"El mensaje que se manda a la sociedad es demoledor: si te comportas mal pero eres miembro de un grupo poderoso no te pasará nunca nada y te irá estupendamente"
Blog ¿Hay Derecho?.- Elisa de Nuez y Rodrigo Tena.- Nada más producirse la
segunda investidura fallida de Mariano Rajoy saltó la noticia de que el ex
Ministro Soria (que dimitió como Ministro de Industria por el escándalo de los
Papeles de Panamá) había sido propuesto por el Gobierno en funciones de Mariano
Rajoy para un importante puesto como Director ejecutivo en el Banco Mundial.
Conviene recordar antes que nada la forma de provisión de estos puestos
de trabajo y el hecho de que el ex Ministro pertenece al Cuerpo de Técnicos
Comerciales del Estado, que es el Cuerpo al que se vienen reservando este tipo
de puestos, dado que ambas circunstancias han sido alegadas por el Gobierno
para defender la propuesta a la vista de la polvareda que se ha levantado. En
definitiva, el Gobierno viene a decir que no tenía más remedio que proponer a
Soria, y que si no cometía una ilegalidad.
En cuanto al puesto, la
organización del Banco Mundial, según su propia página web -que también
detalla los proyectos que desarrolla- funciona como una cooperativa que está
integrada por los 189 países miembros, que son los que podemos considerar sus
accionistas y que están representados por una Junta de Gobernadores
(normalmente los Ministros de Finanzas o Desarrollo de los países miembros).
Dado que solo se reúnen anualmente, estos Gobernadores delegan sus funciones a
los 25 Directores Ejecutivos que trabajan en Washington, donde está la sede
central del Banco Mundial. Los principales países accionistas –es decir, los
que ponen más dinero- tienen cada uno derecho a nombrar un Director Ejecutivo,
mientras que los demás países miembros se los reparten entre sí. En concreto,
España se reparte su Director Ejecutivo con Venezuela, México y otros
cinco países centroamericanos, aunque el puesto como tal le corresponde a uno
de los tres grandes países. Difícilmente puede considerarse por tanto que se
trate de un puesto administrativo, y menos todavía como un puesto funcionarial.
Otra cosa es que quien lo ocupe sea funcionario porque así lo decide el país
que propone al candidato, que es el que establece el procedimiento para elevar
la propuesta. En nuestro caso, lo que existe es una presentación de
candidaturas -suponemos que las vacantes son comunicadas con antelación al
Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado- que evalúa la denominada
Comisión de Evaluación de candidaturas a las instituciones financieras
internacionales que depende del Ministerio de Economía y Competitividad, y
cuyos miembros son todos altos cargos de ese Ministerio. En concreto esta
Comisión está presidida por la Secretaría de Estado de Economía y Apoyo a
la Empresa y de ella forman parte también la Secretaría de Estado de
Comercio, la Secretaría General del Tesoro, la Dirección General de Análisis
Macroeconómico y Economía Internacional y la Dirección General de Política
Económica. La decisión sobre los candidatos se plasma en una resolución de la
Secretaria de Estado de Economía que se remite a los organismos correspondientes.
La persona que ostenta en
la actualidad el cargo es Beatriz de Guindos, sobrina del titular del
Ministerio y también técnico comercial del Estado.
Propuesta
Por lo que se refiere al
procedimiento para elevar la propuesta del candidato, la competencia
corresponde en la actualidad al Ministerio de Economía y Competitividad y está
reservada al Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado dando preferencia “desde
tiempo inmemorial” a los que hayan ostentado altos cargos, según el
artículo de Manuel Conthe publicado en Expansión, que conoce bien el
procedimiento. Ya hemos visto que para la Comisión evaluadora lo relevante es
realmente es si los candidatos han ostentando o no altos cargos, para
cumplir con esa tradición inmemorial y si tienen las conexiones adecuadas con
los que les proponen. Parece que lo que no evalúan tanto es como los han
desempeñado o como han acabado su mandato ni, por lo que se ve, si reúnen la competencia
y la experiencia profesional necesarias, más allá de la pertenencia a un
determinado Cuerpos de la Administración en cuyos miembros se presupone.
