El tuk-tuk es un medio de transporte público popular en países de Asia |
Como es lógico, esta revolución de la movilidad provoca
disfunciones añadidas a la guerra de taxistas contra las VTC, con quejas de
peatones sobre el peligro de los patinetes, protestas de ciclistas por el
riesgo que provocan los automóviles, disconformidad de los conductores con los
nuevos carriles para bicicletas,… disgustos varios de usuarios de aceras y
calles con la concurrencia de otros usuarios. Pero ello no queda aquí, ya que
también hay consecuencias graves, como los cada vez más frecuentes atropellos
de ciclistas, los primeros accidentes de patinetes y los diversos
arrollamientos de peatones en las aceras.
Regulación vs hiperregulación
Ante tal situación, rápidamente se ha intentado dar
soluciones y se ha hecho desde los Ayuntamientos, comenzando a regular el uso
de estos vehículos de movilidad personal. La Dirección General de Tráfico se ha
considerado ajena a la regulación de esta materia, por lo que se ha limitado a
formular una propuesta de criterios (Instrucción 16/V-124, de 3 de noviembre de
2016).
En principio no hay nada que objetar, pues ciertamente estos
temas parecen ajenos a la competencia de Estado y Comunidades Autónomas, siendo
más propios de la organización interna de municipio. Pero se ha de tener en
cuenta que ello puede generar problemas. Una misma persona en su pueblo es
vecino, pero puede trabajar en localidad diferente, asistir al médico en otra y
ser turista en varias más. Ya sabemos que la ignorancia de la Ley no exime de
su cumplimiento, ¿pero es lógico pretender que nos sepamos las ordenanzas de
movilidad de cuantos Ayuntamientos visitemos? Sinceramente creemos que hay
aspectos importantes que deben ser unificados y generalizados, aparte la labor
de difusión que las Administraciones deben hacer para que los ciudadanos sean
conscientes de las nuevas ventajas y riesgos que pueden encontrar en las
calles.
Lo que sí está claro es que la regulación de los novedosos
dispositivos de transporte no puede suponer una hiperregulación monstruosa como
la del taxi, pues es un elemento a considerar que la sobreabundancia de
regulación administrativa conlleva la multiplicidad de obligaciones y amenazas
de sanción, que generan incumplimientos frecuentes, cuando no la proliferación
de mafias.
En consecuencia, normas claras y las necesarias, no más.
Transportes públicos gratuitos
Por último, no se puede hablar de movilidad urbana sin
dedicar una mención al transporte público colectivo. Si los usuarios contaran
con un transporte público eficiente, económico y cómodo, lo usarían más, lo que
permitiría abaratar su coste, además de aminorar los problemas de circulación,
aparcamiento, contaminación, accidentes… Pero esta es otra historia, en la que
merece tomar en consideración la reciente propuesta del profesor Sosa Wagner en
este mismo foro (véase “Transportes públicos: ¿gratuitos?”, del 21 de enero).
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