viernes, 14 de abril de 2023

Religión y parlamentarios/as: más creyentes y más ateos que sus votantes

Según datos del CIS, un 54% se declaran católicos (practicantes o no), mientras que el 26% dicen ser agnósticos y el 17% ateos

Leonardo Sánchez FerrerAndrés Benítez EspinosaXavier Coller. Agenda Pública blog.- Esta semana pasada ha sido importante para el mundo católico, mostrando la fortaleza de la presencia de los rituales y celebraciones católicas en una sociedad cada vez más secularizada y laica.

Esta muestra es también un reflejo de las creencias de buena parte de los españoles. En concreto, según datos del CIS, un 54% se declaran católicos (practicantes o no), mientras que el 26% dicen ser agnósticos y el 17% ateos. Constituye un tópico afirmar que la religión ha sido una de las cuestiones que más han dividido políticamente a los españoles en los últimos dos siglos. Tanto en determinadas épocas históricas (en especial, la Segunda República), como en el período democrático iniciado en 1977, las creencias y prácticas religiosas han estado fuertemente asociadas al eje izquierda-derecha. Lo curioso es que, a pesar de la secularización que ha experimentado la sociedad española y de que disminuye el número de personas que manifiestan vivir la fe religiosa, el factor religioso no ha disminuido su impacto en el voto con el paso de los años, sino que lo ha mantenido o incluso aumentado, como muestran diversas investigaciones[1].

Por supuesto, el nexo entre religión, política y voto no es exclusivo de España, pero en nuestro país posee una relevancia superior a la existente en la mayoría de los países europeos. Así, de acuerdo con datos de la Encuesta Social Europea de 2018, los ciudadanos europeos que acudían regularmente a los servicios religiosos (al menos una vez a la semana) se autoubicaban en promedio 0,8 puntos más a la derecha más que las personas que nunca acudían a los servicios religiosos. Sin embargo, en España, la diferencia entre ambos grupos era de 1,9 puntos, uno de los países con el valor más alto (y el más alto de Europa Occidental), lo que muestra que la religión se encabalga en un eje político más divisivo que en otras sociedades.

Un aspecto bastante olvidado es el de las creencias religiosas de nuestros representantes y si éstas influyen en las decisiones políticas que toman. Sobre lo segundo no podemos especular sin datos adecuados, pero afortunadamente, ya podemos conocer mejor el perfil religioso de las personas que ocupan un escaño en alguna de las 19 cámaras de representación en España: ¿Se asemejan las creencias y prácticas religiosas de los parlamentarios a las del conjunto de la ciudadanía? ¿Reflejan los representantes de cada partido a sus votantes en términos religiosos? ¿Las diferencias religiosas por ideología, son más o menos profundas entre los parlamentarios que entre la ciudadanía? ¿Las distintas generaciones de parlamentarios presentan actitudes y comportamientos religiosos similares a sus coetáneos en la ciudadanía? Estos son interrogantes que habitualmente no resultan fáciles de responder por falta de datos, pero hemos realizado la tercera encuesta a parlamentarios que nos ha permitido disponer de una radiografía de sus opiniones y actitudes en muchas cuestiones, entre ellas la práctica religiosa. Los detalles del estudio se pueden consultar en este enlace:  https://consenso.uned.es/  

Gráfico 1.- Religiosidad de los representantes políticos según partido político

Fuente: Datos Parlamentarios: Tercera encuesta a representantes políticos en España. Datos Ciudadanía: CIS Estudio 3390 (2023)

Resulta que, entre nuestros representantes, la mayor parte (57%) se declaran católicos (ya sean practicantes o no practicantes), mientras que el 40% no son creyentes. Esta categoría aglutina a ateos y agnósticos, aunque se trata de posiciones distintas: la atea niega la existencia de Dios, mientras que el agnóstico cree que ésta es indemostrable. El gráfico 1 señala que hay diferencias ideológicas en las que se encabalga la posición religiosa. En los representantes políticos se observa una tendencia hacia los extremos, con una mayor proporción de católicos en la derecha y de no creyentes en la izquierda. Así, en el caso de los representantes políticos del PSOE, el 60% se declara no creyente, frente al 39% de católicos. Unidas Podemos (+confluencias) alcanza un 90% de no creyentes. Solo un 8% se declara católico. Por el contrario, PP y Vox son los grupos más religiosos, con un 95% de católicos. Tres cuartas partes de los parlamentarios de Ciudadanos se consideran católicos.
  
Gráfico 2.- Religiosidad según partido político (representantes y ciudadanía)

Fuente: Datos Parlamentarios: Tercera encuesta a representantes políticos en España. Datos Ciudadanía: CIS Estudio 3390 (2023)

Los datos muestran que la religiosidad sigue estando muy asociada a la ideología y, como muestra el gráfico 2, que la división entre las élites políticas es, si cabe, mayor que entre la ciudadanía. Se observa que, en conjunto, los parlamentarios de los partidos representan a sus votantes en términos religiosos, puesto que no hay grandes diferencias entre unos y otros. Los partidos que más se diferencian de sus votantes en términos religiosos son Vox y Unidas Podemos. Un 57% de los parlamentarios de Vox son católicos practicantes (un 25% de sus votantes lo son) y apenas hay agnósticos y ateos entre los representantes, en tanto que suman un 16% y un 9% entre los electores, respectivamente. En el caso de UP, un 71% de sus parlamentarios se declaran ateos (por un 44% de los votantes), mientras que un exiguo 8% de católicos no practicantes (y ningún practicante) representa al 15% de católicos (13% de no practicantes y 2% de practicantes) entre sus electores.

Por su parte, PSOE, PP y Ciudadanos se parecen más a sus votantes. No obstante, en los representantes políticos del PSOE destaca un mayor número de ateos (28%) que en su electorado (16%), y un menor porcentaje de católicos practicantes (4% frente a 9%). Los/as representantes del PP se consideran por igual católicos no practicantes (49%) y practicantes (46%), mientras que en el electorado popular hay menos católicos practicantes (32%) que no practicantes (54%). Aunque existe el mismo porcentaje de ateos (2-3%) entre los votantes destacan más agnósticos (9%). En Ciudadanos destaca un porcentaje casi idéntico de católicos no practicantes entre los representantes (52%) y los electores (50%), si bien los parlamentarios se confiesan más practicantes (24%) que sus votantes (11%).

En definitiva, las cámaras españolas reflejan bastante bien la división religiosa existente en la sociedad, si bien los parlamentarios/as parecen ser más intensos en sus creencias que sus votantes. Con estos datos, se podría concluir que los parlamentarios/as españoles están, también, más polarizados en cuanto a las creencias religiosas que a quienes representan. De cara al futuro, habría que indagar en qué medida y cómo estas creencias (o ausencia de ellas) influyen en las microdecisiones que se toman en cualquier cámara legislativa o en el gobierno. 

Notas: Guillermo Cordero (2014), “La activación del voto religioso en España (1979-2011)”, Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 147: 3-20.

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