En el presente Blog se han venido editando diferentes entradas (algunas de
ellas recientes) sobre los previsibles impactos de las jubilaciones masivas y
de la revolución tecnológica sobre el empleo público. Dentro de esta línea de
reflexión, se ha considerado importante difundir por este cauce un trabajo de
Mikel Gorriti sobre “Los puestos de trabajo del futuro en el sector público”
(presentado en su versión original en el Seminario de Relaciones Colectivas de
la Federación de Municipios de Cataluña), pues se trata de una de las escasas
aportaciones que, desde un enfoque predictivo de impactos y apoyado en análisis
comparativos y estadísticos, existe en nuestra literatura especializada sobre
tan relevante objeto. Lo que aquí sigue es un resumen del trabajo citado,
acompañado de un PDF donde el lector interesado puede consultar el estudio en
su integridad. Esperemos que esta importante contribución ayude a sensibilizar
a los responsables políticos, directivos y técnicos de recursos humanos del
sector público sobre la agenda de planificación que deberán acometer con
carácter inmediato para enfrentarse a tales desafíos estratégicos que ya no
admiten ningún aplazamiento.
Por Mikel Gorriti Bontigu (1). La Mirada Institucional.- Abordar el reto de las jubilaciones masivas a las que están abocadas todas las
administraciones públicas (AAPP) en los próximos años pasa,
necesariamente, por tener alguna estrategia para gestionar vacantes. La marcha masiva de personal debe
concebirse como una oportunidad para no ofertar empleo público innecesario,
para rediseñar el que la demanda social exija, y para crear los que ella y la
automatización de las tareas administrativas identifiquen. Sólo teniendo esto
hecho con carácter previo se dispondrá de criterio para utilizar de forma inteligente
las vacantes que se vayan produciendo. Esto se concreta en saber: a) qué puestos debo diseñar: b) cuáles tengo que rediseñar; y c) cuáles no reponer. La jubilación solo debe activar un diseño ya realizado, no debe ser la que desencadene este
proceso, lo importante es la consciencia no la urgencia.
Corroboradas por distintos autores, las
nuevas exigencias de la ciudadanía en relación con la naturaleza servicial de
las AAPP serán las siguientes: a) las AAPP o son de utilidad social o no
serán; b) debe prevalecer la agilidad y la
flexibilidad en la gestión organizativa y de recursos humanos, no la rigidez normativa, y ella debe
ser servidora de estos fines y no tanto un corsé para su gestión; c) es evidente la necesidad de realizar un
rediseño organizativo de las AAPP, su concepción es antigua y no sincrónica con las nuevas realidades del
trabajo; d) los líderes públicos deben centrar sus esfuerzos en motivar a sus empleados
para acometer los retos del futuro con una base axiológica de servicio público. Las AAPP deben dedicar
esfuerzos e imaginación para conseguir la efectiva igualdad de género
tanto en sus diseños organizativos como en sus procesos de gestión de RRHH. Toda selección de empleados públicos
debe tener como objetivo la predicción demostrada de un desempeño eficaz y
hacerlo en condiciones de igualdad. Las AAPP son responsables de evitar la descapitalización por la fuga
del conocimiento experto o por la no captacion del talento joven
altamente especializado. Por último, parece una
evidencia que el análisis de multitud de datos es una realidad imprescindible
para cumplir con los valores públicos, de ahí la necesidad de incorporar
puestos de analistas de big data en las RPT’s de las AAPP.
El documento que se adjunta describe posibles puestos de futuro y sus
destrezas necesarias. También hace una prospectiva de los puestos que serán
innecesarios. Por último identifica los algoritmos que dos de los principales
estudios de automatización han usado para objetivar la automatización.
La Administración Pública no es una organización sincrónica con los avances tecnológicos de la
sociedad; es más, no es difícil que sea la última en incorporar las novedades que las nuevas
tecnologías pueden aportar. Eso
es mala noticia para la propia Administración Pública, pero peor para la
ciudadanía. Hay varios condicionantes propios de lo público que conviene
recordar: sólo se automatiza lo que está bien definido y decidido. ¿Cuántas
administraciones tienen información exhaustiva y detallada de sus procesos como
para generar la información necesaria para su automatización? Automatizar
procesos no tiene sentido si no se pretende obtener una ganancia relativa a la
eficiencia o a la eficacia. Estos criterios no están claros en las AAPP porque
tampoco está claro que la eficacia y la eficiencia sean sus únicas metas. Optar
por la automatización aboca hacia un modelo gerencialista cuyas condiciones de
existencia son la burocracia abierta y la separación de las carreras de los
políticos y los empleados públicos. Esto es raro en las AAPP españolas, muy
identificadas con el modelo corporativo que se caracteriza por burocracia
cerrada (muy normativizada) y donde la carrera de los funcionarios está
solapada con la carrera de los políticos o condicionada por ella.
Es muy probable que al optar por la automatización de los procesos de las
AAPP nos encontremos no con la desaparición de puestos sino con la necesidad de
su rediseño. Si optamos por automatizar tareas,
la realidad será que muchos puestos las compartan con máquinas y la labor
del/la empleado/a se complejice y complemente con la de las máquinas por
referirse a las competencias no automatizables. Ello exigirá un nivel educativo
mayor, demostrado o susceptible de adquirirse, por lo que la formación y la
promoción interna serán más importantes en las políticas de RRHH en la próxima
década.
La principal limitación de la automatización y el diseño de nuevos puestos
en las AAPP, a mi juicio, es el propio modelo corporativista de las AAPP del
Estado. No se puede decir que el modelo gerencialista haya triunfado por propia
voluntad de la política. Es más, hemos migrado (o pretendemos hacerlo) al
modelo de gobernanza sin haber saturado éste. La automatización es imparable por evidencia y por necesidad de
legitimidad ante la sociedad que mirará a la administración pública como un
órgano que le debe defender de la polarización del mercado de trabajo y de la
incapacidad de todos sus estratos para alcanzar la complejidad necesaria.
También como alguien que debe mirar a la formación como algo más estratégico
que como lo hace actualmente, tanto dentro de ella misma para reciclar a los
que salgan desubicados del inevitable rediseño organizativo, como para
reflexionar sobre su modelo educativo que debe preparar para una sociedad
compleja donde no solo el trabajo tal y como ahora lo concebimos será el reto
sino la salud, el ocio y la sostenibilidad.
En suma, las AAPP están abocadas a reflexionar
seriamente su modelo corporativista. Para ello puede aprovechar la ola de la
automatización y la realidad de las jubilaciones masivas. Ambas le pueden
ayudar a diseñar un modelo de servicio público con la seguridad jurídica
necesaria para ubicarla en la realidad líquida del Siglo XXI.
(1). Este trabajo resume la
presentación realizada por el autor en el Seminario de Relaciones Colectivas de la Federación de Municipios de Cataluña en noviembre de 2018.
El artículo íntegro se puede consultar en el siguiente enlace: Los puestos de trabajo del futuro en el sector
público_Gorriti_marzo_2019
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