Revista de prensa. El Confidencial.- Limpieza, transporte, agua, recogida de residuos… Garantizar
la calidad de los servicios públicos es una de las principales
obligaciones de las administraciones locales. Pero el debate surge a la
hora de decidir quién debe realizar la gestión de estas prestaciones para que
sea lo más sostenible y eficiente posible: el propio ayuntamiento (gestión
directa), la empresa privada (gestión indirecta) o ambas partes (gestión mixta).
Participantes en el debate organizado por El Confidencial |
Este es el asunto que ha servido como guía en una mesa
redonda organizada por El Confidencial y la Asociación por la
Excelencia de los Servicios Públicos, bajo el título ‘Remunicipalización de los
servicios urbanos: el futuro de las ciudades’. En el encuentro
participaron Lorenzo Dávila, director de Osur, economista y profesor en la
Universidad Carlos III de Madrid; Pedro Manuel Rollán Ojeda, senador del Grupo
Parlamentario Popular; Ramiro Aurín, ingeniero de Caminos por la
Universidad Politécnica de Cataluña; Moisés Torres, secretario de la
Federación de Servicios Públicos de UGT; Carlos Cabrera, director General
del Institut Cerdà y José Manuel Ruano de la Fuente, profesor en la
facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense.
Antes de comenzar el debate, los expertos aclararon la
diferencia entre privatizar un servicio y privatizar su gestión. “La prestación
de ciertos servicios públicos es irrenunciable y la administración local no
puede privatizarlos”, expuso Ramiro Aurín, desde la Universidad
Politécnica de Cataluña. Algo diferente es que un grupo privado participe en su
gestión. En todo caso, pese a externalizar una prestación, el control
efectivo de la actividad sigue estando en manos públicas y recae sobre el
ayuntamiento.
El modelo mixto ha permitido prestar servicios y crear
infraestructuras con el menor coste para los ciudadanos y con la mejor calidad
“El poder político de los ayuntamientos tiene la labor
fundamental de establecer cuáles son los parámetros para medir la calidad
del servicio. Por tanto, debe gestionar esa función y transferir a los
gestores, sean mixtos, públicos o privados, esos parámetros de calidad”, expresó
el profesor de la Carlos III de Madrid, Lorenzo Dávila, quién añadió un
problema que, bajo su punto de vista, puede surgir si la gestión es directa:
“Si el propio ayuntamiento es el que tiene que supervisar, controlar y seguir
estos parámetros de calidad, al final aparece un conflicto de intereses”.
En línea con las anteriores declaraciones, Aurín insistió en
la importancia de garantizar la calidad de los servicios públicos y aseveró que
“el control efectivo de los mismos” es la única vía para conseguirlo. “Hay que
medir, controlar y exigir la calidad de la actividad al prestador”. El
ingeniero de Caminos apuesta por modelos de gestión indirecta o mixta; en
su opinión, es más difícil exigirnos el cumplimiento de obligaciones a nosotros
mismos, “la autocrítica no es lo más fácil”. Por su parte, el profesor de la
Universidad Complutense de Madrid, José Manuel Ruano de la Fuente, puso
encima de la mesa las ventajas de la colaboración público-privada que,
según él, “son evidentes en el ámbito técnico, presupuestario y de
flexibilidad”, pero “también hay costes de transacción claros y dificultades
desde el punto de vista de la transparencia, del control y de la fiscalización,
que, en cualquier caso, sigue siendo una obligación de la administración
pública”.
Independientemente del modelo, Carlos Cabrera, director
General del Institut Cerdà, subrayó que contar con personal especializado dentro
de la administración es clave. “Como institución pública, ceder la gestión a
una compañía privada no significa desprenderse del conocimiento ni de
la experiencia. Si quieres controlar los servicios públicos debes tener
expertos dentro del ayuntamiento, como cualquier otra empresa”, explicó.
