"No cabe duda de que la tecnología será una gran ayuda para reforzar la escasez de medios y recursos"
Por Antonio Arias. Fiscalizazión.es blog.- El panel del III Congreso Contratación Pública sobre Planificación, profesionalidad e integridad en la contratación que moderó magistralmente Beatriz Montes Sebastián (Consellería de Hacienda de la Generalitat Valenciana) con la habilitada nacional Concepción Campos Acuña, el conselleiro de contas Simón Rego Vilar y el ingeniero de datos Manuel J. García Rodríguez.
Manuel García, Dr. Ingeniero en análisis de datos de contratación pública, expuso cómo las tecnologías digitales (el análisis masivo de información y la Inteligencia Artificial) pueden ayudar a mejorar la estrategia y planificación de la contratación. Citó el interesante análisis realizado por la Junta Consultiva de Contratación del Estado y la OIRESCON, publicado el pasado mes y titulado Informe Trienal relativo a la contratación pública en España en 2021, 2022 y 2023. En él se remarca la “insuficiencia de medios personales y técnicos de los órganos de contratación para hacer frente a una labor cada vez más compleja y heterogénea”. Con este casus belli argumentó que nuevas herramientas tecnológicas, basadas en datos e IA, pueden y deben ayudar en el ámbito de la contratación. Resumió 5 herramientas tecnológicas, ya desarrolladas, que resuelven problemas específicos. De menos a más sofisticadas: un cuadro de mando para supervisar la contratación, un buscador de licitaciones avanzado (por buscar en el contenido de los pliegos), una herramienta que cuantifica el riesgo de fraccionamiento de contratos menores, un sistema que detecta licitaciones irregulares utilizando los metadatos de los pliegos y, finalmente, un prototipo para detectar cárteles de empresas en licitaciones (colusión) que encargó la CNMC.
En estos momentos en los que todo el mundo habla de Inteligencia Artificial y de si nos va a “robar” el trabajo, Conchi Campos pidió no olvidar poner el foco en las personas, y por supuesto en la necesaria profesionalización de la contratación pública que, al menos de momento, sigue necesitando personas para pasar del mundo de las ideas, a la ejecución contractual. Recordó que desde las instituciones internacionales llevan muchos años resaltando la necesidad de mejorar la contratación a través de las personas que participan en el proceso y establecer un marco de competencias para ello es clave, tal y como se analiza aquí.
Pero una cosa es predicar y otra practicar. Para ello debe ponerse en contexto la complejidad de la contratación por varias razones, que Conchi sistematiza en tres. La primera, la norma, extensa, confusa y contraria a las virtudes que predica (simplificación y agilidad). La segunda, la diversidad del sector público, que se traduce en la diversidad de entidades, desde las que cuenta con grandes servicios de contratación, a los pequeños ayuntamientos en los que el servicio de contratación es el secretario-interventor acumulado. La tercera, la sobrecarga de los servicios de contratación, como consecuencia de la gestión de los Fondos Next Generation, que han supuesto la gota que ha rebosado un vaso demasiado lleno y que conduce a una alta rotación en el personal de contratación y, en consecuencia, a una descapitalización de su conocimiento y experiencia.
No cabe duda de que la tecnología será una gran ayuda para reforzar la escasez de medios y recursos, pero para profesionalizar la contratación pública debemos realizar lo que Conchi califica de enfoque poliédrico. Comenzando por entender que la gestión de la contratación no es sólo un tarea del servicio de contratación, servicio gestor, intervención, asesoría, etc, todos ellos deben contribuir a la mejora de la contratación. Para ello, es necesaria la formación, contar con el (complejo) conocimiento que exige la contratación pública, sería interesante crear itinerarios que aseguren que el personal de contratación sabe de contratación (desde el inicio), y no que tengan que estar meses y meses aprendiendo. Y, por supuesto, insistió: “pagarles bien, que tengan opción a desarrollar una carrera profesional y, sobre todo, tratarles bien. La alternativa…. imaginemos la gestión pública con servicios de contratación que no atiendan las emergencias, urgencias e incidencias varias que se presentan cada día. La solución: profesionalización”.
Recordando al añorado Nuccio Ordine y los riesgos de abrochar mal el primer botón -poco remedio hay después-comenzaba su exposición el Consejero de Local del Consello de Contas de Galicia, Simón Rego. En primer lugar, y antes de empezar con el botón: un recordatorio de las funciones de un órgano de control externo como el Consello de Contas que además de vigilante con el retrovisor, es generador de evidencias para la mejora de la gestión pública, y no solo. Desde el 2016 asume las funciones en la Comunidad de ser el órgano de referencia en la prevención del fraude y el fomento de marcos de integridad pública en la gestión. Tras esta introducción, el núcleo de la intervención se vertebró en torno a los riesgos de una concepción de la integridad pública como una «carrera al sprint». En 90 días, con productos concretos que pasan fugazmente por nuestro escenario político-administrativo.
En lugar de concebirlo como un proceso de cambio cultural, una maratón que implica el enfoque ético en la gestión pública, que no solo puede pensarse como un sistema de normas, sino como un sistema de valores. Carácter bifronte imprescindible. Y ya el último botón, planteó el escenario de los nuevos desarrollos en marcha para el control de la contratación pública por el control externo desde una óptica de rendimiento y no solo de cumplimiento de normas. En suma, desde Galicia nos llegó un consejo: pensemos lento en cómo abrochamos ese primer botón.
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