello de botella" a final de año, cuando todas las empresas intenten adaptarse al mismo tiempo.
 
El estudio denota "la falta de información de muchas comunidades autónomas y las diferentes variantes en los modos de facturar en cada una de ellas. Así, la norma contempla distintos puntos de entrada de facturas electrónicas, uno gestionado por la Administración General del Estado, llamado FACE, y otros por diferentes administraciones autonómicas y Entidades Locales", afirma la empresa en un comunicado.
 
También llevará a muchas empresas a adoptar soluciones parciales, que les impedirá aprovechar las verdaderas ventajas del uso de la e-factura y les obligará a, en un futuro, volver a invertir en una solución completa. Además, les podría dejar sin capacidad de respuesta cuando sus clientes del sector privado le pidan factura electrónica.

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