"Esos “movimientos-eslogan” capturan muy bien la mala leche acumulada de la gente tras años de puntual o sistemático expolio, de salvaje crisis económica y de amplio desgobierno institucional".
"Los ayuntamientos son la trinchera en la que se resuelven buena parte de los asuntos más inmediatos (y las necesidades más perentorias) de los ciudadanos".
Rafael Jiménez Asensio. Blog Estudiconsultoría.com.- Con una carga de
positividad, que permite contrarrestar e incluso huir de la negatividad
circundante, esos “movimientos eslogan” que ahora emergen con fuerza, pretenden
(fin legítimo a todas luces, más en política) pescar en río revuelto.
Rafael Jiménez Asensio |
Tocar poder, más
tarde o más temprano supone mancharse en la toma de decisiones críticas y
priorizar -como bien expuso el politólogo Manuel Zafra- entre bienes públicos escasos y de igual o similar valor. Los programas cargados de positividad pronto
se dan de bruces con la amarga y negativa realidad. Además, cabe añadir que los
jóvenes, como también decía Leon Blum, necesitan –como cualquier político- una
competencia general para gobernar “pero no una competencia somera y apresurada”.
Sabio consejo.
El
presidente Mújica, una suerte de filósofo metido a político, en una entrevista
televisiva, reconocía con claridad meridiana que los gobernantes han de saber
conjugar el verbo fracasar (y este precisamente no está cargado de sentido
positivo, pero puede ayudar a través de la negatividad a mejorar en un futuro y
ser consciente, como él mismo reconocía, de las enormes limitaciones que
conlleva el ejercicio del sacrosanto poder).
"Vivimos en un tiempo pobre de negatividad”
El filósofo
Byung Chul Han lo ha escrito de forma clarificadora en varios de sus libros (por
ejemplo, “La sociedad del cansancio”): “Vivimos –dice- en un tiempo pobre de
negatividad”. Airear lo positivo (“podemos”; “ganemos”) es lo que ahora cotiza
al alza. Este autor añade, además, que “la positivización del mundo permite
otras formas de violencia”, que “no es privativa sino saturativa; no es
exclusiva, sino exhaustiva”. Por ello, concluye, “es inaccesible a una
percepción inmediata”. Las secuelas de lo positivo son invisibles, más aún en un
primer momento.
Trasladado al
campo de la política (y por lo que ahora interesa a la política municipal) esas
lecciones son evidentes: La negatividad del actual contexto (la galopante
corrupción) se combate con contundentes exabruptos de positividad.
La gente ya no quiere oír hablar más de la mierda que se acumula en la negatividad circundante: la tapamos con una ola de positividad ciudadana, que terminará expresándose en las urnas como marea imparable. Como si fuera posible enterrar en un acto el hedor secular de una (mala o pésima) cultura política e institucional. No cabe ignorar que esos “movimientos-eslogan” capturan muy bien la mala leche acumulada de la gente tras años de puntual o sistemático expolio, de salvaje crisis económica y de amplio desgobierno institucional. Otra cosa es que acierten en el proceso de renovación moral que la sociedad y sus instituciones necesitan. Más complicado.
La gente ya no quiere oír hablar más de la mierda que se acumula en la negatividad circundante: la tapamos con una ola de positividad ciudadana, que terminará expresándose en las urnas como marea imparable. Como si fuera posible enterrar en un acto el hedor secular de una (mala o pésima) cultura política e institucional. No cabe ignorar que esos “movimientos-eslogan” capturan muy bien la mala leche acumulada de la gente tras años de puntual o sistemático expolio, de salvaje crisis económica y de amplio desgobierno institucional. Otra cosa es que acierten en el proceso de renovación moral que la sociedad y sus instituciones necesitan. Más complicado.
Esas candidaturas
plurales que se pretenden presentar a las elecciones municipales bajo el
paraguas de “Ganemos” ocultan algo hasta ahora no escrito. Me refiero al error
de cálculo de la incipiente fuerza política de “Podemos” al despreciar el
escenario municipal como campo prioritario de batalla y utilizar, nunca mejor
dicho, la política de alto estado mayor, la más distante a los intereses de la
ciudadanía, para su imparable ascensión política a las palancas del poder. Su
origen “mediático” les delata.
Las
hipotéticas candidaturas de “Ganemos” que se formen a partir de ahora se tendrán
que enfrentar a situaciones municipales de geometría variable que requerirán
cintura política y, sobre todo, una sólida argamasa moral e ideas o proyectos
claros adecuados a cada realidad local. Habrá que ver quiénes las lideran,
quiénes las formas y cómo actúan. Los movimientos asamblearios que las impulsan
son expresiones efervescentes y contingentes, que en breve o medio plazo
mostrarán sus enormes limitaciones, como así ha sido a lo largo de la historia
política. “Podemos” intuyo que quiere hacer “entrismo” (aunque esté muy alejado
de los postulados trotskistas) en tales organizaciones asamblearias y presumo
que pretenden ir poco a poco imponiendo sus criterios, pero las luchas de poder
entre las distintas familias o bandas políticas, trasladadas al ámbito local,
serán más tarde o más temprano encarnizadas.
"Es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres”
Permítanme
los ideólogos y dirigentes de “Podemos”, profesores y doctores muchos de ellos
en Ciencia Política o disciplinas afines, que cite en este Post –aunque sea una
herejía muy alejada de sus postulados ideológicos- a Alexis de Tocqueville.
Presumo que lo habrán leído, más aún su magna obra de “La Democracia en
América”, donde defiende la tesis de que los municipios son las escuelas de la
libertad: “es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres”.
Otro insigne liberal, anterior a aquel, Benjamin Constant, afirmaba en sus
“Escritos Políticos” (que datan de 1806) que el poder municipal es el asunto más
importante que puede ocupar la atención de los políticos. Ciertamente, el
marxismo nunca prestó especial atención a los temas institucionales (más bien,
desprecio, tachado de superestructura). Y así le fue.
Si realmente
quieren hacer algo en política (aunque sea la suya una estrategia que aplaudan
calladamente los partidos tradicionales), sorprende que una fuerza política
emergente como es “Podemos” tenga una miopía política tan evidente, tal cual es
la de pretender asaltar el poder desde los cielos olvidándose de los problemas
de la tierra. Los ayuntamientos son la trinchera en la que se resuelven buena
parte de los asuntos más inmediatos (y las necesidades más perentorias) de los
ciudadanos. Lo demás es “política de salón”, donde los márgenes de decisión (con
el paso del tiempo se irán dando cuenta) son mucho menores de lo que unos
ingenuos profesores sueñan desde las alejadas aulas universitarias. En la alta
política los ciudadanos les pedirán milagros, en la política local hechos. A lo
primero nunca llegarán por mucho que lo intenten, a lo segundo tal vez. Se abren
apuestas.
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