miércoles, 15 de julio de 2015

Hacia un modelo de formación para empleados públicos

Jesús Martínez.- Blog Trabajo Colaborativo.- Hace unos días, el gran Julen Iturbe nos comentaba que en breve iba a probar la experiencia de volver a las aulas como alumno después de muchos años de ejercitarse como profesor. No es una mala decisión. Muchos de los ponentes y expertos que a diario vemos y escuchamos,  también les vendría bien hacer este ejercicio. Se gana en perspectiva. Y esta experiencia supera, en mucho, la de oyente ocasional en eventos a los que somos invitados.

 La vuelta a las aulas, también ha sido mi caso. De aquí a dos  días, fruto,  precisamente, de la asistencia a este 
máster de formación de directivos que se imparte  en la Escuela de Administración Pública de Cataluña, tendré que hacer la exposición del trabajo final. Ha sido más de un año y medio de asistencia a un curso, con la carga lectiva – la mayoría de ellas presenciales- más elevada de los que se hacen en todo el Estado. No es este el momento y lugar para hablar de cómo está  configurada  la formación de directivos -y pre directivos- en este tipo de propuestas. Hace poco, por ejemplo,  tuve la ocasión en Navarra de hacer la conferencia de clausura del que organiza el INAP,  y son modelos bastantes distintos (en la forma y en el fondo). Jiménez Asensio en una investigación reciente recoge de forma comparada las aportaciones de este tipo de Masters en la Administración del Estado. En otra ocasión será motivo de comentario.

 Pero, lo que quería comentar en esta entrada, es la orientación del trabajo que defenderé próximamente. No puedo publicarlo hasta que reciba la autorización de la coordinación del Máster, pero sí que me atrevo a avanzar algunas líneas  que desarrollo.

 Se titula Nuevos Modelos de Formación para Empleados Públicos: un enfoque integrado. Viene a ser, resumiéndolo mucho,  el intento de avanzar en una propuesta que unifique en un modelo muchas de las prácticas formativas que los centros y servicios de formación vienen  realizando los últimos tiempos. Hace ahora un mes, conjuntamente con el grupo EDO  y l’Escola d’Administració Pública de Cataluña, organizamos una  jornada de debate sobre modelos de formación. En ella, confrontábamos  el modelo tradicional a través de Agustín Garnica; el modelo de formación por  competencias, defendido por Carles Arias y las prácticas Sociales y Situadas a cargo de Lluís Ràfolls (

 Pues bien,  en esta jornada pudimos  comprobar algo que ya  intuíamos.La mayoría de los técnicos de formación en la Administración Pública,fruto, en parte, del diseño de la formación que se plasma en el EBEP – muy amplia y que posibilita diferentes escenarios,  a veces no homogéneos- y, en parte, por rutinas y tradiciones,  estamos ofreciendo  agregados de elementos,  sin que estos, en muchas ocasiones,  tengan una visión global e  integradora.  Mantenemos –  con la boca pequeña y con mala conciencia-  el método tradicional (nos  lo  piden prescriptores y usuarios);  – y,  bajo la presión del hay que innovar, programamos acciones innovadoras, muchas veces por ofrecer alguna  novedad . Pero, tambien  es verdad,  tenemos la convicción de que este estado de cosas será por tiempo limitado y que estamos ya en una fase de madurez para poder alumbrar  prácticas renovadas e  integradas. Sabemos, por ejemplo,   que no todo lo que proviene del modelo tradicional es malo; ni que  toda innovación ha de ser buena y aporta valor.
 

Avanzaré, por tanto, en una serie de ocho entradas, los elementos que considero nucleares de este modelo integrado de formación y aprendizaje. Éstos, debidamente evaluados y conjugados  en cada organización, pueden permitir – y esa es la voluntad del trabajo-, diseñar itinerarios de cambio y actualización para las organizaciones. Deben dar respuesta, también, a varios dilemas que nos encontramos diariamente: por ejemplo, cómo conjugamos la  formación en aula  y las acciones  formativas en el puesto de trabajo; o,  cómo   dialoga la formación estratégica –obligatoria- y aquella que nace del propio interés y motivación de los profesionales internos, y nadie  la ha pedido.  Creemos que  este tipo de dilemas, bien conjugados, afloran una suerte de modelo integrado de formación que puede sernos útil.
 
En unos días comenzamos con el  más importante: los   usuarios actuales, a los que ahora nos dirigimos.

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