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Revista de prensa. El Mundo.- Muchos funcionarios y muchos andaluces han descubierto esta semana el mindfulness, una técnica de relajación, una suerte de herramienta contra el estrés que utiliza la psicología moderna. No, no es meditación budista, como inicialmente se informó de forma errónea. Al menos no en la forma en que se utiliza el término en el catálogo de actividades hecho público por la Junta de Andalucía para que sus empleados públicos puedan completar su jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales.
Revista de prensa. El Mundo.- Muchos funcionarios y muchos andaluces han descubierto esta semana el mindfulness, una técnica de relajación, una suerte de herramienta contra el estrés que utiliza la psicología moderna. No, no es meditación budista, como inicialmente se informó de forma errónea. Al menos no en la forma en que se utiliza el término en el catálogo de actividades hecho público por la Junta de Andalucía para que sus empleados públicos puedan completar su jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales.
Dos horas y
media de esa jornada podrán emplearse en tareas de formación y desarrollo
personal. On line y desde casa. Y el
curso de mindfulness es una de las opciones ofrecidas a los
trabajadores públicos.
Esa oferta formativa les sirve a la Junta y a sus
trabajadores para sortear una sentencia que obligaba a la administración
andaluza a olvidarse de su jornada reducida y volver a las 37,5 horas semanales
que el Gobierno de la Nación impuso en 2012 para todos los empleados públicos y
que, según el Tribunal
Constitucional (TC), sólo el Gobierno de la Nación podría modificar.
Para la aplicación de esta fórmula singular para justificar horas
de trabajo 'no presencial' de los funcionarios, el Gobierno de Susana
Díaz ha contado con los sindicatos UGT, CCOO y CSIF, que han
bendecido esta salida. Pero, a medida que pasan los días desde que se
conocieran los detalles del acuerdo, han comenzado a reproducirse
manifestaciones contrarias a la solución dada por la Junta para evitar que la
sentencia del TC obligara a ampliar la jornada de trabajo real.
Desprestigio
La Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (APIA)
y el Sindicato de Médicos de Andalucía (SMA) consideran que docentes
y sanitarios se han visto perjudicados de alguna u otra forma, frente a los
funcionarios de la administración general. Pero, curiosamente, el sindicato
mayoritario en la administración general, el SAF (Sindicato Andaluz de
Funcionarios) tampoco parece satisfecho con el acuerdo sino todo lo contrario.
Para empezar, porque un cambio en las condiciones de trabajo de esta naturaleza
ni siquiera ha pasado por el órgano natural y legal de discusión, la 'mesa
sectorial de negociación', donde el SAF ostenta la representación mayoritaria.
Aunque, más allá de las cuestiones formales, el sindicato
considera que, con esta aplicación de la nueva jornada 'no presencial', el
Gobierno andaluz ha infligido un grave «daño al prestigio» y la imagen de los
funcionarios andaluces, que están siendo «objeto de chanzas» en toda España.
El SAF dice estar en contra de «toda acción que tenga por
objeto eludir la aplicación de la ley o burlar torticeramente la ejecución
de las sentencias, máxime si ello se promueve desde la propia
Administración».
Reivindicación
Hay varias preguntas a las que la Consejería de Hacienda y
Administración Pública no ha dado respuesta en los últimos días. Una de esas
cuestiones tiene que ver precisamente con el argumento más repetido por la
consejera María Jesús Montero, quien subraya que la consideración de las
horas de formación como parte de la jornada laboral constituye el
reconocimiento de una «reivindicación histórica de los trabajadores». Sin duda,
se trata de una declaración solemne. Sin embargo, el propio pacto firmado por
la Consejería y los sindicatos admite que las medidas adoptadas para la
ampliación de la jornada son «transitorias». O sea, que se reconoce una
«reivindicación histórica» pero sólo de forma temporal, lo cual podría resultar
incongruente. Y eso es así porque el propio Ejecutivo andaluz confía en que el
Gobierno de la Nación levante el veto a la jornada de 35 horas tan pronto como
consiga aprobar los Presupuestos Generales del Estado de 2018. ¿Qué pasará
entonces con ese 'derecho' a que las horas de formación sean parte de la
jornada?
En el caso de los docentes andaluces, la reducción de
jornada se aplicó en el cómputo de horas lectivas semanales, que en el curso
pasado eran 20, siendo el compromiso reducirlas para este curso a 19 y para el
próximo a 18. Y para ello, durante este curso, una (y sólo una) de las horas de
guardia semanales se computan dentro del horario lectivo. En el curso próximo
se hará lo mismo pero con dos de las horas de guardia.
Redistribución horaria
Los profesores se quejan, por un lado, de que, en su caso,
no hay reducción real de las horas presenciales, sino sólo un cambio en la
distribución de las mismas. Pero, además, subrayan la incongruencia de que la
Junta utilice ahora de forma flexible el concepto de 'horas lectivas', cuando
se ha negado a ello durante todos los años anteriores afirmando que las
restricciones impuestas por el Ejecutivo central lo impedían. ¿Por qué ahora sí
se puede y antes no, si el criterio del Gobierno de la Nación no ha cambiado en
este tiempo?
Con la aplicación de esta fórmula, la Consejería de
Educación podría haber evitado o, al menos, atenuado la destrucción de
empleo docente (4.500 plazas menos) en los años duros de la crisis. De
hecho, así lo hicieron otras comunidades autónomas, como le han venido
recordando año tras año los sindicatos al consejero de turno.
Igualmente, los docentes se preguntan si, una vez superado
este periodo transitorio, las horas de guardia volverán a salir de la categoría
de horas lectivas. El hecho de que la Consejería califique como horas lectivas
tan sólo algunas de las horas de guardia y el resto no constituye también una
incongruencia desde el punto de vista formal que añade inseguridad jurídica a
las condiciones laborales de los docentes. A este respecto conviene recordar
que la Justicia ha condenado recientemente a la Consejería por su regulación de
los horarios de sus docentes. Así, el TSJA anuló, en una sentencia conocida el
pasado mes de julio, una norma que suponía un aumento del número de alumnos por
cada profesor de guardia y que tenía por objeto precisamente ahorrar en
plantillas.
Para el sector sanitario, resulta una discriminación
flagrante que en el catálogo de actividades se incluyan cursos de meditación
computables como horas de trabajo y, sin embargo, la asistencia a congresos
médicos no signifique para los médicos una ventaja equivalente.
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