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jueves, 16 de marzo de 2023

“Spain is different”: la anomalía española en la distribución espacial de la población

España es el país de la Unión Europea con un menor porcentaje de territorio ocupado (13 %) 

Por Eduardo GutiérrezEnrique Moral-BenitoDaniel Oto-PeralíasRoberto Ramos. Nada es Gratis blog.-  La escasez y pérdida de población en determinadas regiones es un tema que genera preocupación social y tensiones territoriales, y ha sido discutido en varias entradas de este blog (como aquíaquí y aquí). En un trabajo reciente contribuimos al estudio de la “España vacía” desde un ángulo diferenciado: mostramos que nuestro país se caracteriza por presentar una anomalía en los patrones de concentración de la población y en la prevalencia de espacio deshabitado. Es el país de la Unión Europea con un menor porcentaje de territorio ocupado (13 %) y el segundo, tras Malta, en términos de densidad de población en territorio ocupado (737 habitantes por km2).

En un artículo publicado en el Journal of Regional Science exploramos la anomalía en la distribución de la población en España y mostramos que esta anomalía se mantiene incluso después de tomar en consideración las características geo-climáticas del territorio, así como cuando se analizan los patrones de poblamiento en el siglo XIX.

Un primer análisis de los datos

Eurostat (GEOSTAT 2011) proporciona información sobre la distribución espacial de la población en Europa al nivel de celdas de 1 km2. Este nivel de resolución espacial, al no depender de límites administrativos, permite capturar de una forma más precisa la densidad económica relevante en la que interaccionan los ciudadanos y las empresas.

Un análisis preliminar revela dos patrones diferenciales en la distribución de la población española. En primer lugar, existe una gran cantidad de superficie deshabitada. En particular, únicamente el 13% de las celdas de 1 km2 del territorio español acogen población, el valor más bajo de la Unión Europea y muy lejos de países como Francia, Italia, Alemania o Portugal, donde el 68%, 57%, 60% y 47% de las celdas albergan habitantes (véase la Figura 1). En segundo lugar, la población española se encuentra altamente concentrada. En concreto, cada celda poblada acoge, en media, 737 habitantes, el segundo valor más alto de la Unión Europea y muy por encima de los países mencionados anteriormente, todos ellos por debajo de los 400 habitantes. Cabe destacar que este patrón de la distribución de la población en España, notoriamente singular, se revela menos claramente si se analiza el indicador tradicional de número de habitantes sobre superficie total. En este caso, el valor español, de 94 habitantes por km2, es similar a la media europea y no se encuentra lejos de Francia o Portugal, que cuentan con 114 y 119 habitantes por km2, respectivamente.

Figura 1. Celdas de 10 km2 habitadas en Europa

Análisis econométrico y resultados

Con objeto de analizar hasta qué punto las particularidades del clima y la geografía pueden justificar la anomalía española en patrones de asentamientos, estimamos modelos de regresión sobre cuatro indicadores de la distribución espacial de la población en los países europeos en función de sus características geo-climáticas. Dichos indicadores son: i) la densidad de asentamientos (el porcentaje de celdas de 10 km2 habitadas), ii) la concentración de la población en el 1% más poblado del territorio, iii) la densidad de población (población por km2), y iv) la densidad experimentada (población por km2 habitado). Las características geográficas y climáticas incluidas en el modelo son la temperatura, las precipitaciones, la altitud, la rugosidad del suelo, la calidad del mismo y la distancia a la costa. Además, incluimos una variable binaria (“efecto fijo”) para cada país que se interpreta como la parte de la densidad y concentración poblacionales del país que no puede ser explicada por sus características geo-climáticas. Dicho efecto fijo permite, por lo tanto, identificar anomalías en la distribución de la población. El análisis lo realizamos usando celdas de 250 km2 como unidad de observación.

El Panel A de la Figura 2 confirma la singularidad española en términos de densidad de asentamientos. El punto verde muestra el valor del efecto fijo de país en el modelo sin controles, es decir, el promedio de la densidad de asentamientos de las celdas pertenecientes a cada país con respecto a la categoría omitida (Francia). Puede observarse que España es junto a Finlandia el país con los niveles más bajos de densidad de asentamientos. En concreto, la celda de 250 km2 promedio en España presenta una densidad de asentamiento 50 pp. por debajo de la celda promedio en Francia, mientras que en Finlandia esta diferencia es de 30 pp. Cuando se añaden los controles geo-climáticos (punto rojo), el valor del efecto fijo se sitúa por encima de la categoría omitida en el caso de Finlandia, de modo que su baja densidad de asentamientos puede explicarse completamente por su características climáticas y orográficas. Esto coincide con lo que ocurre en otros países nórdicos, como Islandia, Noruega o Suecia. Por el contrario, después de tener en cuenta el efecto de los factores geo-climáticos, España continúa con una densidad de asentamientos extraordinariamente baja.

Los paneles B, C y D muestran el mismo análisis utilizando como variables dependientes la concentración de la población, la densidad de población y la densidad experimentada, respectivamente. Puede observarse que nuestro país posee los niveles de concentración más altos de Europa, incluso después de controlar por el efecto de los factores geo-climáticos. En el caso de la densidad de población, España se sitúa en línea con el resto de países europeos. Por último, tal y como cabría esperar dado su bajo porcentaje de territorio ocupado y elevada concentración de la población, la densidad experimentada se encuentra entre las más elevadas de Europa.

El origen de la anomalía española

La anomalía española en patrones de poblamiento no es un fenómeno reciente. Ya en el siglo XVII los viajeros europeos quedaban impresionados por la escasez de asentamientos: “Uno puede viajar días y días sin pasar por una casa o un pueblo, y el país está abandonado y sin cultivar”; “España da la impresión de ser un desierto de Libia, de lo despoblado que está” (embajadores venecianos, citados por Brenan 1950). En línea con estos testimonios, mostramos que existe para España una elevada correlación en densidad de asentamientos y población entre los valores de finales del siglo XVIII y los actuales, lo que indica que no ha habido cambios drásticos en los patrones espaciales de población desde entonces. Asimismo, recopilamos datos sobre estas variables para varios países europeos y encontramos que España ya destacaba en la segunda mitad del siglo XIX con una densidad de asentamientos muy baja, como muestra la Figura 3.

Figura 3. Densidad de asentamientos y población en 1871

La evidencia anterior indica que la anomalía documentada surgió antes del siglo XIX y no es, por tanto, la consecuencia de procesos migratorios relacionados con la industrialización. Pero, ¿ha existido desde siempre? Si bien es difícil responder a esta pregunta, usamos datos de yacimientos y asentamientos pre-medievales para mostrar que España no se caracterizaba por un nivel inusualmente bajo en comparación al resto de Europa. Ello sugiere que el patrón de poblamiento anómalo que nos caracteriza surgió en la Edad Media o al comienzo de la Moderna.

A este respecto, estudios previos han enfatizado el periodo medieval de enfrentamiento entre los reinos cristianos y Al-Andalus como un proceso histórico relevante para explicar los patrones de asentamiento actuales (explicado en esta entrada). En particular, se hace mención de que la rápida expansión de los reinos cristianos llevó a una ocupación del territorio caracterizada por pocos asentamientos y amplias áreas jurisdiccionales (Oto-Peralías y Romero-Ávila 2016). Asimismo, la inestabilidad de las fronteras favoreció la concentración de la población en unos pocos núcleos poblacionales, con objeto de favorecer su defensa (Oto-Peralías 2020). Como se citó aquí, Bishko (1975) observó que “a la persistencia durante tanto tiempo de una frontera abierta de guerra y conquista puede atribuirse en gran medida [...] el predominio de ciudades amuralladas y castillos sobre comunidades de aldeas dispersas”.

Por tanto, la evidencia disponible sugiere que los anómalos patrones de asentamiento de la población española surgieron durante la Edad Media y han persistido desde entonces, probablemente como un rasgo cultural característico de nuestra planificación urbanística (Baruah et al. 2021). Así, en España se juntan desde entonces una mayor concentración de la población en ciertas zonas, facilitando economías de escala, y la existencia de pequeños pueblos rodeados de territorio desocupado, con las dificultades que esto conlleva en términos de acceso a servicios (Alonso et al. 2022). Comprender las implicaciones de la anomalía española es una línea deinvestigación pendiente de abordar.

NOTA: "Las opiniones y análisis son responsabilidad de los autores y no coinciden necesariamente con las del Banco de España o el Eurosistema."  

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