Con mucha frecuencia, el debate de la remunicipalización ha
pivotado en torno a la ideología. “Hay que superar el dogmatismo”, dijo Pedro
Manuel Rollán, senador del Grupo Parlamentario Popular. El que fuera
alcalde de Torrejón de Ardoz durante ocho años explicó que la batalla
entre las diferentes formaciones políticas ha emergido con la idea base de
que un modelo público 100% era lo positivo frente a un modelo privado o de
colaboración público-privada. “Hoy en día ha quedado claro que una cosa es la
titularidad -siempre municipal- y otra distinta la prestación del servicio. Son
modelos perfectamente compatibles”. En línea con la calidad de las prestaciones
públicas, Rollán opinó que el tamaño y la experiencia de las compañías son
factores clave. “Si el 'holding' empresarial lleva la gestión de un servicio en
300 o 400 ciudades, no habrá nada que no hayan sido capaces de solucionar con
anterioridad”.
¿Qué ocurre con los trabajadores?
Gestionar el cambio de los empleados a funcionarios
públicos sin caer en irregularidades y sin que peligren, en cierto modo,
sus puestos de trabajo es un reto complicado. Con el foco en la
legislación, Moisés Torres, secretario de la Federación de Servicios
Públicos de UGT, opinó que “el camino hacia la externalización es una
autopista de cinco carriles y, sin embargo, el camino contrario —hacia la remunicipalización—
es un camino con bastantes baches”. Ramiro Aurín rebatió esta idea afirmando
que las condiciones que se piden en la reversión hacia la gestión pública o
privada son las mismas, “lo que hay que demostrar es que el cambio va a generar
más eficiencia”, afirmó.
En el caso concreto de Málaga, los empleados fijos de Limasa
(Limpieza Integral de Málaga) III -empresa que presta el servicio de limpieza-
no tienen asegurada la integración en la plantilla municipal, según un
informe reciente del director general de Recursos Humanos, Calidad y Seguridad
del Ayuntamiento de Málaga. Pasarán a la categoría de indefinido ‘no fijo’, por
lo que deberán superar una oposición o concurso público para consolidar su
puesto de trabajo. En este contexto, la principal preocupación de los
sindicatos es la situación de estos trabajadores. “Estamos en un limbo
legal”, señaló Torres. “Hasta que la legislación no cambie y no haya una
solución por vía legal que permita establecer algún parámetro para poder
regular esto de otra manera, no apostaremos directamente por estos procesos de
remunicipalización”.
Málaga: ¿es sostenible la remunicipalización?
Más allá de la satisfacción, del interés público y de los parámetros
de calidad, hay que tener en cuenta el marco jurídico, según el profesor
en la facultad de ciencias políticas y Sociología de la Universidad
Complutense. La ley establece que “la prestación de servicios locales no puede
suponer un incremento de la deuda y deben prestarse de acuerdo a los
criterios de sostenibilidad, eficiencia y competencia”, explicó Ruano. Según
los últimos datos publicados por Banco de España relativos al tercer trimestre
de 2019, el Ayuntamiento de Málaga tiene un endeudamiento de 394 millones de
euros -315 millones sin tener en cuenta los datos de préstamos por vivienda
protegida-. Cabrera destacó que “este endeudamiento de Málaga es
significativamente importante”, y considera que "hacer frente a la
inversión que supondría la mejora de la recogida de residuos será
complicado".
Llegados a este punto, uno de los temas estrella barajados
en la mesa fue la necesidad de inversión en recursos por parte del
Ayuntamiento de Málaga: renovación de flota de vehículos, inversión en
Tecnologías de la Información y Comunicación, renovación del parque de
contenedores… Según un estudio del Institut Cerdà sobre la huella de la
remunicipalización en Málaga, la necesidad de inversión alcanzará los 60.735.562
millones de euros. “El caso de Málaga es absolutamente paradigmático”, anotó
Cabrera. “El nivel de servicio va a condicionar el coste, y el informe de la
Comisión Técnica -elaborado a encargo del Ayuntamiento- en ningún momento hace
referencia a esto”. En este contexto, Dávila apuesta por “una colaboración
público-privada en la que, por un lado, se transparente el coste
directo del servicio para que los ciudadanos sean conscientes del valor y,
por otra parte, se permita sacar fuera de balance todas las necesidades de
inversión que tiene el ayuntamiento en esta materia”.
Rollán apoyó esta idea. Según él, este modelo “ha
permitido prestar servicios y crear infraestructuras con el menor
coste para los ciudadanos y con la mejor calidad”. Para cerrar el debate,
Moisés Torres abogó por la prudencia a la hora de tomar este tipo de
decisiones. “Antes que el modelo, primero habría que sentarse a decidir qué es
lo que queremos”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario