Por Ángel-Bartolomé Gómez. Hay Derecho blog.- El pasado 3 de abril se cumplieron 40 años de
las primeras elecciones municipales de nuestro actual período democrático. Eran
tiempos verdaderamente difíciles y arriesgados para participar en la actividad
política. A pesar de esa dificultad, hubo personas comprometidas y valientes
que dieron un paso al frente y decidieron ser candidatas en sus pueblos y
ciudades.
Ayuntamiento de Cádiz |
Dicha proclamación está precedida de otro
precepto fundamental, el 137, que expresaba una idea de Estado compuesta, no
unitaria, diversa territorialmente en la gestión de los intereses, de cercanía a
los administrados, y que literalmente decía, y dice: “El Estado se organiza
territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que
se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus
respectivos intereses”.
Con ese respaldo constitucional tuvieron lugar
las primeras elecciones municipales de nuestra actual Democracia. En ese 3 de
abril de 1979 millones de españoles se lanzaron a las urnas para elegir democráticamente
a sus concejales, que unos días después, una vez que se constituyeron las
Corporaciones Municipales, elegirían a sus alcaldes y alcaldesas, primeras
autoridades locales netamente democráticas desde la II República.
Como decía al inicio, eran tiempos, esos de
abril del 1979, complicados para la vida política.
En el mundo rural aún quedaban muchos
resquicios del franquismo, y muchos problemas sociales y económicos, y la
decisión personal de ser candidato a alcalde no era nada pacífica, sobre todo
en las fuerzas políticas que habían estado prohibidas hasta hacía muy poco
tiempo.
Las personas que decidieron dar ese paso y
fueron elegidas concejales, y en su caso, alcaldes o alcaldesas, contribuyeron
en esos años a experimentar la nueva democracia que había sido conquistada para
nuestro país. En sus municipios y ciudades empezaron a construir el futuro,
nuestro presente, a trabajar desinteresadamente por el bien común, dedicando su
tiempo, sus energías y su patrimonio, y la de sus familias, a los demás, al
bienestar de sus pueblos y de sus gentes.
En esas históricas elecciones locales, se
eligieron un total de 67.505 concejales, en los casi 8.100 municipios del
conjunto del Estado español. La Unión de Centro Democrático consiguió 28.960
concejales (30,6%), el Partido Socialista Obrero Español un total de 12.059
concejales (28,1%) y el Partido Comunista de España llegó a los 3.727
concejales (13,1%). Es de destacar que un total de 16.320 concejales lo fueron
en candidaturas ajenas a partidos políticos, candidaturas independientes de
nivel local. Por el pacto político que tras las elecciones se firmó ente
Partido Socialista y Partido Comunista, la izquierda gobernó en dicha primera
legislatura local en las grandes ciudades de nuestro país.
La España vaciada
Cuarenta años después, en mayo de 2019, con
otras importantes elecciones locales, culmina una primera gran época del poder
local en España, y desde mi punto de vista, se inicia otra con grandes y
estratégicos objetivos a acometer…
La problemática del mundo rural se ha puesto
en los últimos meses en valor, la España vaciada, provocada por políticas de
poca atención al hecho rural, con consecuencias nefastas en términos de
equilibrio poblacional y preservación de la naturaleza. Hace cuarenta años
muchas personas valientes y comprometidas se presentaron a aquellas lejanas elecciones
con la esperanza de luchar por el desarrollo de sus pueblos. Hoy persisten muchas
de las problemáticas del mundo rural, con una brecha muy importante en términos
de acceso a la sociedad de la información, de infraestructuras (y servicios)
básicas, de escasas posibilidades de desarrollo endógeno que facilite que los
jóvenes puedan desarrollar su futuro personal y profesional en sus pueblos de
origen y no verse obligados a migrar a ciudades e incluso a otros países.
Y en cuanto a las grandes ciudades, el gran
reto sin duda es la contaminación, con graves consecuencias para la salud de
millones de personas que habitan las grandes urbes de nuestro país. Se trata de
un modelo de vida poco sostenible, grandes concentraciones humanas con
actividades y hábitos altamente impactantes en el entorno y en su propia salud.
Sin duda, en este período de poder local
2019/2023 ha de iniciarse otra forma de entender la gestión territorial de
nuestro Estado. Los entes locales son lo más cercano al ciudadano y al
territorio, y con las personas como principal centro de interés, deberían
iniciarse nuevas políticas públicas de apoyo al mundo rural, a las personas, y
de lucha contra los ataques al medio ambiente de unos modos de vida urbana
altamente perjudiciales. Pensemos en el futuro y no el “cómodo” presente.
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