Por tanto, en la práctica
de lo que estamos hablando sencillamente es de una propuesta “de libre designación”
-no hay nada parecido a un concurso de méritos para ser nombrado candidato para
entendernos- por lo que no puede sorprender a nadie que al final la
lotería le toque al ex Ministro del PP del Gobierno del PP aunque haya dimitido
recientemente por un escándalo. Lo que resulta un tanto curioso es que se nos
explique después que la razón por la que se le designa es puramente técnica,
básicamente por ser técnico comercial del Estado con mucha antigüedad (carrera
profesional que el ex Ministro abandonó muy tempranamente para dedicarse a la
política) y no por ser ex Ministro del PP y sobre todo amigo de Mariano Rajoy.
Por si fuera poco, había comentado ya a su ex jefe y ex colega que estaba
interesado en el puesto, al que también optaba otro “peso pesado”, Alberto
Nadal, que finalmente desistió sin duda viendo la competencia.
Aparte de que sea muy
discutible que determinados cargos en organismos institucionales sean coto
cerrado de algunos Cuerpos de la Administración -práctica también inveterada en
la Administración, por cierto- lo más cuestionable es que sean coto cerrado
solo de los que han tenido puestos importantes o tienen buenas conexiones con
el Gobierno que les propone. Por otro lado, queda claro que en todo este
procedimiento lo de menos son los requisitos para desempeñar el puesto en el
Banco Mundial, como demuestra además que el cuerpo de funcionarios al que se
reservan estas plazas haya ido cambiando al variar su Ministerio de
dependencia. El que otros países (y más si son México y Venezuela) sigan
prácticas similares no nos parece un gran consuelo.
Honorabilidad
Por último, se queda por
el camino el requisito a nuestro juicio más importante para representar
dignamente a España en un organismo internacional, el de la honorabilidad, que
se supone que es la exigencia primera para cualquier tipo de puestos, en España
o en organismos institucionales en representación de España. El señor
Soria aparte de su dimisión por mentir repetidamente a la opinión pública sobre
sus conexiones panameñas –y sin adentrarnos en las extrañas historias que contó
en su momento- es un político con una trayectoria y unas prácticas muy
cuestionables. De entrada, su paso por el Ministerio de Industria se ha
caracterizado por un nepotismo arrollador, colocando a unos
cuantos canarios de su entorno próximo –incluido familiar- sin ninguna
capacitación profesional y experiencia previa para puestos muy relevantes
dentro del Ministerio por cierto, la mayoría de estas personas siguen en
sus puestos tranquilamente, gracias a la prórroga que supone el que no haya un
nuevo Gobierno que los cese aunque ya no esté su valedor).
Su paso por la política
canaria y sus modos caciquiles también
dieron mucho que hablar aunque al final se librara del procedimiento
judicial e imputase a la maldad de sus adversarios políticos sus vicisitudes
procesales. En definitiva, es un exponente perfecto de la vieja política, del
clientelismo, del enchufismo y de la falta de respeto por los principios de
mérito y capacidad, del que su último exponente es el caso que nos ocupa. Eso
es lo que estamos exportando a los organismos internacionales. Probablemente no
desmerezca mucho de lo que envía Venezuela pero realmente creemos que España se
merece algo mejor.
En conclusión, este caso
es un ejemplo más de cómo en España desde hace mucho -los cargos importantes en
organismos internacionales se utilizan como botín por el partido político de
turno a repartir entre las personas afines, aunque previamente tengan que
formar parte de un alto cuerpo de la Administración como ocurre con Jose Manuel
Soria o con Magdalena Alvarez (perteneciente al Cuerpo de Inspectores de
Hacienda) que fue enviada como representante al BEI, aunque finalmente tuvo que
dimitir por su implicación en el caso ERES. El que hayan sido pésimos gestores
o incluso hayan estado más o menos involucrados en escándalos de uno u otro
tipo está claro que importa poco. Pero si los allegados no son funcionarios
tampoco pasa nada: siempre hay acomodo para los fieles como Wert.
El que la imagen de España
se deteriore día a día gracias a este tipo de representantes como se desprende
de las noticias internacionales sobre el tema aquí o aquí está claro
que a nuestros políticos les importa muy poco, aunque luego se les llene la
boca hablando de la marca España. El que se cierre el paso a personas con mejor
trayectoria profesional y personal mucho menos. El que el mensaje que se mande
a la sociedad sea demoledor –si te comportas mal pero eres miembro de un grupo
poderoso no te pasará nunca nada y te irá estupendamente- está claro que nada.
Revista de prensa. El País.- El gobierno fuerza la renuncia de Soria
Revista de prensa. El País.- El gobierno fuerza la renuncia de Soria
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